No entendían
Sábado 25 de septiembre
¡Paz y Bien!
Evangelio
Lucas 9,43b-45
En aquel tiempo, entre la admiración general por lo que hacia, Jesús dijo a sus discípulos:
«Meteos bien en los oídos estas palabras: el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres».
Pero ellos no entendían este lenguaje; les resultaba tan oscuro, que no captaban el sentido.
Y les daba miedo preguntarle sobre el asunto.
Palabra del Señor
Reflexión
No entendían este lenguaje y les daba miedo preguntar sobre el asunto. Comienza el texto señalando la “admiración general” por lo que Jesús hacía. Este segundo anuncio de la pasión está precedido del episodio del endemoniado epiléptico y anteriormente, de la transfiguración de Jesús en el monte Tabor. Qué distinta de la nuestra la actitud de Jesús ante el éxito y la fama. Lejos de enorgullecerse y vanagloriarse, lejos de sentirse todopoderoso, nos dice: Meteos bien esto en la cabeza: al Hijo del Hombre lo van a entregar en manos de los hombres…
A la admiración por lo que hacía, los milagros, Jesús contrapone sus palabras, que son también fuente de vida y de verdad, y lo que nos dice no está en contradicción con lo que hacía, el bien. Pero nosotros preferimos quedarnos con los milagros, y olvidarnos de Su Palabra de vida, que, no obstante, pasa por la cruz y el sufrimiento.
No, no entendemos este lenguaje. No entendemos que el que quiera ganar su vida la perderá.Que el que quiera ser el primero sea el último de todos y el servidor de todos.No entendemos su programa de vida que no es otro que las bienaventuranzas. En ellas, nuestro mundo, nuestro concepto de vida feliz, se pone al revés, pues son dichosos los pobres de espíritu, los que lloran, los pacíficos, los que saben perdonar, los limpios de corazón, los perseguidos y los que tienen hambre y sed de justicia.
También a nosotros este lenguaje nos resulta oscuro y nos da miedo preguntarle sobre el asunto. Preferimos pasarlo por alto y anestesiarnos con nuestros conceptos de felicidad, de grandeza y de poder.
Señor, abre nuestra mente y nuestro corazón para acoger y entender tu Palabra. Haznos dóciles para seguir fielmente tu camino. Fortalece nuestra voluntad para vencer todos los obstáculos y dificultades que nos impidan hacer tu voluntad. Ayúdanos a sumergirnos en nuestro “Reino interior” en el que Tú habitas, nos defiendes y nos libras del mal. Amén.
¡Feliz Sábado!
Fr. Arturo Ríos Lara, ofm
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