Reflexiones diarias católicas
¡Mi vida católica!
¡Jesús, ten piedad!
24 de octubre de 2021
Trigésimo Domingo del Tiempo Ordinario, Año B
Lecturas de hoy
Al enterarse de que era Jesús de Nazaret, Bartimeo comenzó a gritar y a decir: "Jesús, hijo de David, ten piedad de mí". San Marcos 10:47
Estas palabras de Bartimeo, el ciego, nos presentan la oración perfecta por algunas razones.
Primero, esta oración revela la profunda humildad de Bartimeo. Al hacer esta oración, Bartimeo expresa el hecho de que sabía que Jesús era la fuente de lo que necesitaba y que no podía ayudarse a sí mismo. Bartimeo sabía que era débil pero que Jesús era la fuerza perfecta. Así, Bartimeo se volvió humildemente a Jesús en su necesidad, reconociéndolo como la fuente.
En segundo lugar, es una oración que clama por "piedad". La piedad es el sentimiento de tristeza y compasión causado por el sufrimiento de los demás. La piedad es misericordia y es la forma de amor que se da a alguien que no tiene necesidad de darlo. En esta oración, Bartimeo le pide al Señor todopoderoso que le muestre bondad y misericordia, aunque no es digno de tal regalo. Esta oración revela el hecho de que Bartimeo sabía que no merecía la ayuda de nuestro Señor, pero clamó por ella de todos modos con la esperanza de que Jesús lo ayudara. Y, de hecho, lo hace.
En tercer lugar, esta oración revela una cierta y profunda pasión. No es solo una solicitud de ayuda de Dios; más bien, es un grito de ayuda. Es una súplica y una forma de mendicidad. Es una apertura del alma a Dios, sin preocuparse por mostrar las propias debilidades o preocuparse de que otros lo vean o piensen. Esto muestra la profundidad de la oración del ciego.
Reflexione hoy sobre estas tres lecciones de la breve oración de Bartimeo. Debemos ser humildes, suplicar misericordia y hacerlo con profunda pasión y anhelo. Orar de esta manera ciertamente nos dispondrá a la gracia y misericordia de Dios.
Señor, Jesús, Hijo de David, ten piedad de mí. Humildemente te suplico de todo corazón tu misericordia y compasión. Aunque soy indigno, busco tu gracia y confío en tu bondad. Jesús, en Ti confío
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