5 mitos sobre el Espíritu Santo que demasiadas personas todavía creen (¡incluso tú mismo!)

Benjamin Asmussen , CC BY-NC-SA 2.0

El Espíritu Santo es probablemente el más incomprendido de las tres personas de la Trinidad. ¡No creas en ninguno de estos mitos y ayuda a difundir la verdad!

Mito 1: El Espíritu Santo es una "fuerza"

Verdad : El Espíritu Santo es en realidad una  persona , como el Padre y el Hijo. El hecho de que se lo llame "Espíritu", en lugar de un término que estamos acostumbrados a usar para las personas (como Padre e Hijo), podría hacer que esto sea confuso, pero de todos modos es una persona.

Mito 2: El Espíritu Santo no existía en el Antiguo Testamento

Verdad : El Espíritu Santo siempre ha sido la tercera persona de la Trinidad desde toda la eternidad, incluso durante el Antiguo Testamento. Cada vez que Dios hace algo en el Antiguo Testamento, ¡ese es el Espíritu Santo en acción!

Mito 3: El Espíritu Santo es de menor categoría que el Padre y el Hijo

Verdad : Sí, llamamos al Espíritu Santo la tercera  persona de la Trinidad. Pero esto se refiere a las relaciones entre las personas divinas y no indica ningún estado menor. Las tres personas son co-iguales, como se confiesa en el Credo de Atanasio .

Mito 4: El Espíritu Santo es solo una parte de Dios

Verdad : En realidad, las tres personas de la Trinidad son todas de Dios. Esto puede ser confuso, pero Dios no tiene partes. Todo lo que Dios hace, las tres personas lo hacen, incluido el Espíritu Santo.

Mito 5: Un verdadero cristiano con el Espíritu Santo "hablará en lenguas"

Verdad : Primero, hay una gran controversia sobre lo que significa "hablar en lenguas". Aunque muchos cristianos modernos creen que se refiere a un cristiano hablando lo que suena a galimatías, tradicionalmente se entendía como el don de hablar en múltiples idiomas humanos reales, como lo hicieron los Apóstoles en Pentecostés.

En cualquier caso, la Iglesia enseña que una persona recibe el Espíritu Santo y se convierte en cristiana en el Bautismo, y se fortalece en los dones del Espíritu Santo en la Confirmación, independientemente de si uno demuestra "hablar en lenguas".