Foto: CNS
Acaba de publicar una exhortación apostólica en la que introduce algunas de las ideas que ya se han plasmado en las últimas convocatorias y añade la posibilidad de que el documento final pueda ser considerado magisterio ordinario
El Vaticano acaba de hacer pública la constitución apostólica Episcopalis communio del Papa Francisco que regula la estructura y la organización del sínodo de obispos, un organismo establecido por el Papa Pablo VI en 1965. Con él, pretende que se convierta «cada vez más en un instrumento privilegiado de escucha del Pueblo de Dios», porque, añade, si bien es cierto que el sínodo es un cuerpo esencialmente episcopal, también lo es que no vive «separado del resto de los fieles». Más aún, continúa, «es un instrumento privilegiado de escucha del pueblo de Dios a través de los obispos como custodios, intérpretes y testigos de la fe de toda la Iglesia, mostrando de asamblea en asamblea una expresión elocuente de la sinodalidad como dimensión constitutiva de la Iglesia». Y sigue: «La historia de la Iglesia testimonia ampliamente la importancia del proceso consultivo para conocer el parecer de los pastores y de los fieles en lo que resguarda al bien de la Iglesia».
Algunas de las medidas que propone Francisco –envío de cuestionarios y participación de personas que no sean obispos– en el nuevo documento ya se pusieron en marcha en los sínodos sobre la familia y en la preparación del que se celebrará en dos semanas sobre los jóvenes. Otra de las novedades del texto, también puesta en marcha, es la posibilidad de realizar presínodos para debatir sobre el tema en cuestión.
También introduce la posibilidad de que el documento final con las conclusiones aprobadas por el sínodo pueda formar parte del magisterio ordinario sin necesidad de que se realice una exhortación apostólica siempre y cuando el Papa haya otorgado a la asamblea un carácter deliberativo y no solo consultivo.
En cuanto a la convocatoria, se señala que el Papa tiene la posibilidad de convocar un sínodo cuando lo requiera, mientras que antes se celebraban cada tres años o se declaraban extraordinarios.
En el texto, Francisco considera que el sínodo de obispos es «uno de los legados más preciosos» del Concilio Vaticano II y subrayó la colaboración que ofrecen al Pontífice en temas de gran importancia, «aquellos que requieren especial ciencia y prudencia para el bien de toda la Iglesia». Y añade que en un momento de urgencia evangelizadora, el sínodo de obispos está llamado «a convertirse cada vez más en un canal adecuado para la evangelización del mundo de hoy».
Alfa y Omega
Fecha de Publicación: 18 de Septiembre de 2018
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