viernes, 28 de septiembre de 2018

Sáb 29 Sep 2018 Evangelio del día Vigésimo quinta Semana del Tiempo Ordinario



La mirada que sigue mirando ”
Primera lectura
Lectura de la profecía de Daniel 7,9-10.13-14:
Durante la visión, vi que colocaban unos tronos, y un anciano se sentó; su vestido era blanco como nieve, su cabellera como lana limpísima ; su trono, llamas de fuego; sus ruedas, llamaradas. Un río impetuoso de fuego brotaba delante de él. Miles y miles le servían, millones estaban a sus órdenes. Comenzó la sesión y se abrieron los libros. Mientras miraba, en la visión nocturna vi venir en las nubes del cielo como un hijo de hombre, que se acercó al anciano y se presentó ante él. Le dieron poder real y dominio; todos los pueblos, naciones y lenguas lo respetarán. Su dominio es eterno y no pasa, su reino no tendrá fin.

Salmo
Sal 137,1-2a.2b-3.4-5.7c-8 R/. Delante de los ángeles tañeré para ti, Señor
Te doy gracias, Señor, de todo corazón; 
delante de los ángeles tañeré para ti, 
me postraré hacia tu santuario. R/.

Daré gracias a tu nombre: 
por tu misericordia y tu lealtad, 
porque tu promesa supera a tu fama; 
cuando te invoqué, me escuchaste, 
acreciste el valor en mi alma. R/.


Que te den gracias, Señor, los reyes de la tierra, 
al escuchar el oráculo de tu boca; 
canten los caminos del Señor, 
porque la gloria del Señor es grande. R/.

Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Juan 1,47-51
En aquel tiempo, vio Jesús que se acercaba Natanael y dijo de él: «Ahí tenéis a un israelita de verdad, en quien no hay engaño.»
Natanael le contesta: «¿De qué me conoces?»
Jesús le responde: «Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi.»
Natanael respondió: «Rabí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel.»
Jesús le contestó: «¿Por haberte dicho que te vi debajo de la higuera, crees? Has de ver cosas mayores.» Y le añadió: «Yo os aseguro: veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre.»

Reflexión del Evangelio de hoy
Nos encontramos con un pasaje del profeta Daniel que narra la visión del anciano y del ser humano. Comienza diciendo: “seguía mirando” y lo repite varias veces (v. 9; 11; 13). Nosotros podemos detenernos en la acción de ver, mirar. Cuando uno mira, capta más la escena, percibe los detalles, se fija más concretamente. ,. Así pues, ve los vestidos blancos como la nieve, los cabellos como lana, el trono como llamas, las ruedas como fuego. Y los libros que se abren llevan inscritos todos los actos humanos. Aquí con la mirada se enriquece el texto.

El libro del profeta Daniel es de género apocalíptico, su finalidad es sostener la fe y la esperanza de los perseguidos. Con la visión que tiene el profeta se descubre el poder, el honor y el reino del anciano venerable. Su mirada nos dice que el poder de Dios es eterno, que todos le sirven y le tributan honor y que el reino de Dios no se acaba.

El salmo de la liturgia de este día nos recuerda la alegría y la acción de gracias del salmista, que hacemos nuestra, porque la promesa del Señor de escucharnos siempre que lo invocamos, acrecienta el valor en nuestras almas.

Demos siempre gracias a Dios de todo corazón delante de los ángeles. Y ofrezcamos nuestra mirada, nuestro sacrificio, nuestra alabanza para que llegue a Él través de la presencia de los ángeles.

Déjate acompañar y síguele
Los versículos del Evangelio que encontramos hoy narran la mirada que Jesús fija en Natanael, que ha despreciado todo lo que viene de Nazaret; pero Jesús lo mira y lee en el interior de su corazón. Se pasa de una mirada humana llena de perjuicios, a una mirada de fe que va más allá de las apariencias.

Jesús nos llama a seguirlo por mediación de otras personas, pero nosotros al igual que Natanael nos creamos perjuicios de Jesús, pero Él en lugar de reprendernos por nuestra actitud nos invita a seguirlo. Si nos dejamos acompañar seremos capaces de seguirlo y contemplaremos cosas mayores.

Los ángeles están de moda en los nuevos movimientos religiosos o culturales. En la Biblia también están muy presentes. Se les presenta como agentes de Dios en la historia de la salvación, pero no son objeto central del credo cristiano. En la Tradición de la Iglesia,  se celebra de manera conjunta a estos tres Ángeles, que tienen nombre propio, recibido por su misión.

El Papa San Gregorio Magno en una homilía sobre los Evangelios (nº 34, 8-9,) dice que “los Ángeles transmiten mensajes de menor importancia mientras que los Arcángeles anuncian cosas de gran trascendencia”. San Miguel, el poderoso príncipe nos anuncia que Dios desciende al pecado de los hombres; San Gabriel, el que anuncia a María como madre de la Iglesia, que Jesús es el Mesías y nos comunica que “nadie puede dar muerte a nuestra alegría”. San Rafael, el peregrino que nos acompaña en el camino y nos dice que la luz del mundo nos ilumina. Ellos son los siervos de la Gloria del Señor que nos protegen en el cielo y en la tierra.

La mirada de Dios no es sólo agradable, es benéfica. No nos encuentra amables, nos hace amables. Nada es tan grato para nosotros como saber que siempre estamos bajo la mirada de Dios. Nos ilumina en el camino, nos enseña el verdadero valor de las cosas y nos hace ver si son obstáculos o medios. Y nos permite iluminar a los demás.

Monjas Dominicas Contemplativas
Monasterio Stma. Trinidad y Sta. Lucía (Orihuela)

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