domingo, 20 de octubre de 2019

SAN JUAN CANCIO Confesor

SAN JUAN CANCIO
Confesor

n. 23 de junio de 1390 en Kenti, Polonia;
† 24 de diciembre de 1473 en Cracovia, Polonia

SAN JUAN DE KENTI, Confesor

Mis amados, os conjuro a que os abstengáis
como extranjeros y peregrinos,
de los deseos carnales que combaten contra el alma.
(1 Pedro 2, 11)

  • San Juan Cancio, Presbítero y Confesor, que durmió en el Señor a 24 de Diciembre.
  • En la ciudad de Avia, cerca de Áquila de los Vestinos, el triunfo de san Máximo, Levita y Mártir, que, llevado del deseo del martirio, se presentó públicamente a los perseguidores que le buscaban; y después de su constante respuesta, suspendido y torturado en el ecúleo, luego apaleado y por último precipitado de un lugar alto, acabó la vida.
  • En Agen de Francia, san Caprasio, Mártir, el cual, habiéndose ocultado en una cueva por huir de la furia de la persecución, oyendo contar cómo luchaba por Cristo la Virgen santa Fe, animado él también a padecer, pidió al Señor que, si le juzgaba digno de la gloria del martirio, hiciese brotar agua cristalina de la piedra de aquella cueva; y como cumplió el Señor su deseo, lanzóse seguro a la palestra, donde, combatiendo esforzadamente, en el imperio de Maximiano, mereció la palma del martirio.
  • En Antioquía, san Artemio, Procónsul, que habiendo desempeñado, en tiempo de Constantino el Grande, muy honrosos cargos en la milicia, por orden de Juliano Apóstata a quien echó en cara su crueldad contra los Cristianos, fue apaleado, diversamente atormentado, y por último degollado.
  • En Constantinopla, san Andrés Cretense, Monje, el cual, por el culto de las sagradas Imágenes, de orden de Constantino Coprónimo, varias veces azotado y por fin, cortado uno de los pies, entregó su espíritu.
  • En Colonia, el suplicio de las santas Vírgenes Marta y Saula, con otras muchas.
  • En Navancia de Portugal, santa Irene, Virgen y Mártir, cuyo cuerpo fue honoríficamente sepultado en la ciudad de Scálabis, que del nombre de la Santa, hasta hoy se llama Santarén.
  • En Alsitz, territorio de Reims, san Sindulfo, Confesor.
  • En Minden de Alemania, la Traslación de san Feliciano, Obispo de Foligno y Mártir; cuando fueron allí depositadas parte de sus reliquias, llevadas a Alemania desde la ciudad de Foligno en Umbría, donde el Santo había en otro tiempo padecido el martirio el 24 de Enero.
  • En París, la Traslación de los santos Mártires Jorge, Diácono, y Aurelio, desde la ciudad de Córdoba en España, donde ambos, con otros tres compañeros, habían consumado antes el martirio a 27 de Julio.
Y en otras partes, otros muchos santos Mártires y Confesores, y santas Vírgenes.

R. Deo Gratias.

SAN JUAN DE KENTI
Confesor

Llevaba este santo la caridad hasta el extremo de despojarse de sus propias vestiduras para cubrir a los indigentes. Viajó cuatro veces a Roma para visitar las tumbas de los santos Apóstoles y dar testimonio de su adhesión a la Santa Sede. En una de estas peregrinaciones, topó con unos ladrones que, después de haberle tomado su dinero, le preguntaron si no tenía nada más. Respondió él que no; pero, recordando enseguida que tenía algunas monedas de oro cosidas en su manto, llamó a los malhechores y se las entregó. Impresionados éstos por su candor y su generosidad, le devolvieron lo que le habían tomado. Habitualmente llevaba cilicio, dormía y comía lo menos posible. Murió a la edad de 77 años, en 1473. Su memoria es objeto de gran veneración en Polonia y Lituania.



MEDITACIÓN
NUESTRA VIDA ES UNA PEREGRINACIÓN

I. El cielo es nuestra patria, la tierra es el lugar de nuestra peregrinación o, más bien, de nuestro exilio. No hacemos más que pasar por este mundo, como un viajero pasa por la hostería; después de nuestra muerte ya no se piensa en nosotros. ¿Por qué, pues, amamos tanto este destierro? ¿Por qué tenemos tan poco amor por nuestra patria? Piensa a menudo en el cielo en donde Dios, que es tu Padre, te espera. Todos los días prepárate para la muerte en la cual desemboca el camino de esta vida.

II. Un viajero no se recarga de cosas inútiles, no edifica casa en los lugares por donde pasa, no se afana por aparecer con magnificencia en ellos. Estas riquezas, estos honores, te estorban y retrasan tu marcha. ¿Por qué tomar como estables los bienes de la tierra? En el cielo es donde debes edificar una morada y acumular tesoros, porque allí es donde debes habitar eternamente. El hombre es tanto más feliz en esta vida, cuanto más sabe aligerarse mediante la pobreza y no suspira tras el peso de las riquezas (Minucio Félix).

III. Los lugares más agradables no retienen al viajero: atráele su patria con tantos encantos que todo el resto le fastidia. ¿Por qué te detienes tú en los placeres de esta vida? Piensa en los del cielo. Si Dios te envía aflicciones, es para que el mundo no te seduzca con sus atractivos. Sírvete del mundo, pero no te dejes encadenar por él. La vida es una hostería; no has entrado en ella sino para salir (San Agustín).

El desapego a las riquezas
Orad por los peregrinos


ORACIÓN
Haced, os lo suplicamos Señor, que avanzando a ejemplo de San Juan, en la ciencia de los santos, y dando testimonio como él de una gran misericordia para con el prójimo, obtengamos, por sus méritos, hallar gracia ante Vos.
Por J. C. N. S.



Fuentes: Martirologio Romano (1956), Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J., Tomo IV; Patron Saints Index.









Sea todo a la mayor gloria de Dios.

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