miércoles, 1 de enero de 2020

Demos gracias a Dios




DEMOS GRACIAS A DIOS

Por José María Martín OSA

1.- Madre de Dios y madre nuestra. Hoy es un día de fiesta por muchos motivos: celebramos la maternidad divina de María, el comienzo del año civil y la Jornada Mundial de la Paz. El tema principal es el primero, pues estamos en ambiente navideño -octava de Navidad- y desde hace siglos honramos a María con su mejor título: Madre de Dios. Por eso ella tiene un papel fundamental en el misterio del nacimiento del Mesías. Ella y José, pues ambos estaban junto al Niño cuando llegaron corriendo los pastores. Todos -según los evangelios no había muchas personas en aquel establo de Belén- se admiraban de lo que se decía de aquel Niño. Al decir todos se referían, supongo, a José y María, quien conservaba todas estas cosas "meditándolas en su corazón". Una vez más se nos muestra la fe y la humildad de María, tal como se manifestó en el momento de la Anunciación y cuando entonó el Magnificat en la visita a su prima Isabel. María es también madre de todos los hombres, porque así lo quiso Jesús cuando estaba en la cruz

2. – “Dios salva”. El texto del evangelio de Lucas termina con el relato de la circuncisión. Es un rito que expresa las raíces judías de Jesús, el entronque con las promesas de los profetas del Antiguo Testamento. Jesús nació bajo la Ley, pero vino a rescatar a los que estaban bajo la Ley, para convertirles en hijos de adopción. Todos hemos sido rescatados por Jesús, pues Él es nuestro hermano. Ahora ya podemos llamar a Dios "¡Abbá!", Padre. Confieso que es la mejor noticia que podía recibir: Dios es mi padre, que me quiere, me mima, me perdona, está pendiente de mí, me guía por el buen camino. ¿Por qué temer, si Dios me acompaña siempre? En una ocasión escuché de labios de un joven musulmán recién convertido que lo que más le había impresionado de la fe cristiana es el concepto de Padre, el poder dirigirse a Dios con la confianza de un hijo querido. Creo que no nos damos cuenta de la grandeza y el gozo que produce esta gran noticia, saber que Dios es mi Padre. Eliminemos de nuestras creencias el temor o el miedo, pues no tiene sentido en aquél que cree en el Dios revelado por Jesús. El nombre que recibe el Niño-Dios indica cuál es su misión; en aquel tiempo no se le ponía el nombre por casualidad o porque le gustase mucho al padre. Jesús significa "Dios salva", es decir Dios está a favor nuestro. La religión del miedo no es cristiana, sólo es verdadera la religión del amor.


3.- “La paz, camino de esperanza ante los obstáculos y las pruebas”. Es el mensaje del Papa Francisco para la Jornada Mundial de la Paz. El Papa nos dice que la paz, como objeto de nuestra esperanza, es un bien precioso, al que aspira toda la humanidad. Esperar en la paz es una actitud humana que contiene una tensión existencial, y de este modo cualquier situación difícil: “se puede vivir y aceptar si lleva hacia una meta, si podemos estar seguros de esta meta y si esta meta es tan grande que justifique el esfuerzo del camino. La esperanza es la virtud que nos pone en camino, nos da alas para avanzar, incluso cuando los obstáculos parecen insuperables”. Abrir y trazar un camino de paz es un desafío muy complejo, en cuanto los intereses que están en juego en las relaciones entre personas, comunidades y naciones son múltiples y contradictorios. En primer lugar, es necesario apelar a la conciencia moral y a la voluntad personal y política: “La paz brota de las profundidades del corazón humano y la voluntad política siempre necesita revitalización, para abrir nuevos procesos que reconcilien y unan a las personas y las comunidades”.

4- Un día para dar gracias a Dios y pedirle su ayuda. Gracias por todo lo que hemos vivido en este año que terminamos, gracias por lo que viviremos en el año que comienza, gracias por todo lo nuevo que aparece en nuestra vida. Le pedimos a Dios que todos nuestros buenos deseos y proyectos para este año nuevo se hagan realidad con esta oración:

Pongo en tus manos Señor el año que comienza

Tú, Padre amoroso, que velas por mí y estás por encima de los límites del tiempo y del espacio, sabes lo que necesitaré en este año que inicia. Me abandono a tu misericordia, a tu providencia. Que sea lo que Tú dispongas, Señor.

Aumenta mi fe, que sea capaz de descubrir tu presencia a mi lado. No permitas que nada me separe de Ti. Dame fortaleza y perseverancia en las pruebas, y ayúdame cada día a recordar que nunca sucederá nada que Tú y yo juntos, no podamos superar. Amén

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