martes, 21 de agosto de 2018

Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola


f041ec0d-9f9a-4268-b8c0-0f1a2a47ad8b



Los Ejercicios espirituales de San Ignacio de Loyola son meditaciones, oraciones y ejercicios mentales diseñados para ser realizados por un período de 28 a 30 días. Ha sido escritos con la intención de aumentar la experiencia personal de la fe católica. El mismo San Ignacio los define: Porque en los Ejercicios Espirituales está condensada la experiencia vital de Ignacio de Loyola. Convertida en un método espiritual  nos ayuda a cada uno personalmente a “buscar y hallar la voluntad de Dios» en nuestras vidas”.
San Ignacio los describe así: «todo modo de examinar la conciencia, de meditar, de contemplar, de orar vocal y mental, y de otras espirituales operaciones, según que adelante se dirá. Porque así como pasear, caminar y correr son ejercicios corporales, por la misma manera, todo modo de preparar y disponer el ánima…». Correr, caminar, nadar… son cosas muy distintas si sólo las miramos. Lo mismo ocurre con los Ejercicios «Espirituales»: no son para «mirar», sino para «hacerse». Tampoco son un tiempo de estudio. Son una actividad a veces fácil y gratificante; otras será una actividad que exigirá paciencia, constancia y fidelidad por encima de las Escrituras pueda guiarnos. No es una meditación meramente intelectual, sino una búsqueda de la «familiaridad con Dios nuestro Señor», que es quien nos guía. A través de la lectura de la Palabra de Dios, meditamos, contemplamos, oramos, examinamos… de modo que «el mismo Criador se comunique al alma».
Quien hace los Ejercicios se encuentra todo el día orando, con toda conciencia y según cada momento, con todo tipo de oraciones, vocales tradicionales o espontáneas, oraciones «mentales» (la meditación y la contemplación), plegarias litúrgicas… hay que involucrar también el cuerpo, eligiendo la postura más adecuada o el lugar más idóneo, descubriendo la necesidad de una preparación antes de entrar en oración.
Asimismo, se proponen unas etapas de este recorrido que deben seguirse fielmente: no es un trabajo caprichoso, sino que posee un «modo y orden».San Ignacio habla también de «examinar la conciencia», o reflexionar sobre la propia interioridad ante lo que vive, se puede hacer de diversas maneras: el examen de la propia vida inmediatamente vivida, el examen de la oración, y también el examen de conciencia con una finalidad penitencial. También se propone un examen particular para revisar algún punto cuya atención ayude a hacer mejor los Ejercicios. Todavía existen «otras espirituales operaciones». Hallamos sobre todo dos: la lectura, y la penitencia.  En cualquier caso, no se trata de largas lecturas que invadan o priven del momento de oración, sino de «pausas» que nos mantienen en el tono interior de todo el día. También la penitencia acompaña la intensidad del proceso de hacer los Ejercicios. El cuerpo se hace presente en el dominio de la risa, de la mirada; en el ayuno, en el dormir. Se busca controlar «la sensualidad para que ésta obedezca a la razón». Lo que está en el fondo de todas estas «recomendaciones» es que es la persona entera la que va a participar de la transformación que producen los Ejercicios. Cuantos más elementos personales se pongan en juego, mayores y mejores serán los frutos.

No hay comentarios. :

Publicar un comentario