viernes, 28 de septiembre de 2018

Veréis el cielo abierto y los ángeles de Dios




Santo Evangelio según San Juan 1, 47-51. Fiesta Litúrgica de los Santos Arcángeles Gabriel, Miguel y Rafael.


Por: H. César Yali Molina Flores, L.C. | Fuente: missionkits.org 


En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Señor, aumenta mi fe para poder ver la verdad que pones frente a mí.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)



Del santo Evangelio según san Juan 1, 47-51

En aquel tiempo, cuando Jesús vio que Natanael se acercaba, dijo: "Este es un verdadero israelita en el que no hay doblez". Natanael le preguntó: "¿De dónde me conoces?" Jesús le respondió: "Antes de que Felipe te llamara, te vi cuando estabas debajo de la higuera". Respondió Natanael: "Maestro, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el rey de Israel". Jesús le contestó: "Tú crees, porque te he dicho que te vi debajo de la higuera. Mayores cosas has de ver". Después añadió: "Yo les aseguro que verán el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre".

Palabra del Señor.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

El Evangelio de hoy presenta una promesa que sobrepasa los límites de la razón, pues dice Yo os aseguro: veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre. Son palabras que tocan lo más sensible del ser humano pues expresan el encuentro entre dos mundos, el mundo mortal y el mundo celeste.


Es cierto que muchos han dejado de creer en las realidades invisibles y, como consecuencia, estas personas han perdido el horizonte en sus vidas, viven sin saber llenar el vacío que sienten; pero quienes creen en estas dos realidades se gozan en saber que ese momento de encuentro llegará. En la historia de los últimos dos siglos, se ven ejemplos de grandes hombres, como el padre Pio de Pietrelcina, que se comunicaban con su ángel custodio, o el papa León XIII quien, en una visión, escribió la invocación a san Miguel Arcángel que muchos conocen.

Pero para gozar de esta dicha hay que acercarse a Jesús, tal cual lo hizo Natanael,y este acercarse, con el tiempo, se convierte en amistad íntima con aquel que es el Señor de la Historia.Por otra parte, aunque hoy en día no les ves, estos arcángeles están pronto a auxiliar a todo aquel que invoca su protección.Así, cuando te encuentres en peligro, no dudes en invocar a san Miguel, él siempre llega en tu auxilio; o en los momentos de enfermedad invoca a san Rafael y obtendrás la sanación de aquello que más necesitas, si tu voluntad está unida a la de Dios puedes obtener lo que pides, y a san Gabriel, pídele siempre te ayude a comprender el mensaje que Dios tiene para ti, que te ayude en el camino de discernimiento de la voluntad de Dios.

Cuanto más íntima tu relación con Jesús, más serán las gracias que alcanzarás, por eso déjate guiar por san José y la Santísima Virgen María para que, al igual que ellos, tengas una legión de ángeles que siempre te acompañen.

Es oportuno notar que la Iglesia honra con culto litúrgico a tres figuras de ángeles, que en la Sagrada Escritura se les llama con un nombre. El primero es Miguel Arcángel. Su nombre expresa sintéticamente la actitud esencial de los espíritus buenos: "Mica-El" significa, en efecto: "¿quién como Dios?". En este nombre se halla expresada, pues, la elección salvífica gracias a la cual los ángeles "ven la faz del Padre" que está en los cielos. El segundo es Gabriel: figura vinculada sobre todo al misterio de la Encarnación del Hijo de Dios. Su nombre significa: "Mi poder es Dios" o "Poder de Dios", como para decir que, en el culmen de la creación, la Encarnación es el signo supremo del Padre omnipotente. Finalmente, el tercer arcángel se llama Rafael. "Rafa-El" significa: "Dios cura", Él se ha hecho conocer por la historia de Tobías en el antiguo Testamento., tan significativa en el hecho de confiar a los ángeles los pequeños hijos de Dios, siempre necesitados de custodia, cuidado y protección.
(San Juan Pablo II, Audiencia, miércoles 6 de agosto de 1986)

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Hoy rezaré la oración a san Miguel arcángel pidiendo su protección.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

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