miércoles, 31 de marzo de 2021

Liturgia de la Palabra:


 



Liturgia de la Palabra:

01/04/2021
Jueves Santo - Semana Santa - Cena del Señor.
PRIMERA LECTURA
Prescripciones sobre la cena pascual.
Lectura del libro del Éxodo 12, 1-8. 11-14
En aquellos días, dijo el Señor a Moisés y a Aarón en tierra de Egipto:
- «Este mes será para vosotros el principal de los meses; será para vosotros el primer mes del año. Decid a toda la asamblea de Israel: "El diez de este mes cada uno procurará un animal para su familia, uno por casa. Si la familia es demasiado pequeña para comérselo, que se junte con el vecino más próximo a su casa, hasta completar el número de personas; y cada uno comerá su parte hasta terminarlo.
Será un animal sin defecto, macho, de un año, lo escogeréis entre los corderos o los cabritos.
Lo guardaréis hasta el día catorce del mes, y toda la asamblea de los hijos de Israel lo matará al atardecer”. Tomaréis la sangre y rociaréis las dos jambas y el dintel de la casa donde lo comáis. Esa noche comeréis la carne, asada a fuego, y comeréis panes sin fermentar y hierbas amargas.
Y lo comeréis así: la cintura ceñida, las sandalias en los pies, un bastón en la mano; y os lo comeréis a toda prisa, porque es la Pascua, el paso del Señor.
Yo pasaré esta noche por la tierra de Egipto y heriré a todos los primogénitos de la tierra de Egipto, desde los hombres hasta los ganados, y me tomaré justicia de todos los dioses de Egipto. Yo, el Señor.
La sangre será vuestra señal en las casas donde habitáis. Cuando yo vea la sangre, pasaré de largo ante vosotros, y no habrá entre vosotros plaga exterminadora, cuando yo hiera ala tierra de Egipto.
Este será un día memorable para vosotros; en él celebraréis fiesta en honor del Señor. De generación en generación como ley perpetua lo festejareis».
Palabra de Dios.

SALMO RESPONSORIAL 115, 12-13. 15-16bc. 17-18
R. El cáliz de la bendición es comunión con la sangre de Cristo.
¿Cómo pagaré al Señor
todo el bien que me ha hecho?
Alzaré la copa de la salvación,
invocando el nombre del Señor. R.
Mucho le cuesta al Señor
la muerte de sus fieles.
Señor, yo soy tu siervo,
hijo de tu esclava;
rompiste mis cadenas. R.
Te ofreceré un sacrificio de alabanza,
invocando el nombre del Señor.
Cumpliré al Señor mis votos
en presencia de todo el pueblo. R.

Liturgia de las horas P. Paco Rebollo SIERVOS DEL DIVINO AMOR. OFICIO DE LECTURA, LAUDES, HORAS INTERMEDIAS, VÍSPERAS Y COMPLETAS. 1 DE ABRIL JUEVES SANTO

 




Del Propio del tiempo. Salmos y antífonas del viernes III del Salterio

 

OFICIO DE LECTURA

 

INVITATORIO

 

Si ésta es la primera oración del día:

 

V. Señor abre mis labios

R. Y mi boca proclamará tu alabanza

 

Se añade el Salmo del Invitatorio con la siguiente antífona:

 

Ant. A Cristo, el Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros murió, venid, adorémosle.

 

Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA

 

Venid, aclamemos al Señor,

demos vítores a la Roca que nos salva;

entremos a su presencia dándole gracias,

aclamándolo con cantos.

 

Porque el Señor es un Dios grande,

soberano de todos los dioses:

tiene en su mano las simas de la tierra,

son suyas las cumbres de los montes;

suyo es el mar, porque él lo hizo,

la tierra firme que modelaron sus manos.

 

Venid, postrémonos por tierra,

bendiciendo al Señor, creador nuestro.

Porque él es nuestro Dios,

y nosotros su pueblo,

el rebaño que él guía.

 

Ojalá escuchéis hoy su voz:

«No endurezcáis el corazón como en Meribá,

como el día de Masá en el desierto;

cuando vuestros padres me pusieron a prueba

y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.

 

Durante cuarenta años

aquella generación me repugnó, y dije:

Es un pueblo de corazón extraviado,

que no reconoce mi camino;

por eso he jurado en mi cólera

que no entrarán en mi descanso»

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. A Cristo, el Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros murió, venid, adorémosle.

 

Si antes se ha rezado ya alguna otra Hora:

 

V. Dios mío, ven en mi auxilio

R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

 

Himno: ¡TRISTE DE MÍ QUE HE CRUZADO!

 

¡Triste de mí que he cruzado

de la vida los senderos

por largo tiempo sin veros,

ojos del Crucificado!

Mas, de vuestra luz privado,

me fue contraria la suerte...

¡Ojos muertos del Dios fuerte,

olvidad viejos agravios

y haced que os besen mis labios

en la hora de mi muerte!

 

¡Ojos de Cristo, miradme!

¡Ojos muertos, conmovedme!

¡Ojos tiernos, atraedme!

¡Ojos llorosos, bañadme!

¡Ojos sin luz, alumbradme!

¡Ojos piadosos, seguidme

por donde mi planta yerra,

y por el haz de la tierra

hacia el cielo conducidme! Amén.

 

SALMODIA

Palabra de Dios diaria. P. Francisco J. Rebollo Leòn LECTURAS DEL JUEVES SANTO DE LA CENA DEL SEÑOR 1 DE ABRIL (BLANCO) Les he dado ejemplo, para que lo que yo he hecho con ustedes, también ustedes lo hagan.

 






Misa vespertina de la Cena del Señor


Según una antiquísima tradición de la Iglesia, en este día se prohíben todas las Misas sin asistencia del pueblo.

En la tarde, a la hora más oportuna, se celebra la Misa de la Cena del Señor, con la participación de toda la comunidad local y con la intervención, según su propio oficio, de todos los sacerdotes y ministros.

Los sacerdotes que hayan celebrado ya en la Misa del Santo Crisma o por alguna razón pastoral, pueden concelebrar en la Misa vespertina. Donde lo pida el bien de la comunidad, el Ordinario del lugar puede permitir que se celebre otra Misa en la tarde en templos u oratorios públicos o semipúblicos; y en caso de verdadera necesidad, aun en la mañana, pero solamente en favor de los fieles que de ninguna manera puedan asistir a la Misa de la tarde. Téngase cuidado, sin embargo, de que estas celebraciones no se hagan en provecho de personas particulares y de que no sean en perjuicio de la asistencia a la Misa vespertina principal. La sagrada Comunión se puede distribuir a los fieles sólo dentro de la Misa; pero a los enfermos se les puede llevar a cualquier hora del día.

Los fieles que hayan comulgado en la mañana en la Misa del Santo Crisma, pueden comulgar de nuevo en la Misa de la tarde.



RITOS INICIALES Y LITURGIA DE LA PALABRA

1. El sagrario debe estar completamente vacío. Conságrense en esta Misa suficientes hostias, de modo que alcancen para la Comunión del clero y del pueblo, hoy y mañana.

ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Gal 6, 14

Debemos gloriarnos en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, porque en él está nuestra salvación, nuestra vida y nuestra resurrección, y por él fuimos salvados y redimidos.

2. Se dice Gloria. Mientras se canta este himno, se tocan las campanas. Terminado el canto, las campanas no vuelven a tocarse hasta la Vigilia Pascual, a no ser que la Conferencia Episcopal o el Ordinario dispongan otra cosa.

ORACIÓN COLECTA

Dios nuestro, reunidos para celebrar la santísima Cena en la que tu Hijo unigénito, antes de entregarse a la muerte, confió a la Iglesia el nuevo y eterno sacrificio, banquete pascual de su amor, concédenos que, de tan sublime misterio, brote para nosotros la plenitud del amor y de la vida. Por nuestro Señor Jesucristo…

LITURGIA DE LA PALABRA

Prescripciones sobre la cena pascual.

Del libro del Éxodo: 12, 1-8. 11-14

En aquellos días, el Señor les dijo a Moisés y a Aarón en tierra de Egipto: "Este mes será para ustedes el primero de todos los meses y el principio del año. Díganle a toda la comunidad de Israel: ‘El día diez de este mes, tomará cada uno un cordero por familia, uno por casa. Si la familia es demasiado pequeña para comérselo, que se junte con los vecinos y elija un cordero adecuado al número de personas y a la cantidad que cada cual pueda comer. Será un animal sin defecto, macho, de un año, cordero o cabrito.

Reflexión 90: Unidad con todos

 



Reflexiones diarias sobre la Divina Misericordia
365 días con santa Faustina

Reflexión 90: Unidad con todos

Estamos hechos para la unidad unos con otros. Cuando hay una falta de unidad, los efectos se sienten en las familias, las comunidades y entre las naciones. ¿Qué es lo que nos une más que nada? En primer lugar, estamos unidos con otras almas a través de nuestro Bautismo (Ver Diario # 391).

Piense en el hecho más básico de que comparte un vínculo inquebrantable con todas y cada una de las personas que son bautizadas en Cristo Jesús. Independientemente de si otro está abrazando o no su llamado bautismal, la unidad aún permanece. Piensa en esa unidad y aférrate a ella. Permítase ver a todos y cada uno de los bautizados como un verdadero hermano o hermana en Cristo. Esto cambiará la forma en que piensa sobre ellos y actúa con respecto a ellos.

Señor, te agradezco por la maravillosa familia que has creado a través del Sacramento del Bautismo. Te agradezco que tengo la bendición de compartir en esta familia. Ayúdame a amar a todos Tus hijos por el simple hecho de que son mis hermanos y hermanas en Ti. Jesús, en Ti confío.






Rechazando promesas vacías 31 de marzo de 2021 Miércoles de Semana Santa

 



Reflexiones diarias católicas
¡Mi vida católica!

Rechazando promesas vacías
31 de marzo de 2021
Miércoles de Semana Santa
Lecturas de hoy

Uno de los Doce, que se llamaba Judas Iscariote, se acercó a los principales sacerdotes y dijo: "¿Qué están dispuestos a darme si se los entrego?". Le pagaron treinta piezas de plata y desde ese momento buscó la oportunidad de entregarlo. Mateo 26: 14–16

El deseo de dinero puede convertirse en un poderoso incentivo para traicionar a nuestro Señor. En este pasaje del Evangelio, parece claro que la traición de Judas se basó en su deseo de dinero. Lo más probable es que tuviera algún nivel de fe en nuestro Señor, o no se habría convertido en Su discípulo. Pero incluso si Judas tuviera algún nivel de fe, su deseo de dinero parecía eclipsar la fe que pudo haber tenido.

Una de las lecciones centrales que podemos aprender de Judas es que el deseo de dinero es un poderoso incentivo para las decisiones que tomamos. Tantos de los grandes santos nos han enseñado que el camino a la santidad consiste, primero, en una purificación de todos nuestros afectos desordenados. Y dado que uno de los apegos más poderosos con el que muchos luchan es el apego al dinero, este es un deseo importante de purificar en todas nuestras vidas.

Es cierto que las posesiones materiales no son malas cuando se utilizan para el cumplimiento de la voluntad de Dios. Pero el deseo de más, de un exceso, siempre nublará nuestra capacidad de ver claramente la voluntad de Dios y vivir solo para Su gloria.

Una vez que Judas traicionó a nuestro Señor y Jesús fue arrestado, recuerde que Judas "lamentó profundamente lo que había hecho". Y durante el juicio de Jesús, Judas volvió a los principales sacerdotes y dijo: "He pecado al traicionar sangre inocente" en un aparente intento de detener el juicio. Pero la muerte de Jesús se puso en marcha y no se pudo detener. Como resultado, Judas devolvió el dinero y, con tristeza, se fue a ahorcar (véase Mateo 27: 3-5).

El deseo de Judas por el dinero nubló su pensamiento. Y su pecado le hizo lo que el pecado siempre hace. Tan pronto como cometió su pecado de traición, Judas vio las consecuencias de esa elección. Y las consecuencias lo afligieron profundamente. Aprendió que elegir el pecado termina con una promesa vacía. Se dio cuenta de que treinta piezas de plata no valían el valor de su alma. Pero, por supuesto, incluso entonces Judas podría haberse arrepentido y recibido la misericordia de Dios. Pero no lo hizo. Simplemente terminó su vida en la máxima desesperación.

Reflexione hoy sobre el testimonio de Judas. Úselo como fuente de meditación y autoexamen esta Semana Santa. ¿Qué es lo que deseas más en tu vida que a nuestro Señor? ¿Qué tentación nubla tu pensamiento y te lleva a elecciones que sabes que terminarán en el vacío? Esfuércese por erradicar cada deseo desordenado dentro de usted este día y elija sabiamente la voluntad de Dios en su lugar. No te dejes seguir creyendo las mentiras que te impiden hacer de Jesús y su santa voluntad el único enfoque de tu vida.

Mi divino Señor, Tú y solo Tú debes convertirte en el centro de mi vida. Tú y solo tú sois de gran valor en la vida. Ayúdame a deshacerme de todos los deseos terrenales de la vida para no caer en las tentaciones que conducen a promesas vacías y para abrazar las promesas verdaderas y cumplidas que vienen de Ti. Jesús, en Ti confío



R,P. Leonardo Castellani: Promesa de la Eucaristía

 Posted: 29 Mar 2021 06:58 PM PDT

 




Antes de la fiesta de Pascua, sabiendo Jesús que había llegado su hora para que pasase de este mundo al Padre, como amaba a los suyos, los que estaban en el mundo, los amó hasta el fin. Y mientras cenaban, cuando el diablo había ya puesto en el corazón de Judas, el Iscariote, hijo de Simón, el entregarlo, sabiendo que su Padre todo se lo había dado a Él en las manos, que había venido de Dios y que a Dios volvía. se levantó de la mesa, se quitó sus vestidos, y se ciñó un lienzo. Luego, habiendo echado agua en un lebrillo, se puso a lavar los pies de sus discípulos y a enjugarlos con el lienzo con que estaba ceñido. Llegando a Simón Pedro, éste le dijo: “Señor, ¿Tú lavarme a mí los pies?” Jesús le respondió: “Lo que Yo hago, no puedes comprenderlo ahora, pero lo comprenderás después. Pedro le dijo: “No, jamás me lavarás Tú los pies”. Jesús le respondió. “Si Yo no te lavo, no tendrás nada de común conmigo”. Simón Pedro le dijo: “Entonces, Señor, no solamente los pies, sino también las manos y la cabeza”. Jesús le dijo: “Quien está bañado, no necesita lavarse [más que los pies], porque está todo limpio. Y vosotros estáis limpios, pero no todos”. Él sabía, en efecto, quién lo iba a entregar; por eso dijo: “No todos estáis limpios”. Después de lavarles los pies, tomó sus vestidos, se puso de nuevo a la mesa y les dijo: “¿Comprendéis lo que os he hecho? Vosotros me decís: «Maestro» y «Señor», y decís bien, porque lo soy. Si, pues, Yo, el Señor y el Maestro, os he lavado los pies, vosotros también debéis unos a otros lavaros los pies, porque os he dado el ejemplo, para que hagáis como Yo os he hecho.   
Juan XIII, 1-15



"Domingueras Prédicas I"
R.P. Leonardo Castellani


Jueves Santo
Promesa de la Eucaristía, Devoción al Santísimo Sacramento (1965)

Dado que en el Domingo IV de Cuaresma hablé de la Institución del Santísimo Sacramento y el fundamento de nuestra fe en él, que son los textos más claros y terminantes que hay en toda la Sagrada Escritura, hoy hablaré con franqueza y sencillez de la devoción al Santísimo Sacramento: de la devoción antigua, de la devoción actual, del fundamento de la devoción.

El texto de mi sermón es muy largo para decirlo de memoria: voy a leer casi todo el cap. VI de San Juan, el Recitado-Promesa de la Eucaristía, dicho en la Sinagoga de Cafarnao después de la Primera Multipanificación. Como saben, los Galileos quisieron arrebatarlo y proclamarlo Rey, Cristo huyó a la Montaña, y a la noche vino caminando sobre las aguas en tormenta a la barca de Pedro que rumbeaba hacia Cafarnao; y allí lo encontraron las turbas que lo buscaban, al otro día, enseñando en la Sinagoga de Cafarnao; y le dijeron en tono de reproche:

-Maestro ¿cuándo viniste aquí?- queriendo decir en vez de "¿cuándo?" más bien "¿por qué?". Y allí comienza el sermón dialogado:

-En verdad os digo:
me andáis buscando
no ya precisamente por haber visto el milagro,
sino porque habéis comido del pan
y panza llena alaba a Dios.
Conseguid no la comida que perece,
mas la que permanece
hacia la vida eterna
que os dará el Hzjo del Hombre.
Dicen ellos:
-¿Qué haremos para conseguir
las obras de Dios?
Dice Jesús:
-Esta es la obra de Dios:
que creáis en aquél
que Él envió.
Dicen ellos:
-¿Qué señal haces tú
para que te veamos y creamos?
Nuestros Padres en el desierto
comieron el maná -como está escrito:
Un pan del cielo les diste a comer ...
Dice Jesús:
-De verdad os digo:
No Moisés dio a vosotros pan del cielo.
Mi Padre os da el genuino pan del cielo.
Este es el pan de Dios:
Aquel que descendió del cielo
y da la vida al mundo.
Dicen ellos:
-Seiior, danos tú siempre dése pan.
Dice Jesús:
-Y o soy el pan de vida.
Aquel que venga a mí no tendrá hambre,
y aquel que crea en mí no habrá más sed.
Y a os lo he dicho, y vosotros
me veis y no creéis.
Los que mi Padre a mí me da, a mí vienen,
y aquel que viene a mí, no lo echo afuera.
Pues descendí del cielo
no para hacer mi voluntad
sino la voluntad del que me manda.
Y ésta es la voluntad del que me manda,
Mí Padre,
que todo el que Él me dio, yo no lo pierda,
pero lo resucite
en el último día.
Esta es la voluntad
del Padre que me manda:
que todo el que ve al Hijo,
todo quien crea en Él,
tenga la vida eterna,
y yo lo he de resucitar
en el último día.

Pero murmuraban de Él los judíos porque había dicho: Yo soy el pan viviente que descendió del cielo; diciendo: "¿No es este el Jesús, el hijo de José, del cual conocemos el padre y la madre?¿ Cómo diablos dice éste: Yo descendí del cielo?"


Respondió Jesús y dijo:
-No murmuréis entre vosotros.
Ninguno puede a mí venir
sí el Padre, el que manda, no lo trae
y yo lo he de resucitar
en el último día.
En los Profetas está escrito:
serán todos docibles para Dios.
Todo aquel que es docible a Dios y aprende,
viene a mí.
No que ninguno pueda ver al Padre
sino a aquel que de Dios vino,
ése ve al Padre.
De verdad, yo os digo:
quien cree en mí, tiene la vida eterna.

Hasta aquí Cristo habla de la fe y sólo indirectamente si acaso del Sacramento de la Fe: "YO soy el pan vivo que desciende del cielo". Primero hay que comer a Cristo en la fe, después en el Sacramento; y si no se come primero en la fe, de nada sirve comerlo en el Sacramento -dice San Agustín. Pero desde aquí, comienza Cristo a hablar del Sacramento:

-Yo soy el pan de vida.
Vuestros padres en el desierto
comieron el maná, pero murieron.
Este es el pan del cielo descendido
para si alguien lo come,
ése no muera.
Y o soy el pan viviente
que desciende del cielo.
Si alguien deste pan comiere
vivirá eternamente,
y el pan que yo daré es mi carne
para la vida del mundo.

Discutían entre ellos los judíos diciéndose uno al otro:

-¿Cómo puede éste darnos
su carne de comer?
Dice Jesús:
-Verdad, verdad os digo:
Si no comiereis la carne
del Hijo del Hombre
no tendréis vida en vosotros.
El que come mi carne
y bebe mi sangre
tiene vida eterna.
Mi carne es realmente comida,
Mi sangre es realmente bebida.
El que come mi carne
y bebe mi sangre,
en mí queda y yo en él.
Como vivo mi Padre me mandó,
y yo vivo por mi Padre,
así aquel que me come,
él también vive por mí.
Este es el pan del cielo descendido,
no como comieron vuestros padres
el maná en el desierto
y después murieron.
El que come este pan
vivirá eternamente.