miércoles, 31 de octubre de 2018

El Regalo de Navidad de Santa Teresa de Calcuta

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Con su vida, la Madre Teresa nos regala 2 ideas para aprovechar la Navidad que no pierden vigencia y funcionarán incluso luego de año nuevo  


Me parece más un regalo para nosotros que para ella, pero pienso que en la economía divina es para ambos.

El Papa Francisco aprobó el milagro que canonizó a la Madre Teresa de Calcuta. Una nueva Santa de nuestra fe para la Gloria de Dios con el sello de aprobación de la Iglesia. No es que lo necesite donde se encuentra, pero todos los santos son así – ellos aprecian el visto bueno de la Iglesia.

Y cuán apropiado  es que el Santo Padre se haya reunido con el Cardenal Amato  para decidir sobre el milagro el día en que la Antífona de la O comienza y la Iglesia canta

“Oh Sabiduría, que brotaste de los labios del Altísimo, abarcando del uno al otro confín y ordenándolo todo con firmeza y suavidad, ¡ven y muéstranos el camino de la salvación!”.

Ah, sabiduría y prudencia… Madre Teresa fue heroica, aunque no en la forma que el mundo esperaba. ¿Y nosotros?  No tenemos mucho tiempo antes de la Navidad y la llegada de Jesús como un infante acostado en un pesebre. ¿Hemos hecho el uso más prudente y sabio del Adviento?



Si eres como yo, la respuesta a esa pregunta es siempre no. Una vez más, admito con una sonrisa atribulada, definitivamente no le he dado el mejor uso al Adviento y el tiempo se está acabando.

Pero tal a como la tocaya de Madre Teresa, Santa Teresa de Lisieux, no dejemos que nada – incluso nuestra pequeñez – nos impida que abracemos a Jesús en nuestros corazones, aunque se esté haciendo tarde. Seguro, el tiempo se está acabando (¿no es así siempre?), pero por eso Jesús nos dijo la parábola de los jornaleros.

Podemos ser uno de los contratados al caer la tarde y aún recibir un salario digno. Él es ese tipo de jefe, así que tengamos coraje y no nos demos por vencidos.

Aquí hay dos ideas para que estos días restantes de Adviento; y si el Adviento se nos escapa y no las hemos implementado aún (¡oops!), la buena noticia es que no expiran y funcionarán incluso durante el Año Nuevo y más allá.

Así que aquí están, ideas de último minuto para la santidad y la cordura en el Adviento:

1.- Da el regalo que sigue dando.
La Santa Madre Iglesia nos baña de regalos, pronto estaremos bañando a nuestros seres queridos de regalos también - ¿por qué no usar estos últimos días para dar y recibir lo mejor de lo mejor?

No hace falta mucha sabiduría y prudencia para ver que lo mejor que Dios nos ofrece es a Su Hijo Amado, Jesús. Como San Juan de la Cruz dijo: “El Padre dijo una Palabra, que fue Su Hijo, y esta Palabra siempre la dice en silencio eterno, y en silencio debe ser escuchada por nuestras almas”.

¿Cómo podemos dar y recibir este regalo que es el mejor? Madre Teresa, nuestra futura Santa, una experta en dar, tiene la respuesta para nosotros.

Ella dijo:

“El tiempo que pasamos con Jesús en el Santísimo Sacramento es el mejor tiempo que podemos invertir en la tierra. Cada momento que pasamos con Jesús profundizará nuestra unión con Él y hará nuestras almas infinitamente más gloriosas y bellas en el cielo y nos ayudará a alcanzar una paz eterna en la tierra”.

Todos estamos ocupados, pero por qué  no poner en tu lista, ahora que nadie ve, “Media Hora Santa”.  Adelante – escríbelo en el margen de la lista, con una pequeña flecha apuntando entre “supermercado: bananas, ponche, pan…” y “centro comercial: regalo de Jorge”.

He descubierto que cuando hago una visita inesperada (para mí, probablemente no para Él) al Santísimo Sacramento en medio de mis quehaceres y mandados, ¡los viajes a la tienda los hago mucho más rápido! Pero aún más importante, tengo la oportunidad de recordar por qué estoy comprando.

En su famosa Carta de Vanarasi, Madre Teresa le escribió a su hijo espiritual:

“Jesús quiere que os diga de nuevo, especialmente en esta Semana Santa, cuánto amor tiene por cada uno de vosotros - más allá de cuanto podáis imaginar. Me preocupa que alguno de vosotros todavía no se haya realmente encontrado con Jesús - cara a cara - tú y Jesús a solas. Podemos pasarnos tiempo en la Capilla - pero ¿Habéis visto con los ojos de vuestra alma como Él os mira con amor? ¿Conocéis realmente al Jesús vivo - no a través de los libros sino por estar con Él en vuestro corazón? ¿Habéis oído las palabras llenas de amor con que Él os habla? Pedidle la gracia, Él está deseando dárosla. Hasta que podáis oír a Jesús en el silencio de vuestro propio corazón, no seréis capaces de oírle diciendo "Tengo sed" en los corazones de los pobres. Nunca abandonéis este contacto diario e íntimo con Jesús como Persona real y viva - y no simplemente como una idea. ¡Cómo podernos pasar un solo día sin oír a Jesús diciendo "Te Amo"! ¡Imposible!. Nuestra alma lo necesita tanto como el cuerpo necesita respirar el aire. De lo contrario, la oración está muerta - la meditación es tan sólo una reflexión. Jesús quiere que cada uno de vosotros Le escuche - hablando en el silencio de vuestro corazón.”

Como Madre Teresa y Jesús, quiero que tu recibas también el regalo de Su amor mientras el Adviento se convierte en Navidad, pero si estás tan ocupado no podrás ver directo, si estás pensando “Más tarde, cuando tenga tiempo”. ¿Por qué no consideras dar este regalo a alguien más? ya que tienes que dar un regalo o dos de cualquier manera.

Si estás obsequiándoles a compañeros Católicos, por qué no agregar una nota que diga “Hice una visita a Jesús en el Santísimo Sacramento y le pedí que te concediera los deseos de tu corazón (y a Sí mismo) esta Navidad”.

Si tus regalos son para aquellos que no saben (o no recuerdan) el amor de Jesús en la Santa Eucaristía, puedes incluir un regalo silencioso para ellos, un secreto entre el Niño Dios y tú, tu oración por esos seres queridos que se están perdiendo del regalo más grandioso.

Y no te preocupes, es el Año de la Misericordia, que es como uno de esos programas corporativos de regalías: Dios seguramente te doblará los regalos que les des.

2.- Encuentra un gran libro
Para un regalo que continúe dando, encuentra un libro sobre Madre Teresa para ponerlo debajo del árbol para ese miembro de tu familia, amigo o compañero de trabajo al que nunca sabes que comprarle.

Es tan fácil como ir a la librería más cercana – créeme, es muy probable que tengan un libro sobre Madre Teresa. Regala un hermoso libro espiritual que te garantizo te ayudará y a los tuyos a amar más a Jesús y a experimentar Su paz más allá de nuestro entendimiento.

Finalmente, mi última idea, una promoción del tipo “ordene ahora y le enviaremos gratis” (aun cuando no lo ordenes ahora), es ésta: si quieres hacer el Adviento especial, si quieres acompañar a María y a José en su camino a Belén, si quieres convertirte en santo como Madre Teresa y usar sus métodos… sonríe.

Sí, todos andan a prisa, no tienes mucho dinero, las líneas son largas – ¡las condiciones son ideales! Una sonrisa no te toma tiempo, no te cuesta nada y esparcirá alegría a aquellos que están esperando en la fila contigo.

La risa es aún mejor, pero puede que sientas que eso es mucho pedir (y quieres animar a la gente, no provocarla)… Una sonrisa, en cambio, es lo más apropiado. Como nos enseñó la Madre Teresa: “Nunca podremos saber cuánto bien puede hacer una sonrisa”.

Si necesitas una razón para sonreír, recuerda el regalo de Navidad de Madre Teresa – la Iglesia, siempre generosa pero también cautelosa al publicar únicamente la verdad, la inscribirá públicamente en el canon de los santos. ¿Por qué? Porque sonrió. ¿Y por qué sonrió? Como ella lo explica:

“Jesús vino a este mundo por una razón: Él vino para darnos la buena noticia de que Dios nos ama, que Dios es amor, que Él te ama y a mí también”.

Él no espera que nosotros lo amemos más o mejor de lo que ya lo hacemos – Él nos ama ahora, infinitamente. Que tu ángel de la guarda te acompañe al finalizar el Adviento y te traiga, en Navidad y siempre, a Jesús, Maravilloso Consolador, Príncipe de Paz, Dios con nosotros.

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Adaptación y traducción al español por María Mercedes Vanegas, para PildorasdeFe.net, de artículo publicado originalmente en: Catholic Exchange, autor: Suzie Andres

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