PARA TENER EL ESPÍRITU DE ORACIÓN Y DEVOCIÓN
Pensamiento bíblico:
Escribe Pablo a Timoteo: --Doy gracias a Cristo Jesús, nuestro Señor, que me revistió de fortaleza, y me consideró digno de confianza al colocarme en el ministerio, a mí, que antes fui un blasfemo, un perseguidor y un insolente. Pero Dios tuvo compasión de mí. Y la gracia de nuestro Señor sobreabundó en mí (1 Tm 1,12-14).
Pensamiento franciscano:
Oíd, señores hijos y hermanos míos -escribe Francisco a sus frailes-, y prestad oídos a mis palabras: Confesad al Hijo de Dios, porque es bueno, y ensalzadlo en vuestras obras; pues por esa razón os ha enviado al mundo entero, para que de palabra y de obra deis testimonio de su voz y hagáis saber a todos que no hay omnipotente sino él (CtaO 5-9).
Orar con la Iglesia:
Contemplando a san Pablo, convertido a Cristo y elegido apóstol suyo, elevamos nuestra oración confiada a Dios Padre:
-Para que la Iglesia viva siempre la preocupación del Apóstol por la salvación de todos los hombres.
-Para que en la Iglesia todos nos sintamos enviados a proclamar el Evangelio a toda la creación.
-Para que cuantos profesamos la fe que san Pablo predicó, seamos testigos de Cristo ante los hombres.
-Para que, leyendo y meditando las cartas de san Pablo, crezca nuestra fe y se traduzca en obras.
Oración Escucha, Señor, las súplicas que, avaladas por la intercesión de san Pablo, te dirigimos hoy por las Iglesias de Oriente y de Occidente en el arduo camino de la unidad. Por Jesucristo, nuestro Señor, Amén.
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