jueves, 1 de diciembre de 2022

La Visitación de la Madre y del Hijo de Dios

 


¡Mi vida católica!

¡Un camino de conversión personal!


La Visitación de la Madre y del Hijo de Dios

Contexto: Nuestra Santísima Madre, aunque ella misma estaba embarazada, fue a cuidar a su prima Isabel, quien era avanzada en años pero también milagrosamente embarazada de San Juan Bautista. ¡Qué encuentro! Dos madres se encuentran. Isabel concibió en su vejez a la que Jesús llamaría la “más grande” jamás nacida de mujer. Mientras María saluda a Isabel, San Juan salta de alegría en su vientre. Comienza a proclamar la presencia del Señor incluso antes de nacer. Isabel está profundamente conmovida por la presencia de María y su hijo por nacer. Ella siente el gran misterio aunque no lo comprende completamente. Nuestra Santísima Madre, a su vez, pronuncia su glorioso canto de alabanza.

Lectura bíblica: Lucas 1:39–56 (RV-CE)

Reflexión: Mientras lee el pasaje de las Escrituras anterior, considere y medite en oración estas hermosas verdades. Meditarlos de esta manera:

Cierra los ojos e imagina la escena... Escucha a Elizabeth decir estas palabras... Escucha la emoción y la alegría en su voz... Siente el misterio y el asombro...

“¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! (Reflejo silencioso)

¿Y por qué se me concede esto, que la madre de mi Señor venga a mí? (Reflejo silencioso)

Porque he aquí, cuando la voz de tu salutación llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. (Reflejo silencioso)

Y bienaventurada la que creyó que se cumpliría lo que le fue dicho de parte del Señor.” (Reflejo silencioso)

Vea con el ojo de su mente la alegría que irradia nuestra Santísima Madre mientras pronuncia las siguientes palabras... Su "alma" se refiere a cada pasión, emoción, deseo y poder interior. Con todo su ser “magnifica” y glorifica la grandeza de Dios… Y dentro de su “espíritu” se regocija. La alegría es un regalo que Dios le ha dado al encontrar este regalo...

Y María dijo: “Mi alma engrandece al Señor, y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador, porque ha mirado la bajeza de su sierva.

Porque he aquí, desde ahora me llamarán bienaventurada todas las generaciones; porque el que es poderoso ha hecho grandes cosas por mí, y santo es su nombre.

De hecho, cada generación la ha llamado bienaventurada. En su humildad señala este privilegio de ser Madre de Dios como un don de Dios…

Y su misericordia es sobre los que le temen de generación en generación. Ha mostrado fuerza con su brazo, ha dispersado a los soberbios en la imaginación de sus corazones, ha derribado de sus tronos a los poderosos, y enaltecido a los humildes; a los hambrientos colmó de bienes, ya los ricos los despidió vacíos. Ha ayudado a su siervo Israel, acordándose de su misericordia, como lo dijo a nuestros padres, a Abraham y a su posteridad para siempre”.

Nuestra Santísima Madre es pobre, humilde, sierva, humilde... pero Dios la ha exaltado en Su perfecta misericordia usándola como el mayor instrumento de gracia jamás conocido...

Después de este encuentro inicial, nuestra Santísima Madre permaneció con Isabel durante tres meses. Trate de imaginar lo que habrían compartido durante este tiempo. Imagina su experiencia compartida. Reflexiona sobre el amor mutuo, la humildad y el asombro que habrían sentido ante el misterio incomprensible que compartían.


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