miércoles, 22 de julio de 2020

Reflexión 204: El Cáliz de tu Alma


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Reflexiones diarias sobre la Divina Misericordia
365 días con santa Faustina

Reflexión 204: El Cáliz de tu Alma


El cáliz de una flor es la hoja externa que rodea los pétalos en formación, manteniéndolos seguros a medida que se desarrollan. Forma una especie de "vivero" para que crezcan los tiernos pétalos. A medida que crecen dentro de este lugar oculto, el cáliz los mantiene a salvo. Y una vez que se desarrollan, el cáliz se abre y revela la belleza interior. Así es con tu alma. El "cáliz de tu alma" es un regalo de Dios que protege tus virtudes internas mientras el rocío de Su Misericordia se filtra suavemente para nutrir las virtudes en ciernes. Y cuando está completamente maduro, el resplandor de estas virtudes brilla de modo que la fragancia de la gracia se hace visible para todos los que contemplan esta obra de Dios (Ver Diario # 1064).

Mira en tu propia alma este día. ¿Que ves? ¿Ves pecado y corrupción? Si es así, arrepiéntete de esto y permite que la Misericordia de Dios lo sane a través de tu confesión. A partir de ahí, permita que la Misericordia alimente también su alma interior para crear un santuario oculto de su esplendor. Dios desea embellecer tu alma y, a medida que te forme desde adentro, permitirá que esas virtudes brillen en el momento adecuado. Espera en Él, deja que el rocío de Su cuidado se hunda, creando Su obra maestra. Reflexiona sobre este santuario dentro de ti, este día. Regocíjate en la cubierta protectora de tu alma mientras Dios hace su obra milagrosa y consuélate con lo que ves formando. Entregue todo a la gracia y permita que el Creador de todo lo transforme en Su regalo radiante y fragante para el mundo.

Señor, te agradezco la seguridad de este santuario interior en mi alma. Te agradezco por entrar gentilmente para alimentarme mientras formas tu nueva creación dentro. Que el rocío de Tu Misericordia traiga sanidad y perdón a la corrupción de mi pecado, y que me fortalezca para que puedas formar las virtudes que deseas crear. Te agradezco por tu perfecta sabiduría y poder y me entrego a tu amable cuidado. Jesús, confío en ti.

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