miércoles, 30 de octubre de 2019

OCT 29 Santo Evangelio del Día 30 de octubre


DE LA FERIA

Semidoble
(ornamentos verdes)


Vivo yo o más bien no soy yo el que vivo, 
sino que Cristo vive en mí, el cual me amó 
y se entregó a sí mismo por mi
(Gálatas II, 20)




Lección
Hermanos: Mirad que andéis con circunspección; que no sea como imprudentes, sino como prudentes; aprovechando bien el tiempo presente, porque los días son malos. Por tanto, no seáis insensatos, sino comprended cuál es la voluntad de Señor. No os embriaguéis con vino, que es causa de libertinaje; llenaos más bien del Espíritu. Recitad entre vosotros salmos, himnos y cánticos inspirados; cantad y salmodiad en vuestro corazón al Señor, dando gracias continuamente y por todo a Dios Padre, en nombre de nuestro Señor Jesucristo. Sed sumisos los unos a los otros en el temor de Cristo. 
Efesios V, 15-21


Evangelio
En aquel tiempo: Había en Cafarnaúm un funcionario real, cuyo hijo estaba enfermo. Cuando se enteró de que Jesús había venido de Judea a Galilea, fue donde él y le rogaba que bajase a curar a su hijo, porque se iba a morir. Entonces Jesús le dijo: «Si no veis señales y prodigios, no creéis.» Le dice el funcionario: «Señor, baja antes que se muera mi hijo.» Jesús le dice: «Vete, que tu hijo vive.» Creyó el hombre en la palabra que Jesús le había dicho y se puso en camino. Cuando bajaba, le salieron al encuentro sus siervos, y le dijeron que su hijo vivía. Él les preguntó entonces la hora en que se había sentido mejor. Ellos le dijeron: «Ayer a la hora séptima le dejó la fiebre.» El padre comprobó que era la misma hora en que le había dicho Jesús: «Tu hijo vive», y creyó él y toda su familia.
Juan IV, 46-52



Catena Aurea

San Agustín, In Ioannem tract., 16

Allí, pues, creyeron en El sus discípulos cuando convirtió el agua en vino. Y estando la casa llena de invitados, y siendo el milagro tan grande, no creyeron en El sino los discípulos. Por esta causa retorna a aquella ciudad, a saber: para que ahora crean los que no creyeron por las razones primeras.


Teofilacto

Nos recuerda el evangelista el milagro realizado en Caná de Galilea, del agua convertida en vino, para dar más fuerza a la predicación de Cristo. Porque los galileos recibieron a Jesús, no sólo por los milagros hechos en Jerusalén, sino también por los llevados a cabo entre ellos, aduciendo al mismo tiempo la razón de que en El hubiese creído, sin conocer la dignidad de que Jesús estaba revestido, un cortesano. De donde prosigue: "Y había allí un cortesano cuyo hijo estaba enfermo en Cafarnaúm".


Orígenes, ut supra

Pensará acaso alguno que ese cortesano era uno de los generales de Herodes, o alguno de los de la familia del César que ejerciera por aquel tiempo un cargo en Judea; porque no se dice que fuera judío.





Sea todo a la mayor gloria de Dios.

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