Nadie puede venir a mí, si no lo atrae el Padre
Jueves 30 de abril
¡Paz y Bien!
Evangelio
Juan 6, 44-51
En aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos: Nadie puede venir a mí, si no lo atrae el Padre, que me ha enviado; y a ése yo lo resucitaré el último día. Está escrito en los profetas: Todos serán discípulos de Dios.
Todo aquel que escucha al Padre y aprende de él, se acerca a mí. No es que alguien haya visto al Padre, fuera de aquel que procede de Dios. Ése sí ha visto al Padre.
Yo les aseguro: el que cree en mí, tiene vida eterna. Yo soy el pan de la vida. Sus padres comieron el maná en el desierto y sin embargo, murieron. Este es el pan que ha bajado del cielo, para que, quien lo coma no muera. Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre, y el pan que yo les voy a dar es mi carne para que el mundo tenga vida.
Palabra del Señor
Reflexión
Este texto del capítulo seis que hemos venido leyendo esta semana, se le conoce como el "Sermón eucarístico". En virtud de que el evangelio de San Juan fue el último en escribirse, cuando ya toda la comunidad cristiana celebra "la cena del Señor", Juan ha omitido el relato de la "institución".
Sin embargo, ha recogido una serie de instrucciones de Jesús sobre el significado de lo que la comunidad ya celebra y con ellos ha construido esta magnífica catequesis sobre la Eucaristía. En este sermón hace pasar a la comunidad del pan que necesitaron los judíos en su camino por el desierto, el maná, para vivir durante esta etapa, al pan que "da la Vida", el pan que hace posible la vida eterna.
No desprecia la comida del cuerpo; de hecho primero alimenta a la comunidad físicamente y después espiritualmente. El Cuerpo y la Sangre de Jesús son "verdadera comida", es una comida como la que comieron junto al lago. La comida del pan, alimenta el cuerpo; la Eucaristía, el espíritu. Sin estos alimentos el hombre se debilita y puede morir. ¿Realmente tomas la Eucaristía como un alimento?
¡Feliz Jueves!
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