PARA TENER EL ESPÍRITU DE ORACIÓN Y DEVOCIÓN
Pensamiento bíblico:
De la Carta de San Pablo a los Romanos: «Hermanos, ninguno de nosotros vive para sí mismo y ninguno muere para sí mismo. Si vivimos, vivimos para el Señor; si morimos, morimos para el Señor; así que ya vivamos ya muramos, somos del Señor. Pues para esto murió y resucitó Cristo: para ser Señor de muertos y vivos» (Rom 14,7-9).
Pensamiento franciscano:
Santa Clara escribió a santa Inés de Praga: -Él es el esplendor de la eterna gloria. Mira atentamente a diario este espejo y observa sin cesar en él tu rostro. En este espejo resplandece la bienaventurada pobreza, la santa humildad y la inefable caridad. Considera el principio de este espejo, la pobreza de Aquel que es puesto en un pesebre y envuelto en pañales. Y en medio del espejo, considera la humildad, los innumerables trabajos y penalidades que soportó por la redención del género humano. Y al final del mismo espejo, contempla la inefable caridad, por la que quiso padecer en el árbol de la cruz y morir en el mismo del género de muerte más ignominioso de todos (cf. 4CtaCla 14-23).
Orar con la Iglesia:
Oremos a Cristo, el Señor, que nos dio el mandamiento nuevo de amarnos los unos a los otros, y digámosle: Acrecienta, Señor, la caridad de tu Iglesia.
-Maestro bueno, enséñanos a amarte en nuestros hermanos y a servirte en cada uno de ellos.
-Tú que en la cruz pediste al Padre el perdón para tus verdugos, concédenos amar a nuestros enemigos y orar por los que nos persiguen.
-Señor, que la participación en la Eucaristía acreciente en nosotros el amor, la fortaleza y la confianza.
-Jesús Redentor, que el misterio de tu Cuerpo y de tu Sangre dé vigor a los débiles, consuelo a los tristes, esperanza a los que viven agobiados por las adversidades.
Oración: Escucha, Señor Jesús, nuestras súplicas y mira con amor a los que han puesto su esperanza en tu misericordia. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
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