+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Oración inicial
Señor Jesús, al aproximarse tu venida, te pido que esta oración vaya preparando mi corazón para recibirte con alegría esta navidad y así pueda transformar mi vida para seguirte fielmente en el cumplimiento de tus enseñanzas.
Acto penitencial
– (Hago en silencio un breve examen de conciencia de mi último día).
Te pido perdón Señor por mis pecados cometidos. Y ya que tu siempre te muestras misericordioso con el pecador, dame fuerzas para convertirme es un mejor hijo de Dios, siendo obediente en todo al Padre.
Lectura bíblica según el Evangelio del día: “No son los que me dicen: ‘Señor, Señor’, los que entrarán en el Reino de los Cielos”. Mt 7, 21.24-27
No son los que me dicen: ‘Señor, Señor’, los que entrarán en el Reino de los Cielos, sino los que cumplen la voluntad de mi Padre que está en el cielo. Así, todo el que escucha las palabras que acabo de decir y las pone en práctica, puede compararse a un hombre sensato que edificó su casa sobre roca. Cayeron las lluvias, se precipitaron los torrentes, soplaron los vientos y sacudieron la casa; pero esta no se derrumbó porque estaba construida sobre roca. Al contrario, el que escucha mis palabras y no las practica, puede compararse a un hombre insensato, que edificó su casa sobre arena. Cayeron las lluvias, se precipitaron los torrentes, soplaron los vientos y sacudieron la casa: esta se derrumbó, y su ruina fue grande”.
Lectura espiritual breve
Lectura espiritual breve que nos comparte el Padre Juan José Paniagua:
Jesús recrimina a los fariseos, porque conocen sus mandamientos los enseñan y los repiten con la boca, pero no los cumplen en su vida: “son buenas palabras”, pero si no se ponen en práctica no sólo no sirven, sino que hacen daño: nos engañan, nos hacen creer que tenemos una casa bonita, pero sin cimientos.
La roca sólida es Cristo. Cuando Él es el centro de nuestras vidas, naturalmente vamos a buscar poner por obra lo que nos ha enseñado. Si Él es lo más importante para nosotros, podemos estar tranquilos, porque muchas cosas podrán faltar en la vida, pero lo esencial ya lo tenemos y por lo tanto podemos seguir avanzando, con la confianza puesta en Él.
Seguir a Cristo implica lucha. Él nunca nos dijo que si estamos con Él no tendremos dificultades y todo nos saldrá bien. El Señor nunca ha dicho que no habrán enemigos, que no habrán tentaciones, que no nos toparemos con nuestras fragilidades. Todo lo contrario. Y lo dice de manera muy gráfica en el Evangelio de hoy: caerá la lluvia por arriba, vendrán los torrentes por abajo, soplarán los vientos por los costados, es decir, los enemigos vendrán por todos lados, pero la casa no caerá. Porque la promesa del Señor, aquella de la cual no podemos dudar, es que no seremos derrotados, si le somos fieles. Si Jesús es nuestra roca, si Él es el centro de nuestras vidas, podemos construir nuestra vida con la certeza que nada la derrumbará.
Breve meditación personal
– (Haz silencio en tu interior y pregúntate:)
1.- ¿Es Jesús lo más importante en tu vida?
2.- ¿Hay alguna otra cosa que no es Dios, que está ocupando el lugar que Dios debería tener en tu corazón?
3.- ¿Has identificado cuál es el principal enemigo que busca apartarte de Dios en este tiempo?
Acción de gracias y peticiones personales
Gracias Buen Jesús por este llamado a la conversión, que me permite disponer mejor mi corazón para tu venida esta navidad. Al estar mi vida fundada sobre Ti, Roca sólida, estaré confiado y seguro en el cumplimiento de tu Plan de Amor.
Amén.
– (Si quieres, puedes pedirle al Señor por tus intenciones).
– Reza un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria…
Consagración a María
– Pide la intercesión de María rezando esta oración:
Madre del Redentor, Virgen fecunda
puerta del Cielo
siempre abierta,
estrella del mar
ven a librar al pueblo que tropieza
y se quiere levantar.
Ante la admiración
de cielo y tierra,
engendraste a tu Santo Creador,
y permanecés siempre Virgen,
recibe el saludo del ángel Gabriel
y ten piedad de nosotros pecadores.
+ En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
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