Reflexiones diarias sobre la Divina Misericordia
365 días con santa Faustina
Reflexión 240: ¿Dulzura o amargura en la vida?
Cuál prefieres para tu vida? ¿Experiencias sensoriales diarias de dulzura o amargura? En otras palabras, ¿deseas deleitarte en los múltiples aspectos de tu vida diaria o deseas que el deber diario que cumples te deje una cierta amargura en tus sentidos? Para la mayoría de la gente, la respuesta es sencilla. "Dulzura" es mucho mejor. ¿Pero es? Curiosamente, la experiencia de la dulzura o la amargura en la vida no es una buena guía hacia una vida de santidad. A veces, incluso el pecado puede tener un sabor "dulce" para nosotros, mientras que los actos de santidad pueden ser "amargos" al principio. Comprender esto nos permitirá adentrarnos más profundamente en nuestro abrazo de la Voluntad de Dios. Nuestro objetivo debe ser buscar Su Voluntad únicamente por el bien de Su Voluntad. No debemos tener preferencia con respecto al deleite o sufrimiento que viene como resultado de abrazar Su Voluntad. Si la Voluntad de Dios requiere un gran sacrificio, dejándonos con una experiencia sensorial de sufrimiento, que así sea. Si Su Voluntad nos lleva a un intercambio de amor que nos deja con un dulce deleite, que así sea. Aunque es difícil llegar a un nivel de desapego total, debemos esforzarnos por lograrlo. Su Voluntad y únicamente Su Voluntad deben ser nuestro enfoque. Solo en Su Voluntad descubrimos Su abundancia de Misericordia (VerDiario # 1245).
Reflexione sobre la diferencia entre la Voluntad de Dios y el deleite o el disgusto que siente al abrazarla. Cuando Su Voluntad lo llama a sacrificarse, lo encontrará como una especie de experiencia “amarga”. Amargo en el sentido de que puede desafiar tus sentidos. No te preocupes por esto. Busque Su Voluntad en todas las cosas y el gozo de su corazón finalmente eclipsará todas las demás experiencias inmediatas que tenga. Su Voluntad abre la puerta a Su abundante Misericordia.
Señor, busco Tu Santísima Voluntad sobre todas las cosas. Ayúdame a elegir Tu Voluntad, no importa lo difícil o lo delicioso que sea. Purifícame, querido Señor, y dame un enfoque único en la vida para que mi abrazo de todo lo que me llames a hacer produzca Tu perfecta Misericordia. Jesús, en Ti confío.
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