domingo, 28 de octubre de 2018

FESTIVIDAD DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO REY

Publicado: 27 de octubre de 2018 05:09 PM PDT


                  "Sí, yo soy Rey", dijo Nuestro Señor Jesucristo a Pilatos, "Por eso precisamente ha nacido y venido a este mundo, para dar testimonio de la verdad". Es el Reino Divino de la Santa Iglesia, La vida a los ciegos, La libertad a los cautivos. Sus hijos tienen poder para hacer hijos de Dios, para vivir una vida divina, para gozar de la libertad; Aparta del yugo de Satanás y nos comunica los bienes sobrenaturales. Todo esto, en virtud de nuestra unión vital, de nuestra unidad de ser con Cristo, que es nuestra Cabeza, el Fundador de este Reino, el que lo hace con Sus Enseñanzas, con Sus ejemplos y, sobre todo, con Su muerte de Cruz .

                  Fue el Papa Pío XI que durante el Jubileo de 1925, quiso instituir esta Fiesta de Cristo Rey. El título y el poder del Rey pertenecen a nuestro propio Señor Jesucristo, como Dios y como hombre; es también Rey por el derecho de conquista en cuanto al libertador de la Humanidad Redimida con Su Sangre.    




De la Encíclica " Quas Primas "
del papa pio xi


EL "LAICISMO", ENEMIGO DE DIOS

               J uzgamos peste de nuestros tiempos al llamado "laicismo" con sus errores y abominables intentos; Comenzó por el Imperio de Cristo sobre todas las gentes; Se negó a la Iglesia el Derecho, fundado en el Derecho del mismo Cristo, la enseñanza del género humano, esto es, la ley de los pueblos para conducir a la Eterna Felicidad. 

                D espués, poco a poco, la religión Cristiana fue igualada con los demás religiones falsas y rebajadas indecorosamente al nivel de los límites. Se trata de algo así como el poder civil y la arbitrariedad de los gobernantes y magistrados. Y se avanzó más: hubo algunos de esos que se imaginaron la religión de Cristo con cierta religión natural, con ciertos sentimientos puramente humanos. No faltaron Estados que creyeron poder pasarse sin Dios, y pusieron su religión en la impiedad y en el desprecio de Dios.

EL APOSTOLADO BAJO LA BANDERA DE CRISTO REY 

                 La tarea de los católicos debe ser mejorada. Parece que no hay en la llamada convivencia social ni en el puesto ni en la autoridad que es indigno les falten a los que aparecen delante de sí la antorcha de la Verdad. Estas desventajas proceden de la apatía y la timidez de los buenos, se abstienen de luchar o resistir débilmente; con lo que es la fuerza que los adversarios de la Iglesia cobren mayor temeridad y audacia. Pero si los fieles se convierten en un infatigable esfuerzo bajo la bandera de Cristo Rey, entonces, se inflama en el fuego del Apostolado, se dedica a llevar a Dios y el nuevo rebelde e ignorantes, y se trabaja animadamente para mantener los derechos del hombre. Señor

                 A los demás, para el condenar y reparar en alguna manera, esta apostasía, producida, con tanto daño de la sociedad, por el laicismo, ¿no parece que hay que ayudar a la celebración anual de la Fiesta de Cristo Rey entre todas las gentes? En verdad: cuanto más con un indigno silencio, el nombre de nuestro Redentor, en las reuniones internacionales y en los parlamentos, tanto más allá como en la publicidad, se afirma que los derechos de Su Real Dignidad y Potestad.




PÚBLICO RECONOCIMIENTO DE LA SOBERANÍA DE CRISTO


                 ... con nuestra Autoridad Apostólica, instituimos la Fiesta de Nuestro Señor Jesucristo Rey, y decretamos que celebramos en todas las partes de la tierra el último domingo de octubre, esto es, el domingo que nos antecede a la festividad de Todos los Santos . También ordenamos que en ese día se renueve todos los años la consagración de todo el género humano al Sacratísimo Corazón de Jesús, con la misma fórmula que nuestro predecesor, de santa memoria, Pío X, mandó recitar periódicamente.

                ... así sucesivamente que los Misterios de la Vida de Cristo, conmemoraciones en el transcurso del año, final y recibo coronamiento en esta Solemnidad de Cristo Rey, y antes de celebrar la Gloria de Todos los Santos, se celebrará y exaltará la Gloria de Aquél que triunfa en todos los Santos y Elegidos.


Papa Pío XI, 11 de diciembre de 1925.



Consagración del Género Humano
Al Sacratísimo Corazón De Jesús

"... que en ese día se renueva todos los años la consagración de todo el género humano
 Al Sacratísimo Corazón de Jesús, con la misma fórmula que nuestro predecesor, 
de santa memoria, Pío X, mandó recitar anualmente " (Pío XI)




               Dulcísimo Jesús, Redentor del género humano, miradnos humildemente postrados delante del altar Vuestro; Vuestros somos y Vuestros queremos ser ya fin de poder vivir más estrechamente unidos con Vos, todos y cada uno de nosotros espontáneamente nos consagramos en este día a Vuestro Sacratísimo Corazón.

                Muchos, por desgracia, nunca os han conocido; Muchos, despreciando Vuestros Mandamientos, os han desechado. Oh, Jesús benignísimo, compadeceos de los unos y los otros, y atraedlos a todos a Vuestro Corazón Sacratísimo.

                Oh Señor, sed Rey, no sólo de los hijos que nunca se han alejado de Vos, sino también de los números que han abandonado; Hazed que vuelvan pronto a la casa paterna, para que no perezcan de hambre y de miseria.

                Sed Rey de aquellos que, por la seducción del error o por el espíritu de la discordia, viven separados de Vos: devolvedlos al puerto de la Verdad y la Unidad de la Fe, para que en breve, se forma un solo rebaño bajo un solo Pastor.

                Sed Rey de los que permanecen todavía envueltos en las tinieblas de la idolatría o del islamismo; Dignos de atraer a todos a la luz de Reino Unido.

                Mirad, finalmente, con ojos de misericordia a los hijos de aquel pueblo que en otro tiempo fue vuestro predilecto: descender también sobre ellos como bautismo de redención y de vida, la Sangre que un día se recuperó.

               Concedida, oh Señor, incolumnidad y libertad segura a Vuestra Iglesia; otorgad a todos los pueblos la tranquilidad en el orden; haced que del otro lado de la tierra no suena sino esta voz:

                ¡Alabado sea el Corazón Divino, causa de nuestra salud, Él se entonó los cánticos de Honor y de Gloria por los siglos de los siglos! Amén.




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