La ciudad brasileña y una particular semejanza con una “zona de guerra”
“Tengo que salir, pero antes voy a revisar mi móvil para saber qué camino me conviene tomar hoy”. Esta frase, recreada para este artículo, perfectamente la podría pronunciar cualquier persona en algún lugar del mundo antes de salir a la calle en su vehículo personal.
Sin embargo, en Río de Janeiro, también es posible que alguien la exprese, pero para saber qué lugares evitar para toparse con alguna balacera. Al menos esa es la lógica de “Fuego Cruzado”, una aplicación (App) que vio la luz en 2016, previo a los Juegos Olímpicos, a instancias de Amnistía Internacional.
El principal objetivo es brindar un “mapa” en tiempo real sobre los lugares donde se están produciendo tiroteos, muchos de los cuales tienen a los propios policías como protagonistas.
Pero la situación de continua violencia que vive la ciudad brasilera de Río de Janeiro también puede ser visualizada a través de otras aplicaciones como “Dónde Hay Tiroteo” (Onde Tem Tiroteio), que es seguida por miles de personas, más que nada a nivel local.
A diferencia de lo que ocurre o ha ocurrido en otros países como Siria e Irak, y salvando las distancias, en Río de Janeiro se está viviendo una especie de “guerra urbana” que involucra a las fuerzas de seguridad contra el narcotráfico y el crimen organizado. En el centro, las disputas por las favelas.
Esta situación genera alarma pública y afecta a la vida cotidiana de las personas, por lo cual, han tenido que desarrollar estrategias para continuar con la rutina en medio de una situación de violencia. En el caso de la app “Dónde Hay Tiroteo” surgió por iniciativa de los propios ciudadanos y a esta altura es considerada un verdadero servicio público.
“Uno va en autobús y es asaltado, va en su coche y es asaltado, uno sale del metro y se ve en medio de un tiroteo. ¿En qué país estamos?”, expresó un ciudadano a la agencia ANSA, medio que también reprodujo las declaraciones de Jailson de Souza e Silva, integrante del grupo de estudios Observatorio de las Favelas, quien no tuvo pudor en afirmar que “la situación de un vecino promedio de Río de Janeiro es similar a la de un habitante de Damasco, capital de Siria”.
En los últimos días también trascendió que en breve el presidente Michel Temer firmará un decreto para el despliegue militar de tropas en Río de Janeiro, por lo que perfectamente se podría acuñar el término de “militarización” con todo lo que ello implica.
A esto se suma las recurrentes manifestaciones ciudadanas a raíz de la situación de inestabilidad política y social que enfrenta el país sudamericano y que cuando se producen no suelen pasar desapercibidas en cuanto a las consecuencias.
Las balas y la violencia no cesan –en lo que va del año dejó casi un centenar de policías muertos y más de 1.000 personas asesinadas- y de momento forma parte de la dura realidad que deben afrontar los habitantes de una ciudad que también tiene su cara positiva, la misma capaz de deslumbrar a millones de turistas todos los años, que tiene que ver más con la paz y la alegría.
Se trata de una zona del mundo que cautiva por su belleza natural y que se destaca por la emblemática imagen de Cristo Redentor que abraza desde un morro a todos los habitantes de la ciudad. Ahí estuvo, está y estará también acompañando en cada momento el dolor de su gente.
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