jueves, 26 de septiembre de 2019

Santo Evangelio del Día 26 de septiembre

SAN CIPRIANO Y SANTA JUSTINA, Mártires


SAN CIPRIANO Y SANTA JUSTINA,
Mártires

Simple
(ornamentos encarnados)

SAN CIPRIANO Y SANTA JUSTINA, Mártires

Yo me voy, y vosotros me buscaréis,
y moriréis en vuestro pecado.
(Juan 8, 21)




Lección
Hermanos: Recordad los días primeros, en que, después de iluminados, soportasteis un gran combate de padecimientos. Por una parte habéis servido de espectáculo por la afrenta y tribulación que padecisteis; por la otra, os habéis hecho partícipes de los que sufrían tal tratamiento. Porque no solamente os compadecisteis de los encarcelados, sino que aceptasteis gozosamente el robo de vuestros bienes, sabiendo que tenéis una posesión mejor y duradera. No perdáis, pues, vuestra confianza, que tiene una grande recompensa, puesto que tenéis necesidad de paciencia, a fin de que después de cumplir la voluntad de Dios obtengáis lo prometido: “Porque todavía un brevísimo tiempo, y el que ha de venir vendrá y no tardará”. Y “El justo mío vivirá por la fe; mas si se retirare, no se complacerá mi alma en él”.
Hebreos X, 32-38


Evangelio
En aquél tiempo:  Dijo Jesús a sus discípulos: Guardaos a vosotros mismos de la levadura –es decir de la hipocresía– de los fariseos.  Nada hay oculto que no haya de  ser descubierto, nada secreto que no haya de ser conocido. En  consecuencia, lo que hayáis dicho en las tinieblas, será oído en plena  luz; y lo que hayáis dicho al oído en los sótanos, será pregonado  sobre los techos. Os lo digo a vosotros, amigos míos, no temáis a  los que matan el cuerpo y después de esto nada más pueden hacer.  Voy a deciros a quién debéis temer: temed a Aquel que, después de  haber dado la muerte, tiene el poder de arrojar en la gehenna. Sí, os  lo digo, a Aquel temedle”.  “¿No se venden cinco pájaros  por dos ases? Con todo, ni uno solo es olvidado de Dios. Aun los  cabellos de vuestra cabeza están todos contados. No tenéis  vosotros que temer: valéis más que muchos pájaros. Yo os lo digo:  a quien me confesare delante de los hombres, el Hijo del hombre lo  confesará también delante de los ángeles de Dios.
Lucas XII, 1-8


Catena Aurea


San Ambrosio
Nuestro Salvador nos dio esta preciosa enseñanza de guardar la sencillez y de practicar la fe, para que no caigamos en la costumbre de los pérfidos judíos de hacer que nuestras obras estén en oposición con nuestras palabras; porque en el último día el secreto de nuestra conciencia y las diferentes reflexiones, que en nuestro interior nos acusan o nos defienden, serán manifiestas ( Rom 2). Por esto añade: "Mas nada hay tan oculto que no se haya de manifestar", etc.


Orígenes, in Cat. graec. Patr
Dice esto refiriéndose a aquel día en que Dios juzgará los secretos de los hombres. O bien porque por mucho que alguno se empeñe en ocultar las buenas acciones de otros por medio de infamias, el bien no puede estar oculto naturalmente.


Crisóstomo, in Matth homil. 35
Como diciendo a sus discípulos: Aun cuando ahora os llamen seductores y hechiceros, vendrá tiempo en que todo se sabrá, se declarará la calumnia y brillará vuestra virtud. Por lo que todo lo que yo os hablo en este pequeño rincón de la Palestina lo predicaréis en todo el orbe con atrevimiento y con la frente levantada, sin tener nada que temer. Y por esto añade: "Así es, que lo que dijisteis a oscuras, se dirá en la luz del día", etc.


Teófil
De aquí se deduce que para los pecadores la muerte es un suplicio, porque después de los sufrimientos que ocasiona la muerte, vienen a caer en las penas del infierno. Pero si examinamos con atención estas palabras, entenderemos que dicen algo más. No dice, pues, el que arroja, sino el que puede arrojar al infierno. Esto es así porque no son lanzados a la pena (eterna) inmediatamente todos los que mueren en pecado, sino que sucede a veces que (la temporal) se perdona en virtud de los sufragios y las oraciones que se hacen por los difuntos.


San Ambrosio
Había inspirado el Señor el amor de la sencillez, había levantado la virtud del alma, sólo la fe vacilaba; y la robusteció usando de un ejemplo sencillísimo, con estas palabras: "¿No es verdad que cinco pajarillos se venden por dos cuartos, y con todo ni uno de ellos es olvidado de Dios?" Como diciendo: ¿Si Dios no se olvida de los pájaros, cómo se olvidará de los hombres?


Beda
No debe leerse que sois muchos, como si se tratara del número, sino que sois más que muchos, esto es, de mayor importancia para Dios.


San Atanasio, ora. 3, contra Arrianos
Pregunto a los arrianos que si Dios, desdeñando el hacer otras cosas, sólo hizo a su Hijo, en el cual trasladó su poder, para hacer todo lo demás; entonces ¿cómo se extiende su providencia hasta cosas tan pequeñas como son el cabello y el pájaro? Porque todo aquello a que atiende con su providencia lo creó con su palabra.


San Cirilo, in Cat. graec. Patr
Dice San Pablo ( Rom 10,9): "Si confiesas con la boca a Jesús, tu Señor, y crees en tu corazón que Dios le ha resucitado de entre los muertos, te salvarás". Todo el misterio de Cristo se expresa en estas palabras. Conviene, pues, confesar primero que el Verbo nacido de Dios Padre, esto es, el unigénito de su misma naturaleza, es el Señor de todas las cosas; es decir, no como habiendo recibido o usurpado este dominio, sino siendo verdadera y naturalmente Señor como lo es el Padre. Conviene confesar después, que Dios lo resucitó de entre los muertos. Es decir, que el mismo que se hizo hombre padeció en su carne por nosotros y resucitó de entre los muertos. A cualquiera, pues, de nosotros, que confesare así a Jesucristo delante de los hombres -esto es, como Dios y como Señor-, Jesucristo le confesará delante de los ángeles de Dios cuando baje con ellos en la gloria de su Padre al fin del mundo.


San Eusebio, in Cat. graec. Patr
¿Qué cosa habrá de mayor gloria que el mismo Verbo, unigénito de Dios, dé testimonio por nosotros en el juicio divino, y merecerlo así en remuneración del testimonio que de El dimos confesándolo? Porque no estará fuera de aquel de quien dará testimonio, sino que habitando en él y llenándolo de su luz será como lo confesará. Cuando los hubo fortalecido con la dulce esperanza por tantas promesas, los mueve después con terribles amenazas; diciendo: "Al contrario, quien me negare ante los hombres, negado será ante los ángeles de Dios".




Sea todo a la mayor gloria de Dios.

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