jueves, 16 de agosto de 2018

LITURGIA DE LAS HORAS DE SANTA BEATRIZ DE SILVA





LITURGIA DE LAS HORAS
DE SANTA BEATRIZ DE SILVA

Hacia el año 1424 nació en Ceuta, de padres portugueses. Sirvió como dama de honor a doña Isabel de Portugal, mujer de Juan II de Castilla. Huyendo de las insidias de la corte, se refugió en Toledo, y durante unos treinta años residió en Santo Domingo el Real. En los palacios de Galiana fundó un nuevo instituto que dedicó a la Concepción de Nuestra Señora, aprobado por Inocencio VIII en 1489. Murió en 1490 y la canonizó Pablo VI en 1976.

V Í S P E R A S

Himno

Oh Madre Beatriz, que desde el cielo 
invitas a tus hijas a la fiesta, 
desciende entre nosotras sin recelo, 
convierte en gozo la añoranza nuestra.

Oh Madre Beatriz, flor de azucena,
cuando la luz del alba es dulce y tierna, 
concédenos tu amor, tu paz serena,
radiante como el sol de tu pureza.

Oh Madre Beatriz, luz y hermosura,
trigal de Dios, viviente eucaristía, 
concédenos el don de la ventura
de amar el pan de Dios que es Pan de vida.

Cantemos al Señor, Padre amoroso,
y al Hijo que a su amor a todos llama; 
pidamos con deseo fervoroso:
Espíritu de Dios, ven a mi alma. Amén.

Salmodia

Ant. 1. La bienaventurada Beatriz, menospreciando el palacio real y unas bodas terrenas, contrajo con Cristo virginal matrimonio.

Salmo 112 
Alabado sea el nombre del Señor

Alabad, siervos del Señor,
alabad el nombre del Señor.
Bendito sea el nombre del Señor,
ahora y por siempre:
de la salida del sol hasta su ocaso,
alabado sea el nombre del Señor.

El Señor se eleva sobre todos los pueblos,
su gloria sobre los cielos.
¿Quién como el Señor, Dios nuestro,
que se eleva en su trono
y se abaja para mirar
al cielo y a la tierra?


Levanta del polvo al desvalido,
alza de la basura al pobre,
para sentarlo con los príncipes,
los príncipes de su pueblo;
a la estéril le da un puesto en la casa,
como madre feliz de hijos.

Ant. La bienaventurada Beatriz, menospreciando el palacio real y unas bodas terrenas, contrajo con Cristo virginal matrimonio.

Ant. 2. La bienaventurada Beatriz, para dedicar a Dios su corazón indiviso, profesó en el claustro una vida con Cristo, escondida en Dios.

Salmo 147
Acción de gracias por la restauración de Jerusalén

Glorifica al Señor, Jerusalén;
alaba a tu Dios, Sión:
que ha reforzado los cerrojos de tus puertas,
y ha bendecido a tus hijos dentro de ti;
ha puesto paz en tus fronteras,
te sacia con flor de harina.

Él envía su mensaje a la tierra,
y su palabra corre veloz;
manda la nieve como lana,
esparce la escarcha como ceniza;

hace caer el hielo como migajas
y con el frío congela las aguas;
envía una orden, y se derriten;
sopla su aliento, y corren.

Anuncia su palabra a Jacob,
sus decretos y mandatos a Israel;
con ninguna nación obró así,
ni les dio a conocer sus mandatos.

Ant. La bienaventurada Beatriz, para dedicar a Dios su corazón indiviso, profesó en el claustro una vida con Cristo, escondida en Dios.

Ant. 3. La bienaventurada Beatriz recibió de Dios copiosos tesoros de gracia, de sabiduría y prudencia.

Cántico de la Carta a los Efesios (1,3-10)
El Dios salvador

Bendito sea Dios,
Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en la persona de Cristo
con toda clase de bienes espirituales y celestiales.

Él nos eligió en la persona de Cristo,
antes de crear el mundo,
para que fuésemos santos
e irreprochables ante él por el amor.

Él nos ha destinado en la persona de Cristo,
por pura iniciativa suya,
a ser sus hijos,
para que la gloria de su gracia,
que tan generosamente nos ha concedido
en su querido Hijo,
redunde en alabanza suya.

Por este Hijo, por su sangre,
hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia
ha sido un derroche para con nosotros,
dándonos a conocer el misterio de su voluntad.

Éste es el plan
que había proyectado realizar por Cristo
cuando llegase el momento culminante:
recapitular en Cristo todas las cosas
del cielo y de la tierra.

Ant. La bienaventurada Beatriz recibió de Dios copiosos tesoros de gracia, de sabiduría y prudencia.

Lectura breve 1Jn 2,15-17.
No améis al mundo ni lo que hay en el mundo. Si alguno ama al mundo, no está en él el amor del Padre. Porque lo que hay en el mundo -las pasiones del hombre terreno, y la codicia de los ojos, y la arrogancia del dinero-, eso no procede del Padre, sino que procede del mundo. Y el mundo pasa, con sus pasiones. Pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.

Responsorio breve
R/. Mi porción es el Señor, * Dice mi alma. Mi porción.
V/. Bueno es el Señor para el alma que le busca. * Dice mi alma. Gloria al Padre. Mi porción.

Magníficat, Ant. Santa madre Beatriz, tú, que despreciaste por el amor de Cristo el reino del mundo y todas las galas de este siglo, haz que nosotros glorifiquemos a Dios, el Señor, por los dones de su gracia, sin cesar, de palabra y de obra.

Cántico de la Virgen María
Alegría del alma en el Señor

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.

Magníficat, Ant. Santa madre Beatriz, tú, que despreciaste por el amor de Cristo el reino del mundo y todas las galas de este siglo, haz que nosotros glorifiquemos a Dios, el Señor, por los dones de su gracia, sin cesar, de palabra y de obra.

Preces

Invoquemos al Señor en esta hora del sacrificio vespertino para que, así como nos exhorta a velar constantemente, nos conceda la gracia de mantener siempre encendidas nuestras lámparas, en espera de la llegada del Esposo:
Enciende, Señor, en tu amor, los corazones de tus fieles.

Señor, que dijiste: «Yo soy la luz del mundo; quien me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida»,
-haz que procedamos siempre como verdaderos hijos de la luz en la fiel observancia de tu Evangelio.

Señor, que dijiste: «Es preciso trabajar mientras es de día, porque viene la noche, durante la cual no es posible seguir trabajando»,
-danos la gracia de aprovechar con diligencia el tiempo de nuestra vida mortal, realizando fiel y devotamente todas nuestras actividades.

Señor, que dijiste: «Velad y orad, porque no sabéis el día ni la hora»,
-consérvanos constantemente atentos a las inspiraciones de tu gracia, dispuestos en todo momento para las bodas eternas.

Señor, que dijiste: «Resplandezca vuestra luz ante los hombres, para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre del cielo»,
-ayúdanos con tu gracia, a fin de que nos sintamos vivamente responsables del testimonio que con nuestra vida debemos dar al mundo.

Señor, que iluminaste la frente de tu sierva santa Beatriz con una fúlgida estrella en el ocaso de su vida,
-concédenos que la luz perpetua de la visión beatífica alumbre en el cielo a nuestros hermanos difuntos.

Padre nuestro.

Oración
Oh Dios, que has distinguido a santa Beatriz de Silva por su altísima contemplación y su amor a la Concepción Inmaculada de María, concédenos, por su intercesión, vivir en inocencia, buscar las cosas de arriba y gozar de la dicha del cielo. Por nuestro Señor Jesucristo.

* * *

INVITATORIO

Ant. Venid, adoremos al Cordero, al Esposo acompañado por el cortejo de vírgenes.

L A U D E S

Himno

Sin tilde en fe y en amor:
así nos quiere el Señor.

Amor y fe de Abrahán,
fe y amor de Beatriz:
los hijos de tal raíz
amados de Dios serán.

Abrahán dejó su casa,
y Beatriz su palacio:
con Dios no andemos despacio, 
entreguémonos sin tasa.

Abrahán y Beatriz
vivieron del sacrificio:
en ofrendarse está el quicio
de abrirse libre y feliz.

Hijos en la noche bella
a Abrahán promete Dios:
un cielo blanco va en pos
de Beatriz y su estrella.

A Dios, Padre creador,
Palabra santificante,
Espíritu iluminante,
siempre gloria, honra, amor. Amén.

Salmodia

Ant. 1. Ésta es la virgen sensata, una del número de las prudentes: con su lámpara encendida velaba para el Señor desde el amanecer, en la oración y en la penitencia.

Salmo 62
El alma sedienta de Dios

Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.

¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios.

Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré como de enjundia y de manteca,
y mis labios te alabarán jubilosos.

En el lecho me acuerdo de ti
y velando medito en ti,
porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene.

Ant. Ésta es la virgen sensata, una del número de las prudentes: con su lámpara encendida velaba para el Señor desde el amanecer, en la oración y en la penitencia.

Ant. 2. Ésta es la virgen sensata que, contemplando la bondad de Dios en sus criaturas, nunca cesaba de alabar al Creador por todas sus obras.

Cántico de los tres jóvenes
Toda la creación alabe al Señor

Criaturas todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Angeles del Señor, bendecid al Señor;
cielos, bendecid al Señor.

Aguas del espacio, bendecid al Señor;
ejércitos del Señor, bendecid al Señor.

Sol y luna, bendecid al Señor;
astros del cielo, bendecid al Señor.

Lluvia y rocío, bendecid al Señor;
vientos todos, bendecid al Señor.

Fuego y calor, bendecid al Señor;
fríos y heladas, bendecid al Señor.

Rocíos y nevadas, bendecid al Señor;
témpanos y hielos, bendecid al Señor.

Escarchas y nieves, bendecid al Señor;
noche y día, bendecid al Señor.

Luz y tinieblas, bendecid al Señor;
rayos y nubes, bendecid al Señor.

Bendiga la tierra al Señor,
ensálcelo con himnos por los siglos.

Montes y cumbres, bendecid al Señor;
cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor.

Manantiales, bendecid al Señor;
mares y ríos, bendecid al Señor.

Cetáceos y peces, bendecid al Señor;
aves del cielo, bendecid al Señor.

Fieras y ganados, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Hijos de los hombres, bendecid al Señor;
bendiga Israel al Señor.

Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor;
siervos del Señor, bendecid al Señor.

Almas y espíritus justos, bendecid al Señor;
santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.

Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Bendigamos al Padre y al Hijo con el Espíritu Santo,
ensalcémoslo con himnos por los siglos.

Bendito el Señor en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.

Ant. Ésta es la virgen sensata que, contemplando la bondad de Dios en sus criaturas, nunca cesaba de alabar al Creador por todas sus obras.

Ant. 3. Ésta es la virgen sensata que, perseverando en el camino de la renovación de su vida, entonaba al Señor el cántico nuevo. Aleluya.

Salmo 149
Alegría de los santos

Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey.

Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes.

Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca
y espadas de dos filos en las manos:

para tomar venganza de los pueblos
y aplicar el castigo a las naciones,
sujetando a los reyes con argollas,
a los nobles con esposas de hierro.

Ejecutar la sentencia dictada
es un honor para todos sus fieles.

Ant. Ésta es la virgen sensata que, perseverando en el camino de la renovación de su vida, entonaba al Señor el cántico nuevo. Aleluya.

Lectura breve Pr 8, 12 14. 18.
Yo, la sabiduría, soy vecina de la sagacidad y busco la compañía de la reflexión. Yo poseo el buen consejo y el acierto, son mías la prudencia y el valor. Yo traigo riqueza y gloria, fortuna copiosa y bien ganada.

Responsorio breve
R/. Oigo en mi corazón: * Buscad mi rostro. Oigo.
V/. Tu rostro buscaré, Señor. * Buscad mi rostro. Gloria al Padre. Oigo.

Benedictus, Ant. Santa virgen Beatriz, esposa de Cristo, madre y maestra de numerosas vírgenes: mereciste unirte ya para siempre con el Esposo celestial; intercede por nosotros ante el Señor, para que se digne dirigir nuestros pasos por el camino de la paz y de la santidad.

Cántico de Zacarías
El Mesías y su Precursor

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Benedictus, Ant. Santa virgen Beatriz, esposa de Cristo, madre y maestra de numerosas vírgenes: mereciste unirte ya para siempre con el Esposo celestial; intercede por nosotros ante el Señor, para que se digne dirigir nuestros pasos por el camino de la paz y de la santidad.

Preces

Unidos en común oración, en esta liturgia matutina, invocamos a Cristo, candor de la luz eterna y esplendor de la substancia del Padre, para que nos ayude a servirle en santidad y justicia durante todos los días de nuestra vida:
Santifica, Señor, a tu pueblo.

Cristo Señor, estrella de Jacob, sol de justicia, que quisiste hacerte preceder de María Inmaculada, concebida sin pecado, como aurora de la redención y estrella de la mañana, esplendente entre nieblas,
-ilumínanos con el esplendor de tu doctrina entre las tinieblas de este destierro.

Cristo, renovador del mundo, que escogiste, llamaste y preparaste bajo tu divino magisterio a tus apóstoles y a tus discípulos más íntimos para que fueran sal de la tierra y luz del mundo,
-asístenos con tu gracia, para que la sal no se corrompa y la luz no pierda su fuerza clarificadora.

Cristo, único Esposo de las vírgenes consagradas, que en la frente de tu fiel esposa santa Beatriz hiciste brillar una simbólica estrella en el momento en que llegaba a las nupcias celestiales,
-concédenos que resplandezca siempre en nuestra vida la luz de tu rostro.

Cristo, que nos exhortaste a velar sin descanso con las lámparas encendidas, viviendo sobria, justa y piadosamente en la ansiosa espera de la llegada del Esposo,
-convierte este día para nosotros en una jornada luminosa de amor, oración y laboriosidad vigilante.

Por la intercesión de tu esposa santa Beatriz, que, como virgen sabia y prudente, buscó sin cesar, en el retiro de la vida contemplativa, la luz y el calor de la verdadera sabiduría, 
-haz que progresemos de claridad en claridad, buscando el espíritu del Señor y su santa operación en todas nuestras tareas y ocupaciones.

Padre nuestro.

Oración
Oh Dios, que has distinguido a santa Beatriz de Silva por su altísima contemplación y su amor a la Concepción Inmaculada de María, concédenos, por su intercesión, vivir en inocencia, buscar las cosas de arriba y gozar de la dicha del cielo. Por nuestro Señor Jesucristo.

No hay comentarios. :

Publicar un comentario