PARA TENER EL ESPÍRITU DE ORACIÓN Y DEVOCIÓN
Pensamiento bíblico:
De la predicación de san Pablo a los judíos: «Los habitantes de Jerusalén y sus autoridades no reconocieron a Jesús ni entendieron las palabras de los profetas que se leen los sábados, pero las cumplieron al condenarlo. Y aunque no encontraron nada que mereciera la muerte, le pidieron a Pilato que lo mandara ejecutar. Y cuando cumplieron todo lo que estaba escrito de él, lo bajaron del madero y lo enterraron. Pero Dios lo resucitó de entre los muertos. Durante muchos días, se apareció a los que habían subido con él de Galilea a Jerusalén, y ellos son ahora sus testigos ante el pueblo» (Hch 13,27-31).
Pensamiento franciscano:
San Francisco recuerda en su Testamento: «El Señor me dio una tal fe en las iglesias, que así sencillamente oraba y decía: Te adoramos, Señor Jesucristo, también en todas tus iglesias que hay en el mundo entero, y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al mundo» (Test 4-5).
Orar con la Iglesia:
Oremos a Cristo, autor y señor de la vida, a quien Dios resucitó de entre los muertos, y que por su poder nos resucitará a nosotros.
-Cristo, luz que brilla en las tinieblas, rey de la vida y salvador de los que han muerto, concédenos vivir siempre en tu alabanza.
-Señor Jesús, que anduviste por los caminos de la pasión y de la cruz, concédenos que, unidos a ti en el dolor y en la muerte, resucitemos también contigo.
-Hijo del Padre, tú que has hecho de nosotros un pueblo de reyes y sacerdotes, enséñanos a ofrecer con alegría nuestro sacrificio de alabanza.
-Rey de la gloria, esperamos anhelantes el día de tu manifestación gloriosa, para poder contemplar tu rostro y ser semejantes a ti.
Oración: Señor Jesucristo, que, vencedor de la muerte, nos has abierto las puertas de la vida, concédenos ser renovados por tu Espíritu, para vivir en el reino de la luz y de la vida. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
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