los católicos deben trabajar para superar esas nuevas formas de racismo y toda ideología que niegue la igualdad y la dignidad de cualquier ser humano
California, Estados Unidos. 05/09/17.- "En Estados Unidos se está viendo renacer un nuevo tipo de racismo y nacionalismo que se arraiga en el miedo, y los católicos deben trabajar para superar esas nuevas formas de racismo y toda ideología que niegue la igualdad y la dignidad de cualquier ser humano", estas fueron las palabras pronunciadas por José H. Gómez en homilías llevadas a cabo en dos diferentes parroquias en Los Ángeles el 19 y 20 de agosto de 2017. El arzobispo de Los Ángeles agregó:
Realmente hay mucho temor sobre lo que está pasando en nuestra sociedad actualmente, hay miedo de lo que está sucediendo con nuestra economía, nuestro país se ha tornado tan amargo y dividido que es lamentable.
Católico: Instrumento de sanación y unidad.
Refiriéndose a las secuelas de los eventos de odio y violencia ocurridos en Charlottesville, Virginia, el arzobispo hizo énfasis en que fue una semana demasiado dura para el país. Instó a las oraciones por la gente de esa ciudad y llamó a los católicos a ser un verdadero signo e instrumento de curación y unidad.
En San Antonio, el arzobispo Gustavo García-Siller, hizo eco de esas palabras en su homilía en una misa del 20 de agosto para los inmigrantes, diciendo:
Hoy en día el racismo es un serio problema en nuestro país y millones de personas viven entre nosotros en las sombras de nuestra sociedad.
El racismo es un pecado, el antisemitismo es un pecado, la violación de los derechos humanos y civiles de una persona es un pecado, necesitamos pedir perdón a Dios para poder seguir adelante.
No hay lugar en la Iglesia para el racismo o el prejuicio.
El arzobispo Gómez dijo a los católicos en su arquidiócesis que no hay lugar en la Iglesia, y no hay lugar en la sociedad estadounidense, para el racismo o el prejuicio contra personas, y menos en base a su raza o nacionalidad:
El Evangelio nos enseña y los santos nos muestran que más allá del color de nuestra piel o de los países de dónde venimos, somos todos hermanos y hermanas. Todos somos hijos de un Padre y todos tenemos a la Madre de Dios como nuestra madre.
El arzobispo Gómez señaló que el debate nacional sobre la reforma migratoria también ha estado marcado por mucho racismo y nativismo, incluso entre los católicos:
Nuestra tarea es reunir al pueblo, construir puentes, abrir puertas y hacer amistades entre todos los diversos grupos raciales y étnicos y nacionalidades en nuestro país.
Concluyó pidiendo oraciones por la nación y por la Iglesia Católica:
Pidamos la gracia de creer que el amor de Dios puede transformar cada corazón endurecido por el odio, y pidamos a María, nuestra Santísima Madre, que interceda por nosotros, para que podamos tener la fuerza para seguir construyendo la familia de Dios y seguir construyendo una sociedad donde cada persona es tratada como un hijo de Dios.
El miedo conduce al prejuicio.
El arzobispo García-Siller ha tratado los mismos temas en sus homilías, diciendo:
Nuestra fe nos dice que toda vida humana tiene un valor intrínseco, dignidad y derechos porque todo el mundo es creado a la imagen y semejanza de Dios. ¡Todos, sin excepción! ¡Esta es la verdad!
Formar grupos es una tendencia en la naturaleza humana y todos los demás son vistos como forasteros. El miedo y la falta de conocimiento verdadero sobre los foráneos conducen a sesgos, prejuicios, propaganda y discriminación.
Tales actitudes pueden convertirse en violencia e incluso en la muerte, como vimos en los trágicos acontecimientos de Charlottesville.
Esta no es la voluntad de Dios, el plan de Dios es que todos sus hijos, sin excepción, aprendan a reconocerse como hermanos y hermanas, lo cual es un serio desafío para todos nosotros hoy.
Discriminación al inmigrante.
En cuanto al tema de la inmigración, señaló que muchos inmigrantes en este país están haciendo contribuciones vitales a la sociedad a través de su arduo trabajo y vida familiar ejemplar, pero que muchos viven bajo la constante amenaza de la deportación.
Muchas de estas familias viven en una nación que ya no da la bienvenida a los inmigrantes como lo ha hecho anteriormente. Sufren el rechazo de una nación a la cual han venido por libertad, seguridad y una oportunidad para una vida mejor y segura para sus hijos.
Algunas políticas gubernamentales recientes y una retórica inflamatoria, tanto a nivel federal como estatal, no están siendo solo "mal aconsejadas" al calificarlos de injustos, discriminatorios y contrarios a todo lo que la palabra de Dios demanda de los que pretendemos ser creyentes.
Encuentro personal, diálogo e inclusión.
La Iglesia Católica continuará proclamando y viviendo el Evangelio. Construiremos puentes, no muros, entre los pueblos, promoveremos el encuentro personal, el diálogo y la inclusión que desarrollarán la amistad entre las familias y los vecinos.
Insistiremos en la verdad, no en falsedades y propaganda. Nos esforzaremos por la fructífera colaboración de todos por el bien común de nuestra sociedad. Mientras tanto, vamos a caminar en solidaridad con todos nuestros vecinos. Que Nuestra Señora de Guadalupe nos acompañe a todos.
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