lunes, 12 de marzo de 2018

La nueva serie de CNN, “Papa: el hombre más poderoso de la historia”, comete pecados de omisión

POPE





Lo que falta es una visión equilibrada de todo lo bueno que ha derivado de la existencia de la Iglesia.
Dado el tratamiento descuidado de los medios de comunicación sobre los hechos en los últimos años, la mera idea de que un canal de noticias por cable emita una serie documental sobre el papado es suficiente para crear escalofríos en la espalda de cualquier católico. Por suerte, el primer episodio de las seis partes de la serie de CNN The Most Powerful Man in History [El Papa: el hombre más poderoso de la historia], no es ni de lejos tan mala como podría haber sido. Por supuesto, también le queda mucho para ser buena.

Una crítica inevitable a la series es que con más de 5.200 obispos, 416.000 sacerdotes, 44.000 diáconos, 54.000 hermanos religiosos y 10.000 monjas disponibles para hablar, los creadores de la serie se las arreglaron para buscar a un miembro oficial de la Iglesia, y solamente uno, el cardenal Donald Wuerl, arzobispo de Washington. Y aun así, Su Eminencia recibe solamente un puñado de frases.

El resto de las opiniones en pantalla pertenecen al grupo habitual de escépticos y académicos progresistas, la mayoría no católicos, que aparecen con tanta frecuencia en este tipo de cosas. Porque, si uno quiere explorar una parte tan importante del catolicismo como es el papado, ¿para qué molestarse en preguntar a un gran número de católicos? Claro.


A pesar de ello, la serie no se lanza de lleno a hacer declaraciones que rezuman anticatolicismo, que era una preocupación posible. El primer episodio empieza, bastante apropiadamente, con Pedro, cuya primacía como primer obispo de Roma pasa, sorprendentemente, sin discusión.

De hecho, la catolicidad de la Iglesia primitiva se presenta casi como una obviedad. En uno de los momentos más interesantes del programa, los documentalistas reciben permiso para entrar en la biblioteca del monasterio de la iglesia del Santo Sepulcro para ver, no tocar, la copia más antigua que existe de la Didaché.

Este documento escrito en el siglo I es básicamente un catecismo y contiene unas enseñanzas e instrucciones que la mayoría de los católicos actuales encontrarían familiares (o así debería ser).

Sin embargo, después de esto, la serie se salta unos cuantos cientos de años y unos 16 Papas hasta tiempos de Constantino, donde aborda la conversión del emperador romano al cristianismo. Luego, el tiempo salta a través de la invasión lombarda de Italia, el auge de Carlomagno y, por fin, se queda en las Cruzadas. Como era de esperar, aquí el documental se pone más selectivo con los hechos que presenta.

Hay algo de palabrería sobre las intenciones piadosas iniciales de los cruzados, pero la narrativa cierra el foco rápidamente sobre el salvajismo de sus posteriores acciones, así como el heroísmo de musulmanes como Saladino, primer sultán de Egipto y Siria. Debatiendo sobre incidentes como las masacres de Renania, un comentarista nos asegura que la historia de dos mil años de la Iglesia está repleta de crímenes y tragedias de este tipo.

No es que la afirmación sea forzosamente falsa. En un mundo poblado por pecadores, es razonable que la Iglesia haya tenido su buena porción de ellos. No obstante, lo que falta en el somero examen histórico de esta serie es una mirada equilibrada sobre todo lo bueno que ha derivado de la existencia de la Iglesia. Habría estado bien dedicar algunos minutos, por lo menos, al cuidado de los pobres por parte de la Iglesia, además de sus contribuciones a la alfabetización, la ciencia, la medicina, el arte, la cultura y la filosofía.

Sin embargo, el interés final de la serie no se centra en estas cosas. Si el enfoque del primer episodio sirve de indicación alguna, el resto de la serie no va a ser tanto sobre el desarrollo de la Iglesia o el papado en sí, sino del lugar general de la Iglesia en la estructura de poder del mundo en momentos clave de la historia. Los episodios siguientes tienen títulos como “Los Papas de tiempos de guerra” y “Valor, cambio y papado moderno”. En resumen, es probable que la serie se centre exactamente en lo que uno esperaría de un canal de noticias por cable estadounidense: política. Después de todo, ese es el dios al que adoran de verdad.

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