PARA TENER EL ESPÍRITU DE ORACIÓN Y DEVOCIÓN
Pensamiento bíblico:
Dijo el Señor a Josué: «Tú ten ánimo y sé valiente para cumplir toda la ley que te dio mi siervo Moisés; no te desvíes a derecha ni a izquierda y tendrás éxito en todas tus empresas. Que el libro de esta ley no se te caiga de los labios; medítalo día y noche, para poner por obra todo lo que se prescribe en él; así tendrás suerte y éxito en todas tus empresas» (Jos 1,7-8).
Pensamiento franciscano:
Celano dice de san Francisco: «Leía a veces en los libros sagrados, y lo que confiaba una vez al alma le quedaba grabado de manera indeleble en el corazón. La memoria suplía a los libros; que no en vano lo que una vez captaba el oído, el amor lo rumiaba con devoción incesante. Decía que le resultaba fructuoso este método de aprender y de leer y no el de divagar entre un millar de tratados. Y aseguraba que quien, en el estudio de la Escritura, busca con humildad, sin presumir, llegará fácilmente del conocimiento de sí al conocimiento de Dios» (2 Cel 102).
Orar con la Iglesia:
Invoquemos al Padre, por intercesión de María, que escuchó, acogió e hizo frutificar la Palabra de Dios mejor que nadie.
-Para que el pueblo de Dios sea testigo de la Palabra encarnada, ante el mundo, como María, que tanto cooperó a la obra de la redención.
-Para que nuestros pastores, imitando a la Virgen fiel, precedan y guíen al pueblo en la fidelidad a la palabra Cristo y lleven a los pobres el Evangelio.
-Para que todos los que se entregan al servicio de los demás sean imagen de la solicitud de Cristo y de María por los hermanos.
-Para que los padres de familia, a ejemplo de María que vivió la experiencia de la vida privada con Jesús, sepan vivir en la realidad cotidiana la luz y la esperanza de la fe.
-Para que todos los creyentes, que invocamos a María como vida, dulzura y esperanza nuestra, recibamos de ella la perseverancia hasta el encuentro definitivo con su Hijo.
Oración: Señor Dios, que has hecho de la Virgen María la colaboradora generosa del Redentor, concédenos también a nosotros adherirnos a Cristo para colaborar a la salvación del mundo. Te lo pedimos por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
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