“Pidamos que nos conceda mirarlo con el amor con el cual María lo contempló.”
– (Benedicto XVI)
“Mi Cristo roto no tiene cara. Él me dijo: “Tienes que ponerme la cara del blasfemo, del ladrón, del borracho, del asesino, del vicioso… ¿No ves que he dado la vida por todos? ¡Por todos! ”
(Ramón Cue)
“El mundo está en llamas: ¿Deseas apagarlas? Contempla la cruz: del Corazón abierto brota la sangre del Redentor, sangre capaz de extinguir las mismas llamas del infierno. Mediante la fiel observancia de los votos, mantén tu corazón libre y abierto; entonces rebosarán sobre él los torrentes del amor divino, haciéndolo desbordar fecundamente hasta los confines de la tierra.”
(Santa Teresa Benedicta de la Cruz)
“Y tú, hombre redimido, considera quién, cuál y cuán grande es éste que está pendiente de la cruz por ti. Su muerte resucita a los muertos, su tránsito lo lloran los cielos y la tierra, y las mismas piedras, como movidas de compasión natural, se quebrantan. ¡Oh corazón humano, más duro eres que ellas, si con el recuerdo de tal víctima ni el temor te espanta, ni la compasión te mueve, ni la compunción te aflige, ni la piedad te ablanda!”
(San Buenaventura)
“De este divino Corazón manan sin cesar tres arroyos: el primero es el de la misericordiapara con los pecadores, sobre los cuales vierte el espíritu de contrición y de penitencia; el segundo es el de la caridad, en provecho de todos los aquejados por cualquier necesidad y, principalmente, de los que aspiran a la perfección, para que encuentren la ayuda necesaria para superar sus dificultades; del tercer arroyo manan el amor y la luz para sus amigos ya perfectos, a los que quiere unir consigo para comunicarles su sabiduría y sus preceptos, a fin de que ellos a su vez, cada cual a su manera, se entreguen totalmente a promover su gloria.”
(Santa Margarita María de Alacoque)
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