Reflexiones diarias católicas
¡Mi vida católica!
Gratitud apasionada y humilde
11 de noviembre de 2020
Miércoles de la trigésima segunda semana del tiempo ordinario
Lecturas de hoy
San Martín de Tours, Obispo — Memorial
Y uno de ellos, dándose cuenta de que había sido sanado, regresó glorificando a Dios en voz alta; y se postró a los pies de Jesús y le dio las gracias. El era samaritano. Lucas 17: 15-16
Este leproso es uno de los diez que Jesús sanó mientras viajaba por Samaria y Galilea. Era un extranjero, no un judío, y fue el único que regresó a Jesús para agradecerle por su curación.
Tenga en cuenta que hay dos cosas que hizo este samaritano una vez que fue sanado. Primero, "regresó glorificando a Dios en voz alta". Esta es una descripción significativa de lo que sucedió. No solo regresó para dar las gracias, sino que su gratitud se expresó de una manera muy apasionada. Trate de imaginarse a este leproso gritando y alabando a Dios con una sincera y profunda gratitud.
En segundo lugar, este hombre "cayó a los pies de Jesús y le dio las gracias". Nuevamente, este no es un acto pequeño por parte de este samaritano. El acto de caer a los pies de Jesús es otro signo de su intensa gratitud. No es solo que estaba emocionado, también se sintió profundamente conmovido por esta curación. Esto se ve en el acto de caer humildemente a los pies de Jesús. Muestra que este leproso reconoció humildemente su indignidad ante Dios por este acto de curación. Es un hermoso gesto que reconoce que la gratitud no es suficiente. En cambio, es necesaria una profunda gratitud. La gratitud profunda y humilde debe ser siempre nuestra respuesta a la bondad de Dios.
Reflexione hoy sobre su acercamiento a la bondad de Dios. De los diez que fueron sanados, solo este leproso manifestó la actitud correcta. Los otros pueden haber estado agradecidos, pero no en la medida en que deberían haberlo estado. ¿Qué hay de tí? ¿Cuán profunda es tu gratitud hacia Dios? ¿Eres plenamente consciente de todo lo que Dios hace por ti todos los días? Si no, busca imitar a este leproso y descubrirás la misma alegría que él descubrió.
Señor, oro para poder volverme a ti todos los días con profunda y total gratitud. Que pueda ver todo lo que haces por mí todos los días y que pueda responder con una acción de gracias de todo corazón. Jesús, en Ti confío.
¡Mi vida católica!
Gratitud apasionada y humilde
11 de noviembre de 2020
Miércoles de la trigésima segunda semana del tiempo ordinario
Lecturas de hoy
San Martín de Tours, Obispo — Memorial
Y uno de ellos, dándose cuenta de que había sido sanado, regresó glorificando a Dios en voz alta; y se postró a los pies de Jesús y le dio las gracias. El era samaritano. Lucas 17: 15-16
Este leproso es uno de los diez que Jesús sanó mientras viajaba por Samaria y Galilea. Era un extranjero, no un judío, y fue el único que regresó a Jesús para agradecerle por su curación.
Tenga en cuenta que hay dos cosas que hizo este samaritano una vez que fue sanado. Primero, "regresó glorificando a Dios en voz alta". Esta es una descripción significativa de lo que sucedió. No solo regresó para dar las gracias, sino que su gratitud se expresó de una manera muy apasionada. Trate de imaginarse a este leproso gritando y alabando a Dios con una sincera y profunda gratitud.
En segundo lugar, este hombre "cayó a los pies de Jesús y le dio las gracias". Nuevamente, este no es un acto pequeño por parte de este samaritano. El acto de caer a los pies de Jesús es otro signo de su intensa gratitud. No es solo que estaba emocionado, también se sintió profundamente conmovido por esta curación. Esto se ve en el acto de caer humildemente a los pies de Jesús. Muestra que este leproso reconoció humildemente su indignidad ante Dios por este acto de curación. Es un hermoso gesto que reconoce que la gratitud no es suficiente. En cambio, es necesaria una profunda gratitud. La gratitud profunda y humilde debe ser siempre nuestra respuesta a la bondad de Dios.
Reflexione hoy sobre su acercamiento a la bondad de Dios. De los diez que fueron sanados, solo este leproso manifestó la actitud correcta. Los otros pueden haber estado agradecidos, pero no en la medida en que deberían haberlo estado. ¿Qué hay de tí? ¿Cuán profunda es tu gratitud hacia Dios? ¿Eres plenamente consciente de todo lo que Dios hace por ti todos los días? Si no, busca imitar a este leproso y descubrirás la misma alegría que él descubrió.
Señor, oro para poder volverme a ti todos los días con profunda y total gratitud. Que pueda ver todo lo que haces por mí todos los días y que pueda responder con una acción de gracias de todo corazón. Jesús, en Ti confío.
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