lunes, 26 de septiembre de 2022

PARA TENER EL ESPÍRITU DE ORACIÓN Y DEVOCIÓN DÍA 27 DE SEPTIEMBRE



PARA TENER EL ESPÍRITU DE ORACIÓN Y DEVOCIÓN

Pensamiento bíblico:

Del profeta Isaías: «Así dice el Señor: Este es el ayuno que yo quiero: soltar las cadenas injustas, desatar las correas del yugo, liberar a los oprimidos, quebrar todos los yugos, partir tu pan con el hambriento, hospedar a los pobres sin techo, cubrir a quien ves desnudo, y no desentenderte de los tuyos. Entonces surgirá tu luz como la aurora, enseguida se curarán tus heridas... Entonces clamarás al Señor y te responderá; pedirás ayuda y te dirá: "Aquí estoy"» (Is 58,6-9).

Pensamiento franciscano:

De la "Leyenda de los tres compañeros": «Un día en que Francisco invocaba con más fervor la misericordia de Dios, le manifestó el Señor que en breve se le diría lo que había de hacer... A los pocos días, cuando se paseaba junto a la iglesia de San Damián, percibió en espíritu que le decían que entrara a orar en ella. Luego que entró se puso a orar fervorosamente ante una imagen del Crucificado, que piadosa y benignamente le habló así: "Francisco, ¿no ves que mi casa se derrumba? Anda, pues, y repárala". Y él, con gran temblor y estupor, contestó: "De muy buena gana lo haré, Señor"» (TC 13).

Orar con la Iglesia:

Oremos al Señor Jesús que, amoroso, busca a las ovejas extraviadas, y no quiere la muerte del pecador, sino que se convierta y viva.

-Para que la Iglesia sea a los ojos del mundo signo de esperanza, acogiendo, animando y consolando a todos, sin excluir a nadie.

-Para que todos los cristianos anunciemos a Cristo, que es el amor y el perdón, la resurrección y la vida.

-Para que cuantos sufren: pobres, enfermos, abandonados, marginados, drogadictos, sientan la cercanía y la amistad de Jesús y de sus hermanos.

-Para que todos los creyentes dejemos en manos del Señor los juicios y aprendamos de Cristo a ser compasivos y misericordiosos.

Oración: Dios todopoderoso y eterno, ayúdanos a llevar una vida según tu voluntad, para que podamos dar en abundancia frutos de buenas obras en nombre de tu Hijo predilecto, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.

 

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