Poesía ahogada
María Velázquez Dorantes
Poesía ahogada, para ti María, hoy que vengo tan desesperada, recuerdo como de niña no temía a la vida, tomada los insectos, observaba a los caracoles, jugaba tan sola pero no temía, y hoy que han pasado los años mis manos tiemblan, mi mente se bloqué, mi corazón reniega y te busco, te busco desesperadamente, porque las noches mi sueña se va, por los días la neurosis me invade, y la respuesta se llama María.
María la madre de Cristo, aquella que mujer a la que se llega para las plegarias se le dé al padre.
María que valientemente atravesó el desierto, dio a luz en un pesebre, camino al lado de una cruz y en silencio se ofreció como la madre universal.
Cuántos hijos madre mía, cuántas penas, cuántas agonías, y eres fiel al mandato de tú hijo, nos ofreces amor, nos purificas para llegar como tú al pie de la cruz, así eres María, la mujer valiente y templada, ante la nieve de la soledad.
Está es una poesía ahogada en un suspiro de piedad, para decirte Madre, te necesito hoy en la adversidad.
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