«Felices los que son perseguidos por practicar la justicia, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos» (Mt 5, 10) Esa promesa nos hizo Jesús en el sermón de la montaña. Es parte de una de las bienaventuranzas que proclamó sobre el monte Sinaí.
La vida actual nos da mil y una posibilidades de vivir esta promesa. De ser perseguidos (en mayor o menor medida) por practicar la justicia. Un ejemplo de la “menor medida”. Un joven estudiante de medicina en Argentina estaba cursando una materia en una universidad pública. En medio de la clase, el profesor comienza a hablar mal de la fe católica y a burlarse de algunas de sus creencias. El joven, con mucha tranquilidad, levanta la mano y dice: «más respeto por favor. Hay católicos en el aula». El profesor se calló y continuó con la lección. Al finalizar la clase, el profesor lo llama aparte y le dice: –«¿su nombre?», a lo que el joven responde con naturalidad. Luego el profesor añade: –«sepa usted que mi curso no lo va a aprobar–. Acababa de comenzar el semestre. No sabía ni cómo se llamaba el valiente joven que salió a defender lo suyo, pero ya le había hecho una cruz roja en la lista. Feliz de esa persona. Feliz, porque a él le pertenece el Reino de los Cielos.
La película que me trajo a memoria esta bienaventuranza está basada en hechos reales. Se llama «Truth» (“Conspiración y poder” en español) y está protagonizada por Cate Blanchett, Robert Redford, Dennis Quaid, Elizabeth Moss y Topher Grace; y fue el debut como director de James Vanderbilt.
La trama es la siguiente. Mary Mapes es una periodista exitosa de estados unidos que produce el programa de periodismo investigativo más prestigioso del país: 60 minutes Wednesday. Durante la campaña presidencial de 2004, su equipo de trabajo, compuesto por Mike Smith (T. Grace), Lucy Scott (E. Moss), Roger Charles (D. Quaid) y el conductor del programa Dan Rather (R. Redford) investigan sobre los documentos Killian, que acusaban al presidente Bush (candidato a presidente) de haber recibido “tratamiento preferencial” (e ilegal) durante su servicio militar obligatorio en las fuerzas armadas.
La película es dinámica, tiene muchos puntos de tensión y las actuaciones son realmente muy buenas. La considero una película apostólica no por el modelo de gente que en ella se exhibe, sino por las imágenes gráficas que ella provee para que después se debata sobre el ser perseguido por querer decir la verdad. ¿Somos conscientes de que esto pasa a nuestro alrededor?
1. Va a haber gente que se opone
Las mentiras son como Drácula: no quieren la luz del sol, de la verdad. Cuando una persona, sea la que sea, sale al público queriendo decir una verdad, casi siempre se despierta una fuerza contraria que no quiere que la luz de esa verdad llegue a los demás, que quiere apagar ese resplandor. Hoy en día los ejemplos más concretos están en relación con temas como el aborto, el matrimonio entre varón y mujer, las prácticas eutanásicas y las relaciones sexuales. Se silencia a todo que quiera decir algo en contra de esos temas. Un ejemplo de persona (aunque no profese nuestra fe) que se planta en contra del mundo, que es perseguido por “practicar la justicia” es Ben Shapiro. En la película, Mary y su equipo son constantemente agredidos por querer mostrar una verdad objetiva, algo que realmente pasó. El problema de Mary es que no sabe que Dios le hizo una promesa. No sabe que ella, por ser perseguida, podría ser dueña del Reino de los Cielos. ¡Qué no se pierda esa conciencia! Dios nunca habla de más, todas sus palabras son para que el hombre se alimente de ellas, nutra su alma. Si se le promete el Reino de los Cielos a los perseguidos, ¡es porque es así!
2. Va a suponer elecciones
3. No es fácil
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