jueves, 23 de agosto de 2018

¡Dios te salve, Reina!

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ORAR CON EL CORAZÓN ABIERTO
Meditaciones diarias para un sincero diálogo con Dios

Fiesta por todo lo alto la que celebramos hoy a los pocos días de la Asunción de María al Cielo en cuerpo y alma: la memoria del Reinado de la Santísima Virgen María, Señora de todo lo creado. ¡Qué honor celebrar esta fiesta de quien es, por obra y gracia del Espíritu Santo, la madre de Dios hecho hombre! ¡Qué alegría pensar que por la realeza de Cristo, María es Reina de Cielos y tierra! ¡Que alegría saber que la grandeza de su reinado es elección de Dios! ¡Que bonito pensar que María es Reina por la íntima y estrecha relación que tiene con Cristo, Rey de Reyes, Señor del Universo! ¡Que hermoso es recordar que Ella es Reina, una reina singular que formó a Cristo, que lo acompañó en su camino vital, que estuvo junto a Él hasta el postrer momento de su existencia! ¡Que grandeza la de María, la Reina que acepta su reinado, presentándose ante el Espíritu Santo como la esclava del Señor! ¡Qué gozo saber que María es también reina por ser corredentora del género humano por expresa voluntad de Dios! ¡Que serenidad ofrece para el hombre saber que Ella participa en la obra salvadora de Cristo! ¡Qué ejemplo tan grande recordar cómo el Sí de María no se circunscribió a la Anunciación sino que fue firme hasta la muerte de Cristo en la cruz! ¡Qué tranquilidad saber que María está a nuestro lado siempre hasta el último momento de nuestra salvación! ¡Me imagino la celebración en el cielo el día que Jesús le impuso a María la corona de su reinado!
Mi corazón rebosa hoy de alegría. Se une más estrechamente a María gozándose del reinado de esta Madre buena y humilde que distribuye a manos llenas la gracia y la misericordia de Cristo. Y aunque acudo a Ella cada jornada hoy me dirijo especialmente exclamando con júbilo y alborozo: «Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura, esperanza nuestra…»


¡Dios te salve, María, por tu dignidad de Reina! ¡Dios te salve, María, porque has sido ensalzada por el Señor como Reina universal para asemejarte más plenamente a Él! ¡Dios te salve, María, porque desde tu reinado me enseñas a ser como lo fuiste tú un auténtico discípula de Cristo! ¡Dios te salve, María, porque me muestras que el sentido de tu reinado no es ser servido sino a servir!  ¡Dios te salve, María, que nos enseñas a vivir en humildad, generosidad y paciencia! ¡Dios te salve, María, por tu bondad y porque todas las gracias que recibido me llegan por medio de tu mediación maternal! ¡Dios te salve, María, que acoges con amor maternal todos mis problemas y adversidades, las dificultades de mi vida, la alegrías de mi corazón, das luz a la oscuridad que tantas veces me invade, alivias mis penas, das fuerza a mis plegarias, alientas mis anhelos de conocer mejor a Jesús, fortaleces mi fe, me ayudas a separarme del pecado, me inundas de tu misericordia que es la misericordia de Dios! ¡Dios te salve, María, porque eres bendita entre las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre! ¡Dios te salve, María, porque puedo acudir cada día a ti en la oración para pedirte tu protección maternal, para pedir por los míos, para darte gracias por los dones recibidos, para guiar mi vida, para acordarte de los que te necesitan, para que intercedas ante Cristo, para que me ayudes a caminar seguro a tu lado por los caminos de la vida! ¡Dios te salve, María, porque eres el camino que lleva a Jesús que es junto al Padre y al Espíritu Santo el que tiene el destino del universo! ¡Dios te salve, María, porque eres reina de los Ángeles, de los Patriarcas, de los Profetas, de los Apóstoles, de los Mártires, de los sacerdotes, de los Confesores, de las Vírgenes, de todos los Santos, del Santísimo Rosario, de la familias, de los que no creen, de la paz! ¡Dios te salve, Reina y Madre de Misericordia, porque a tu lado mi corazón exulta de gozo, de alegría, de esperanza, de confianza y de amor! ¡Gracias, María, por tu maternidad! ¡Gracias, Padre, por darnos a María que reina de todo lo creado! ¡Espíritu Santo ayúdame a vivir como María siempre dispuesta a servir al proyecto de amor instituido por Dios!

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