jueves, 10 de diciembre de 2020

Reflexión 345: Ahogados en Dios

 



Reflexiones diarias sobre la Divina Misericordia
365 días con santa Faustina

Reflexión 345: Ahogados en Dios

¿Alguna vez te sumerges en Dios? Esta es una experiencia rara e incluso inexistente para la mayoría de las personas. Empaparse o ahogarse en Dios significa que te sumerges tan profundamente en la oración que es como si estuvieras perdido en Su presencia. Cuando esto sucede, el Señor se apodera de ti por completo y posee tu alma para ese momento. Puede que no permanezcas así y pronto vuelvas a tus pecados, pero los momentos de pura contemplación son tesoros en esta vida más allá de cualquier otra cosa. Es una forma en que Dios te da una probada de Su gloria para que te quedes deseándolo aún más (Ver Diario # 1669).

Considere la cuestión de si alguna vez se ha dejado llevar tanto por la presencia de Dios que pierde la noción del tiempo y el espacio. Es como si fueras transportado al Corazón de Cristo y descansaras en Su seno. Si nunca ha entrado en esta profundidad de la oración, sepa que le espera. El amor del Señor es tan profundo y tan perfecto que, cuando lo experimentes, volverás por más a menudo que puedas.

Señor, llévame a tu presencia. Ayúdame a conocerte a Ti y a Tu perfecto amor. Ayúdame a experimentarte en perfecta adoración y alabanza. Que pueda recibir un destello de Tu gloria y saborear ese deleite para siempre. Jesús, en Ti confío.

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