“¿Qué pasa si un violador que está en la cárcel se declara mujer? ¿Lo mandas a una cárcel de mujeres?”, preguntaba en el libro “Mayo del 68” la filósofa feminista Amelia Valcárcel, muy crítica con la ideología de género.
En España no está aun del todo claro, pero parece que en Inglaterra la respuesta ya es que sí.
Davina Ayrton era David Ayrton cuando violó a una chica de 15 años
Davina Ayrton era David Ayrton cuando violó a una chica de 15 años .
Y un artículo en elDailyMail intenta contabilizar cuantos hombres (y violadores) podrían acogerse a eso: declararse mujeres para ir a cárceles de mujer.
Primer factor: opacidad, que no se den datos
La opacidad, la falta de datos, es galopante. El Ministerio de Justicia inglés dice que hay 25 presos “transgénero” en cárceles femeninas, pero se niega a decir si son hombres que se declaran mujeres o mujeres que se declaran hombres. Solo hay 7 prisiones femeninas en estas situación, contarlo no cuesta tanto, pero el Ministerio dice que “no tiene los datos” aunque se lo pidan asociaciones o diputados.
Lo que el Ministerio sí ha confirmado es que no hay ninguna mujer que se declare hombre en las cárceles masculinas. Las mujeres presas que se declaran hombres, por muy hombres que digan ser, no piden su traslado a cárceles masculinas: saben que allí lo pasarían peor.
En cambio, a un hombre que quiera violar mujeres, o a un hombre que simplemente quiere salir de los rigores de la cárcel masculina, declararse mujer para ir a una cárcel femenina le puede resultar muy provechoso.
Hasta ahora se pedía diagnóstico de disforia y 2 años de vida trans
Hasta ahora, en Inglaterra, cambiar de cárcel por cambio de sexo costaba algo de esfuerzo y dedicación. El hombre necesitaba un diagnóstico médico de “disforia de género” y al menos 2 años viviendo “como mujer”, para recibir un Certificado de Reconocimiento de Género. O bien, un certificado de una comisión especial de prisiones.
Pero la Primera Ministra Teresa May (hija de un clérigo anglicano) y su Gobierno están considerando ceder a las presiones de los lobbies transexuales para que baste la autoidentificación de una persona en tal o cual género para que el estado tenga que reconocerlo (ignorando lo que diga la ciencia, la razón o la biología). Los lobbies transexuales y la ideología de género insiste en que no existe la “disforia de género”, que uno es lo que uno declara y quien lo niegue está “patologizando” a los demás.
Por ahora, cada prisión examina cada petición y puede bloquear o permitir traslados, pero esto podría cambiar.
Que el Estado dé los datos para el debate
La bióloga Nichola Williams, portavoz deFairplayforwomenuna plataforma contraria a facilitar estos traslados, explica que “la negativa continuada del Ministerio de Justicia de aportar los datos básicos es indignante; ¿cómo podemos hacer el debate necesario sin ellos?”
Pero su asociación sí ha consultado prisiones y expertos y ha recabado datos y eso ha forzado al ministerio a publicar algunos datos con cuentagotas.
“Incluso estos datos limitados confirman que hay al menos 34 transgénero que son varones-de-nacimiento en tan solo 4 de las prisiones especializadas en criminales sexuales. Nosotros contabilizamos otros 10 adicionales en otras prisiones de crímenes sexuales que el Ministerio no difunde. Eso suma un total de 44 nacidos-varones”. De ellos, 18 están en prisiones de máxima seguridad.
Eso significaría que de los 125 presos “transgénero” (todos hombres que dicen ser mujeres) que hay según el ministerio, el 40% están en prisiones de crímenes sexuales o de máxima seguridad, es decir, es gente muy peligrosa que ha hecho cosas muy graves.
Casos concretos de hombretones que dicen ser mujeres, ya en prisiones femeninas
David Rose, el periodista del The Mail on Sunday, cuenta el caso de la prisión de mujeres de Bronzefield en Surrey. Allí está “Jessica Winfield”, “alta, fuerte, muscular”, vestido de flores, gran peluca rubia larga… las otras presas no se atreven a acercarse. Porque “Jessica” es (o, legalmente, fue) Martin Ponting, con cadena perpetua por violar a una niña y a otra hija discapacitada de unos amigos de la familia. Lleva en prisión desde 1995.
Winfield antes estaba en Whitemoor, una prisión masculina de máxima seguridad, para los peores criminales. Pero desde 2006 dijo que “lo pasaba mal por mi sexualidad” y se declaró mujer. En 2016 entró en la cárcel femenina de Bronzerfield.
Dicen al periodista que se ha sometido a cirugía, pero no está claro a cuál, como o cuándo. Tampoco se necesitan genitales masculinos para violar o acosar.
Incluso el “tratamiento completo” es irrelevante
Andrea Albutt, que preside la Asociación de Directores de Prisión, cuenta el caso de un prisionero transgénero sometido “al proceso completo” (o sea, castrado y mutilado) que “a veces era muy femenina, otras veces agresiva, masculina, muy desestabilizante, muy macho, teníamos que ponerla por separado”.
Un caso popular es el de Davina Ayrton, encarcelado (o encarcelada, según la ley) para 8 años en 2016, por haber violado a una chica de 15 años en 2004. Entonces, Davina se llamaba David. Hay una lista de criminales sexuales que ahora dicen ser de otro sexo en Transcrimeuk.com.
Otro ejemplo: Craig Hauxwell, condenado a 14 años por violar a dos chicas adolescentes y por 7 “asaltos indecentes”; cometió los crímenes en 2001 y 2002, pero cuando lo juzgaron en 2016 declaraba ser una mujer llamada Lisa.
Otro caso: Ross Florida, encarcelado en 2007 por violar dos chicos y una chica. En prisión cambió de sexo, y fue luego puesto en libertad. Cuando volvió a prisión por intentar hacer fotos de una de sus víctimas, lo hizo ya como Nicola Florida.
Nicola Williams insiste: los hechos no son transfobia y deben conocerse para tomar decisiones.
Las presas son mujeres especialmente vulnerables y ya dañadas
“Parecía claro que permitir que criminales sexuales masculinos cambien su certificado de nacimiento para ser mujeres y que puedan ir a prisiones femeninas expone a las mujeres a un peligro real. Las presas son vulnerables. Muchas ya han sufrido violencia masculina o abuso sexual de niñas. Muchas han intentado suicidarse o autolesionarse. Sí, han cometido crímenes, la mayoría no violentos, pero eso no justifica exponerlas a la violencia sexual”.
“Si, como sugiere la Primera Ministra, la ley se cambia para que cualquier hombre que lo desee diga ‘yo ahora soy mujer’ y gane derecho a ser transferido a una prisión de mujeres, las presas no podrían evitar estar encarceladas con machos potencialmente predadores, sexualmente violentos”.
Y los datos demuestran que muchos ya han sido violentos y predadores y que, pese a todo, pueden ir a cárceles de mujeres.
“Este tema tiene que discutirse racionalmente. Los datos no son transfóbicos”, insiste Nichola Williams, científica, bióloga.
Por el momento, ella, su asociación, los diputados que plantean el tema y en general cualquiera que ponga en cuestión el asunto han recibido gritos, insultos, amenazas y descalificaciones: el debate serio no se está dando.
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