A Nuestra Madre María
Rafael Ángel Marañón
Hoy queremos honrarte fiel María
Madre de todos los vivientes y alegría,
En ti fuimos creados por clemencia,
Con tu hijo a una nueva existencia.
No fue por decisión del ser humano
Que fuera el mismo Dios el artesano,
Ni fue por voluntad de descendencia
El hijo que es compendio de excelencia.
Hoy madre te aclamamos muy contentos,
Pues no es día de tristezas y lamentos,
Sino de paz de amor y de esperanza
Que acompañen canción, trompeta y danza.
Nos alegra invocarte por tu nombre
Que es dulce cual la miel a todo hombre,
También fue para Cristo hasta su muerte,
Sabiendo que por él sufrías se suerte.
Madre fuiste al principio y madre eres
Y al fin madre y mujer, entre mujeres,
Y todo ser en la tierra y en el cielo
Tu nombre llamará, Madre Consuelo.
Eres la santa flor del Ser divino,
Eres sol que ilumina en el camino,
Eres santa nodriza y santa madre,
Y eres santa mujer, santa del Padre.
No fuiste ni letrada ni pedante,
Solo la luz de Dios ponías delante.
En tu seno habitó el divino hombre,
Santo Hijo de Dios, Jesús de nombre.
Ni aun después que lo tuviste sepultado,
Dejaste de habitar siempre a su lado,
Que a partir del momento de su muerte,
Con nosotros compartiste nuestra suerte.
¿Quien la resurrección pudo gozar
Más que la madre ahíta de llorar?
¿Quien pudo valorar más hondamente
La vida que surgía nuevamente?
¿Quien el milagro que nadie presentía
Podría predecir, más que María?
¿Quien mejor que la madre dolorida
Podría esperar ganar aun la partida?
Ahora jubilosos celebramos
El día de las madres los humanos;
Queremos sobre todas destacarte;
Que eres su redención y baluarte.
Y así como supiste ser doncella,
De todas las mujeres la más bella,
Haremos que en el mundo se conozca,
Que fuiste madre hermosa en tierra tosca.
Fuiste madre desde la Anunciación,
Cuando diste la pronta aprobación
Al ángel enviado de los cielos,
Poniendo ya en el hijo tus anhelos.
Madre fuiste en pacífica preñez,
Sufriendo la siniestra estupidez,
De gente que tan poco comprendía
El prodigio de Dios en tí, María.
Y en protectora huida madre fuiste
En crianza y servicio te pusiste
El camino de Cristo fiel seguías,
Aunque sin entenderlo comprendías.
Cantamos a la madre, a la mujer entera
De todas mujeres compañera
Que obtuvo el don divino de creer
Y honra el ser divino de mujer
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