DON DE PIEDAD
“… hoy mencioné el don de la piedad. Esta palabra, "piedad", no tiene aquí el sentido superficial con que a veces la utilizamos: tener lástima de alguien. No, no tiene ese sentido.
La piedad, como don del Espíritu Santo, se refiere más bien a nuestra relación con Dios, al auténtico espíritu religioso de confianza filial,que nos permite rezar y darle culto con amor y sencillez, como un hijo que habla con su padre.
Es sinónimo de amistad con Dios, esa amistad en la que nos introdujo Jesús, y que cambia nuestra vida y nos llena el alma de alegría y de paz. (Francisco, Audiencia 4 de junio, 2014)
SÚPLICA DEL DON DE PIEDAD AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo, gracias por haberme revelado mi identidad más sobrecogedora, la de saberme hijo adoptivo de Dios, y poderlo llamar, sin ser pretencioso, “Padre”.
Gracias por poner en mis ojos el cristalino transfigurador, por el que, a pesar de mi falta de visión trascendente, me permites valorar a las personas como sacramentos de Cristo.
Gracias, Espíritu Santo, porque como efecto de tu don de Piedad, me mueves a tratar a todos con respeto; no solo a los que viven más cerca de mí, sino a todos, y a todo.
Pero quería darte gracias de manera muy especial por tantos que de manera discreta, generosa, gratuita, ofrecen diariamente sus manos, para hacer el bien, y ejercitan de forma desbordante el don de Piedad.
Soy testigo del amor de muchos que, en momentos de necesidad, han acudido en mi ayuda como verdaderos hermanos con la espontaneidad del amor cristiano, que nace de ti, de tus insinuaciones íntimas.
Tengo que agradecerte los momentos de fragilidad física y de ánimo, porque han sido esos momentos los que más me han dejado palpar el derroche del don de Piedad que concedes a la comunidad humana.
Por el don de Piedad, hay muchos que se consagran de por vida a adorar a Dios, y lo tratan como Él se merece. Por el don de Piedad, se extiende por el mundo el movimiento solidario, sensible a todas las pobrezas de nuestros semejantes. Y por el don de Piedad, cada vez más, se levantan las voces que reclaman respeto a la naturaleza, y al medio ambiente.
Por pura necesidad de correspondencia a tanta largueza de los demás, no permitas que me endurezca y pase por la vida sin mirar a los lados y sin descubrir la necesidad de los que me rodean. Sobre todo, que no pierda la sensibilidad hacia la belleza de la Creación. No permitas que me olvide de Dios. ¡Ven, Espíritu Santo, con tu don de Piedad!
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