jueves, 6 de abril de 2017

Jue 6 Abr 2017 Evangelio del día V Semana de Cuaresma

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 El que me glorifica es mi Padre ”
Primera lectura
Lectura del libro del Génesis 17,3-9:
En aquellos días, Abrán cayó rostro en tierra, y Dios le dijo: «Mira, éste es mi pacto contigo: Serás padre de muchedumbre de pueblos. Ya no te llamarás Abrán, sino que te llamarás Abrahán, porque te hago padre de muchedumbre de pueblos. Te haré crecer sin medida, sacando pueblos de ti, y reyes nacerán de ti. Mantendré mi pacto contigo y con tu descendencia en futuras generaciones, como pacto perpetuo. Seré tu Dios y el de tus descendientes futuros. Os daré a ti y a tu descendencia futura la tierra en que peregrinas, la tierra de Canaán, como posesión perpetua, y seré su Díos.»
Dios añadió a Abrahán: «Tú guarda mi pacto, que hago contigo y tus descendientes por generaciones.»

Salmo
Sal 104,4-5.6-7.8-9 R/. El Señor se acuerda de su alianza eternamente
Recurrid al Señor y a su poder,
buscad continuamente su rostro.
Recordad las maravillas que hizo,
sus prodigios, las sentencias de su boca. R/.

¡Estirpe de Abrahán, su siervo;
hijos de Jacob, su elegido!
El Señor es nuestro Dios,
él gobierna toda la tierra. R/.

Se acuerda de su alianza eternamente,
de la palabra dada, por mil generaciones;
de la alianza sellada con Abrahán,
del juramento hecho a lsaac. R/.

Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Juan 8,51-59
En aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos: «Os aseguro: quien guarda mi palabra no sabrá lo que es morir para siempre.»
Los judíos le dijeron: «Ahora vemos claro que estás endemoniado; Abrahán murió, los profetas también, ¿y tú dices: "Quien guarde mi palabra no conocerá lo que es morir para siempre"? ¿Eres tú más que nuestro padre Abrahán, que murió? También los profetas murieron, ¿por quién te tienes?»
Jesús contestó: «Si yo me glorificara a mí mismo, mi gloria no valdría nada. El que me glorifica es mi Padre, de quien vosotros decís: "Es nuestro Dios", aunque no lo conocéis. Yo sí lo conozco, y si dijera: "No lo conozco" sería, como vosotros, un embustero; pero yo lo conozco y guardo su palabra. Abrahán, vuestro padre, saltaba de gozo pensando ver mi día; lo vio, y se llenó de alegría.»
Los judíos le dijeron: «No tienes todavía cincuenta años, ¿y has visto a Abrahán?»
Jesús les dijo: «Os aseguro que antes que naciera Abrahán, existo yo.»
Entonces cogieron piedras para tirárselas, pero Jesús se escondió y salió del templo.

Reflexión del Evangelio de hoy
Seré tu Dios y el de tus descendientes futuros
Dios le presenta un pacto a Abrahán, le concede la tierra. Para un nómada, uno “sin tierra”, esto es muy importante: tierra donde vivir, crecer, echar raíces; no sólo para él, también para su descendencia, para todos los que de él salgan. Dios será su Dios, sólo a Él deben adoración.

Muchos pueblos salen de su tierra buscando también la tierra prometida, que por derecho les corresponde, se arriesgan. ¿Qué encuentran?, ¿acogida…? ¿Qué Dios les presentamos: un Dios solidario, acogedor…; o un Dios absoluto, intransigente…?

El salmo incide en la alianza de Dios con su pueblo, con Abrahán y con Jacob, y nos invita en este tiempo a revivir esta alianza también con nosotros, pueblo elegido de Dios y descendientes de Abrahán, volviendo la mirada a Dios en todo momento.

El que me glorifica es mi Padre
Jesús nos anuncia la vida eterna. Él vino a dar a conocer al Padre. Dios Padre es el que glorifica al Hijo, y desde que le hizo la promesa a Abrahán el Hijo ha estado en Él, pues es Él: Padre e Hijo, una sola persona. Los que creen pueden conocer al Padre a través del Hijo, que es el único que realmente lo conoce.

Nos quedan unos días todavía para poder prepararnos bien para celebrar el Triduo Pascual, momento definitivo de la glorificación del Hijo de Dios. Volvamos la mirada al Padre que desde su alianza con Abrahán ha cuidado a su pueblo. Busquemos en los rostros de la gente que está a nuestro alrededor los rostros de los hermanos que, como nosotros, están en camino, especialmente los rostros de aquellos que sufren, de aquellos que se sienten desamparados, que buscan en nosotros también el rostro de Dios y nuestra compasión y ayuda.

¿Somos conscientes de que somos herederos de un pueblo elegido y amado por Dios?
¿Cómo debe ser la transmisión de esta herencia que hemos recibido? ¿Qué Dios transmitimos?


Dña. Rosa María García O.P. y D. José Llópez O.P. 
Fraternidad Laical de Santo Domingo de Torrent, Valencia.


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