sábado, 27 de octubre de 2018

Papa Francisco: La indiferencia, el odio, los insultos sirven para matar

papa francisco hablando desde podio microfonos fondo marron

Papa Francisco: Para matar a un hombre es suficiente ignorarlo con indiferencia. Para herir a una mujer es suficiente un gesto de frialdad  



"Lanzar insultos y ser indiferente a las vidas de otras personas es el primer paso en el sinuoso camino que lleva a matarlos, al menos en sentido figurado", así lo dijo el Papa Francisco durante su audiencia general semanal que realza cada miércoles a los miles de peregrinos reúnidos.en la Plaza de San Pedro.

Continuando con su serie de conversaciones sobre los Diez Mandamientos, el Papa Francisco reflexionó sobre la explicación de Cristo del Quinto Mandamiento: "No matarás".


La indiferencia y el desprecio matan.


Al advertir que quien esté enojado con su hermano será susceptible de juicio, Jesús compara el odio con el asesinato

La indiferencia mata. Es como decirle a alguien: "Estás muerto para mí", porque los has matado en tu corazón. No amar es el primer paso para matar; y no matar es el primer paso para amar


Por lo tanto, si traes tu ofrenda al altar y recuerdas que tu hermano tiene algo en contra tuyo, deja tu ofrenda allí en el altar, ve primero y reconcíliate con tu hermano, y luego ven y ofrece tu regalo. Así lo dijo Jesús según el Evangelio de san Mateo.


Los insultos también matan

Aunque los cristianos deberían tener una actitud de reconciliación con las personas con las que hemos tenido problemas, el Papa Francisco dijo que a veces, incluso mientras esperan que comience la misa, charlamos un poco y hablamos mal de los demás.

¡Esto no se puede hacer! Pensemos en la gravedad de los insultos, la gravedad de despreciar a alguien, la seriedad del odio. Jesús los coloca en la línea del asesinato.


Al ampliar la definición de asesinato, Jesús enfatizó que cada persona que lleva consigo la imagen de Dios posee un yo oculto que no es menos importante que su ser físico y que ambos pueden ser destruidos fácilmente.


Para ofender la inocencia de un niño, una frase inapropiada es suficiente. Para herir a una mujer, un gesto de frialdad es suficiente. Para romper el corazón de un hombre joven, es suficiente con negarle la confianza. Para aniquilar a un hombre, es suficiente ignorarlo, con la indiferencia.


A través de su vida y muerte, Cristo enseñó que el perdón y la misericordia son el amor que no podemos prescindir.


En Jesús, en su amor que es más fuerte que la muerte y por el poder del Espíritu que el Padre nos da, podemos aceptar este mandamiento: "No matarás", como lo más importante. Atractivo y esencial: la llamada al amor.

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