jueves, 28 de noviembre de 2019

NOV 27 Santo Evangelio del Día 28 de noviembre

DE LA FERIA

Simple

(ornamentos verdes)


Me invocareis y os escucharé benignamente:
y os haré volver de todos los lugares 
de vuestro cautiverio
(Jeremías XIX, 14)



Lección
Hermanos: No dejamos de rogar por vosotros desde el día que lo oímos, y de pedir que lleguéis al pleno conocimiento de su voluntad con toda sabiduría e inteligencia espiritual, para que viváis de una manera digna del Señor, agradándole en todo, fructificando en toda obra buena y creciendo en el conocimiento de Dios; confortados con toda fortaleza por el poder de su gloria, para toda constancia en el sufrimiento y paciencia; dando con alegría gracias al Padre que os ha hecho aptos para participar en la herencia de los santos en la luz. Él nos libró del poder de las tinieblas y nos trasladó al Reino del Hijo de su amor, en quien tenemos la redención: el perdón de los pecados.
Colosenses I, 9-14


Evangelio
En aquel tiempo. Dijo Jesús a sus discípulos: Cuando veáis, pues, la abominación de la desolación, predicha por el profeta Daniel, instalada en el lugar santo —el que lee, entiéndalo—, entonces los que estén en Judea, huyan a las montañas; quien se encuentre en la terraza, no baje a recoger las cosas de la casa; quien se encuentre en el campo, no vuelva atrás para tomar su manto. ¡Ay de las que estén encintas y de las que críen en aquel tiempo! Rogad, pues, para que vuestra huida no acontezca en invierno ni en día de sábado. Porque habrá, entonces, grande tribulación, cual no la hubo desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá más". Y si aquellos días no fueran acortados, nadie se salvaría; mas por razón de los elegidos serán acortados esos días. Si entonces os dicen: "Ved, el Cristo está aquí o allá", no lo creáis. Porque surgirán falsos cristos y falsos profetas, y harán cosas estupendas y prodigios, hasta el punto de desviar, si fuera posible, aun a los elegidos. ¡Mirad que os lo he predicho! Por tanto, si os dicen: "Está en el desierto", no salgáis; "está en las bodegas", no lo creáis. Porque, así como el relámpago sale del Oriente y brilla hasta el Poniente, así será la Parusía del Hijo del Hombre. Allí donde esté el cuerpo, allí se juntarán las águilas". "Inmediatamente después de la tribulación de aquellos días el sol se oscurecerá, y la luna no dará más su fulgor, los astros caerán del cielo, y las potencias de los cielos serán conmovidas. Entonces aparecerá en el cielo la señal del Hijo del Hombre, y entonces se lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo con poder y gloria grande. Y enviará sus ángeles con trompeta de sonido grande, y juntarán a los elegidos de Él de los cuatro vientos, de una extremidad del cielo hasta la otra". "De la higuera aprended esta semejanza: cuando ya sus ramas se ponen tiernas, y sus hojas brotan, conocéis que está cerca el verano. Así también vosotros cuando veáis todo esto, sabed que está cerca, a las puertas. En verdad, os digo, que no pasará la generación ésta hasta que todo esto suceda. El cielo y la tierra pasarán, pero las palabras mías no pasarán ciertamente". 

Mateo XXIV, 15-35



Catena Aurea

San Jerónimo

Esto que dice: "El que lee entienda", se expresa para que busquemos el sentido místico. Leemos, pues, en Daniel de este modo: "Y en medio de la semana cesará el sacrificio y las ofrendas; y en el templo habrá abominación de desolaciones hasta la consumación del tiempo, y la consumación se dará sobre la soledad" ( Dn 9,27).


San Agustín, epistola, 80

Se lee en San Lucas: "Y habrá grande aflicción sobre la tierra, e ira contra este pueblo; y caerán degollados unos, y serán llevados cautivos por los gentiles otros" ( Lc 21,23-24). Y después Josefo, que escribió la historia de los judíos, dice que sucedieron a este pueblo unos males tan grandes, que apenas pueden creerse; por esto se ha dicho con razón que no hubo semejante tribulación desde el principio del mundo, ni la habrá. Pero aunque en tiempo del Anticristo acaso la habrá igual o mayor, por lo dicho respecto de este pueblo debe entenderse que no será para ellos de tal magnitud. Así pues, aunque ellos reciban al Anticristo muy grandemente y de manera singular, en aquel tiempo experimentaron una tribulación mayor que la que habrá de acontecer.


San Agustín, de diversis quaestionibus octoginta tribus liber, 77

El Señor nos advierte aquí, para nuestra inteligencia, que los hombres malvados pueden hacer ciertos milagros que no pueden hacer los buenos. Mas no por ello han de ser considerados como en lugar preferido por Dios, pues los magos de Egipto no eran más aceptos a Dios que el pueblo de Israel, porque este pueblo no podía hacer lo que aquéllos hacían, aunque Moisés pudo obrar cosas mayores por virtud divina. No se encomiendan a todos los buenos estas cosas maravillosas, para que no sean engañados los débiles con el perjudicial error de creer que en tales hechos hay mayores dones que en las obras de justicia, por las que se consigue la vida eterna. Pues cuando los magos obran cosas que algunas veces no pueden obrarlas los buenos, lo hacen con diverso poder. Aquéllos lo hacen buscando su gloria; éstos buscando la gloria de Dios. Aquéllos lo hacen con potestad concedida según su orden, para algún negocio o beneficio, como privados; éstos lo hacen públicamente y por mandato de aquél a quien están sujetas todas las criaturas. Pues de distinto modo da el posesor su caballo al soldado cuando es obligado, y de distinto modo lo entrega al comprador o a aquél a quien lo regala o lo presta. Y de la misma manera que la mayor parte de los soldados, a los cuales condena la disciplina imperial, amedrentan a algunos posesores simulando órdenes de su emperador, y les arrebatan violentamente lo que no está mandado por autoridad pública; así algunas veces los malos cristianos, ora cismáticos, ora herejes, por el nombre de Jesucristo, o por las palabras, o por los sacramentos cristianos, exigen algo de las potestades. Mas cuando obedecen a las órdenes de los malos, obedecen para seducir a los hombres, en cuyo error se alegran. Por lo cual, de una manera obran los milagros los magos, de otra los buenos cristianos y de otra los malos cristianos. Los magos por contratos ocultos, los buenos cristianos por la pública justicia; los malos cristianos por la simulación de la justicia pública. Y aun esto no debe causarnos admiración, porque todas las cosas que se hacen visiblemente, aun por las potestades inferiores de los aires, no es absurdo creer que pueden hacerse.


San Hilario, in Matthaeum, 26

Indica la gloria de su venida por la oscuridad del sol, por el eclipse de la luna y por la caída de las estrellas, pues sigue diciendo: Y la luna no dará su lumbre, y las estrellas, caerán del cielo.


Orígenes, in Matthaeum, 30

Verán, pues, con los ojos del cuerpo al Hijo del hombre en forma humana, que vendrá en las nubes del cielo, esto es, desde lo alto, porque así como cuando se transfiguró, la voz vino de una nube ( Mt 17), así sucederá también cuando vendrá otra vez en forma gloriosa; y no tan solamente sobre una nube, sino sobre muchas, que serán su vehículo. Y a la verdad, si cuando el Hijo de Dios subía a Jerusalén, los que le amaban tendieron sus vestiduras en el camino para que no tocase el suelo ( Mt 21), y ni aun querían que pisara la tierra el asnillo que le llevaba, ¿debe sorprendernos que el Padre y Dios de todas las cosas extienda las nubes celestes debajo del cuerpo de su Hijo, cuando descienda a la obra de la consumación del mundo? Mas podrá decirse: que así como en la creación del hombre tomó Dios el lodo de la tierra y formó al hombre, así también para revelar la gloria de Jesucristo, vistió el Señor del cielo un cuerpo celestial, primero en la transfiguración sobre una nube esplendorosa; y después en la consumación del mundo, lo exhibirá sobre nubes brillantes, por lo cual son llamadas nubes del cielo, de la misma manera que el barro es llamado de la tierra. Y es muy justo que el Padre conceda tales y tan admirables cosas a su Hijo que se humilló, y por esta causa le exaltó, no sólo según el espíritu, sino que también en cuanto al cuerpo, para que viniese sobre tales nubles. Y quizá sobre nubes dotadas de razón, para que no fuese irracional el vehículo del Hijo del hombre glorificado. Y ciertamente, vino Jesús primeramente con el poder, por el cual obraba los milagros y los prodigios en el pueblo. Mas todo aquel poder, en comparación de la gran majestad con que ha de venir en el fin del mundo, era pequeño, pues era el poder del que se anonada a sí mismo. Y es consiguiente que se transforme en mayor gloria que en la que se transformó en el monte, porque entonces se transformó en presencia de tres hombres tan solamente, mas en el fin del mundo, aparecerá rodeado de mucha gloria, para que todos le vean glorificado.


San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 76,4

Mas esto se refiere a que el Señor llama a los escogidos por medio de los ángeles, al honor de los escogidos: pues, San Pablo ( 1Ts 4,16) dice que serán arrebatados en las nubes, porque los ángeles congregarán a aquéllos que en verdad hayan resucitado, mas las nubes recibirán a los congregados.


Remigio

Y los ignorantes, ciertamente, refieren estas palabras a la destrucción de Jerusalén, y opinan como dicho a aquella generación, que vio la pasión de Jesucristo, el que no había de pasar antes de que aconteciese la destrucción de aquella ciudad. Mas no sé si palabra por palabra podrán explicarlo, por aquello que dice: "No quedará aquí piedra sobre piedra" ( Mt 24,2), hasta aquello: "Cerca está a las puertas" ( Mt 24,33), porque tal vez en algunos lugares podrán, mas en otros absolutamente no podrán.






Sea todo a la mayor gloria de Dios.

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