martes, 4 de septiembre de 2018

Es imposible demoler la iglesia: San Juan Crisóstomo


“Nada hay comparable a la Iglesia, no me hables de bastiones y de armas, los bastiones se carcomen con el tiempo, pero el tiempo no puede envejecer a la Iglesia, los muros de los bastiones son atacados por los bárbaros, pero contra la Iglesia, nada puede, ni el mismo Satanás.
Muchos fueron los que la atacaron, todos perecieron, pero la Iglesia se levanta hasta el Cielo, ésta es su grandeza. Vence cuando le ponen esposas, brilla cuando la humillan, recibe muchas heridas pero no sucumbe, su nave se ve zarandeada por las olas, pero nunca naufraga. La sacuden muchas tempestades más no se hunde, lucha y combate sin conocer derrota.

¿Por qué permite Dios esta lucha contra su Iglesia? Para que sea más gloriosa su victoria. Nada, nada hay más fuerte que la Iglesia. Es tu esperanza, tu salvación, tu refugio, es más que el cielo y más ancha que la tierra. No envejece siempre es joven, por esto la Escritura la llama monte, para que sepamos cuan fuerte es. La llama virgen porque es intacta, y la llama reina porque su brillo y adornos son supraterrenos. Y la llama madre porque cuenta con los hijos por millones” (San Juan Crisóstomo, hom. de capt. Eutropio, 6).

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