Nos unimos en oración, junto con todos nuestros hermanos y hermanas en todo el mundo, en contra de los actos terroristas en todas sus formas
Amado Padre, Tú eres nuestro protector y defensor. Hoy nos unimos en oración, junto con todos nuestros hermanos y hermanas en todo el mundo, en contra de los actos terroristas en todas sus formas. Comenzamos nuestra oración a Ti con las fuertes palabras del Salmo (10,17-18):
"Tú, Señor, escuchas los deseos de los pobres, los reconfortas y les prestas atención. Tú haces justicia al huérfano y al oprimido: ¡que el hombre hecho de tierra no infunda más temor!"
Utilizamos esta fuerte promesa para orar contra todos los actos crueles de los terroristas y cualquier acto de terror destinado a infundir miedo en nuestros corazones.
Oramos en este momento para que, los que siembran el terror, sean sacudidos de sus actos, puedan liberarse de las ataduras del odio y dejen entrar el verdadero amor de Dios en sus vidas. Confiamos en que tu Amor, Padre amado, es más fuerte que todo odio y toda maldad y sabemos que Tú puedes convertir a los duros de corazón. Sabemos que Tú prestas atención a nuestras súplicas, pues confiamos en tu palabra en el Salmo (16,8):
"El que tiene las manos limpias y puro el corazón; el que no rinde culto a los ídolos ni jura falsamente: él recibirá la bendición del Señor, la recompensa de Dios, su salvador."
Señor, te ofrecemos esta humilde súplica en contra de los actos terroristas. Queremos seguir buscando la sanación, esperanza y seguridad para todas las personas. Te pedimos que con tu gracia, consueles a todos aquellos que han perdido a sus seres queridos y le des el ánimo para derrotar la tristeza, y el coraje para salir adelante en los caminos de sus vidas.
Oramos por tu protección divina por todos aquellos que se encuentran en condición de rehenes, y para ellos, invocamos tu santa palabra en el Salmo (7,9-11):
“El Señor es el Juez de las naciones: júzgame, Señor, conforme a mi justicia y de acuerdo con mi integridad. ¡Que se acabe la maldad de los impíos! Tú que sondeas las mentes y los corazones, Tú que eres un Dios justo, apoya al inocente. Mi escudo es el Dios Altísimo, que salva a los rectos de corazón”
Oramos por todos aquellos que han sido afectados directamente por el terror. Para ellos, invocamos el Salmo (9,9-11):
"El Señor gobierna al mundo con justicia y juzga con rectitud a las naciones. El Señor es un refugio para los oprimidos, Una fortaleza en los momentos de peligro. ¡Confíen en ti los que veneran tu Nombre, porque tú no abandonas a los que te buscan!"
Te damos gracias Señor, porque Tú tienes en tu corazón a todos los que han sido víctimas del terrorismo, porque Tú cuidas de ellos como los dices en tu Palabra en el Salmo (10,14):
"Pero Tú, oh mi Dios, lo estás viendo todo: Tú tienes en cuenta los problemas y el dolor, los tomas en tus propias manos. El débil se encomienda a Ti; Tú eres el protector del huérfano"
Oramos por los policías, militares y agentes de seguridad, que protegen a los inocentes de los actos del terrorismo. Que tus santos ángeles los faculten con sabiduría y discernimiento en el momento de las pruebas y que los protejan cuando traten de arriesgar sus vidas por las de aquellos que sufren en carne propia los actos de terror
Oramos para que el Espíritu Santo venga sobre nosotros en este momento que te ofrecemos esta humilde oración y nos des la fortaleza necesaria para derrotar todo acto de maldad e ilumine nuestra mente y corazón para elegir siempre los caminos de bondad y piedad por sobre la venganza. Que podamos seguir orando con mucha fe:
"Venga tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. No nos dejes caer en tentación, mas líbranos del maligno" (Mateo 6,10-13)
Fortalecidos por el Espíritu Santo, podemos decir, en contra de todos los actos de terror, y con gran confianza en tu amor y en tus promesas, que:
“Aunque cruce por el valle de sombra de muerte, no temeré ningún mal, porque Tú estás conmigo; tu vara y tu cayado me infundirán confianza. Preparas una mesa ante mí en presencia de mis enemigos. Tú ungiste mi cabeza con óleo y mi copa rebosa. Ciertamente tu bondad y tu misericordia me acompañan todos los días de mi vida, y habitaré en la Casa del Señor para siempre" (Salmo 23,4-6)
Ahora, llenos del Espíritu de Dios, e invocando el poderoso nombre de Jesús, pedimos a la Santísima Trinidad que desate y rompa toda atadura de miedo, terror y vandalismo que tiene al mundo aterrorizado, e invitamos a la poderosa presencia del Espíritu Santo para que nos asista e infunda en nuestra alma, palabras de amor y de esperanza, que nos llene de buena voluntad para vivir en fidelidad a la palabra de Dios y que su Santo Poder reine siempre en nuestra vida.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor, Amén
Rezar el Padrenuestro, Avemaría y Gloria
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