viernes, 7 de abril de 2017

Dolorosa

Virgen Dolorosa_Tradicionalmente, el viernes de Cuaresma antes del Domingo de Ramos se celebraba la fiesta de los Dolores de Nuestra Señora, el viernes de Dolores. En los años sesenta, la reforma litúrgica del Vaticano II suprimió esta fiesta, por considerar que estaba duplicada, uniéndola a la de la Virgen de los Dolores, el 15 de septiembre. Sin embargo, si no recuerdo mal, se estableció que donde estuviese arraigada la tradición del Viernes de Dolor (algo que puede decirse de toda España), podía seguir conmemorándose. Además, desde el motu proprio Summorum Pontificum, puede uno utilizar el calendario antiguo si lo desea, así que hoy podemos aprovechar esta tradición para ir entrando en la Semana Santa que se acerca, de la mano de Nuestra Señora.
Para meditar en este Viernes de Dolor, traigo hoy al blog un sonetillo (es decir, un soneto de arte menor) que compuse en honor de la Virgen de los Dolores y al que luego puse música. Es una grabación hecha deprisa y corriendo por mi mujer, pero espero que guste a los lectores y les ayude a entrar en la Semana Santa que ya va a comenzar.
Nadie mejor que la propia Virgen para ayudarnos a meditar la Pasión de su Hijo, pues nadie estuvo tan unido como ella al Salvador. Con la pasión de Cristo, se cumplieron las palabras que le profetizó Simeón: “Y a ti una espada te atravesará el corazón".
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El texto del sonetillo es el siguiente:
Dolorosa
Venid y vedme hoy aquí:
¿Hay dolor cual mi dolor
cuando a mi Dios y Señor
en la Cruz sufriendo vi?


Mil veces con él morí,
pues, siendo mi Redentor,
era mi niño, mi amor,
a quien, virgen, concebí.

Al ser tanta nuestra unión,
su dolor mi dolor fue,
y su muerte mi pasión,

porque al tiempo le lloré
con llanto del corazón
y con lágrimas de fe.
Forma parte del libro Carmina Catholica, publicado por Vita Brevis.
Claro que, si prefieren versos verdaderamente buenos, yo recomiendo La Cristiada a quienes aún no la hayan adquirido. Por ejemplo, estos párrafos que desciben cómo un ángel acude a la Virgen durante la Pasión y se queda asombrado al verla:
Cual finas perlas sobre ardiente grana 
Esparcidas a trechos con destreza,
Y como de la cándida mañana
El rocío en la flor de más belleza; 
Así vido en la Reina soberana 
De la maternidad y la pureza, 
El ángel las mejillas milagrosas 
Bañadas de sus lágrimas hermosas.

Humilde puso en tierra los hinojos, 
Tierno pidió para hablar licencia; 
Como afligido se limpió los ojos,
Y los labios abrió con reverencia:
«Cesen ¡oh Virgen madre tus enojos,
De dolor llena, y llena de paciencia, 
Que el Padre Eterno y dulce a ti me envía, 
Dijo, ¡oh bella y santísima María!

«Al bien del mundo y a tu gozo atiende; 
Salvar a aquél, y a ti consuelo darte, 
Cual Dios y Padre universal pretende; 
Que es Padre en todo y Dios en cualquier parte: 
En la corona de la gloria entiende , 
Como en mayor riqueza, mejorarte; 
Mas has de batallar por la victoria
Que alcanza la corona de la gloria.

«Esfuérzate a sufrir del Hijo amado 
La pasión dura, la afrentosa muerte; 
Que así lo tiene Dios predestinado,
Y no puede trazarse de otra suerte;
Pero si bien está determinado
Que muera cual varón piadoso y fuerte, 
También que resucite en paz gloriosa 
Está en la mente sacra y poderosa.
Una santa Semana Santa a todos.
[Nota: este post se publicó originalmente el 30 de marzo de 2012, pero me ha parecido oportuno recuperarlo]

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