martes, 18 de abril de 2017

¡Es #Pascua, hoy, aquí y ahora! ¡Pásalo! Santi Casanova


Es Pascua. El olor a flores, a verde, a fresca y alegre fragancia, predomina sobre el hedor de los corruptos, de los cadáveres que se agolpan en los rincones más oscuros del planeta, en los corazones de los mercaderes del Mal.

Es Pascua. La luz blanca de la luna, el fulgor dorado del sol, irrumpen con decidida fuerza a través de las rendijas del alma de cada uno de los hombres y mujeres que, incrédulos o creyentes, afrontamos cada día con la losa de la decepción acechando nuestra existencia. La luz se abre paso y la oscura tiniebla recula impresionada.

Es Pascua. Un torrente alza su enérgico rumor desde la lejanía. Las piedras, la seca tierra de nuestro amor mediocre, nuestros sueños adormecidos, aquello que queremos ser y no conseguimos, todo lo que ha ido cayendo, débil y sediento, del árbol de nuestra felicidad; se ve inundado por un agua que lo empapa todo, que revitaliza hasta la última hoja seca que brota de nuestros cansados pies de caminante.

Es Pascua. Todos aquellos que se han ido antes que nosotros y que, con su marcha, repentina, esperada, fugaz, dolorosa, nos dieron a probar el amargo trago de la pérdida; todos ellos, repican hoy campanas y sonríen en lo alto, ligeros, felices, alegres. Sus caras, reflejo mismo de Jesús, no conservan rastro de la enfermedad, ni de la tristeza, ni de la vejez. Sus ojos, chispeantes, han visto ya el rostro único del Padre, del Hijo y del Espíritu.


Es Pascua. Los tabloides, los telediarios, las redes sociales, las tertulias tempraneras de la mañana, nos traen las mismas terribles noticias de cada día pero ya ninguna es portada del mundo. Lo malo, lo sucio, la catástrofe, la desgracia… no son hoy noticia. Porque una Buena Nueva las redacta de nuevo y las libera del trágico desenlace que nos ahoga permanentemente. La esperanza irrumpe al alza en la Bolsa, marca el gol del último minuto, restituye al refugiado, al abandonado, al pobre, sana al enfermo, corrige el error y perdona el pecado.

Es Pascua. Los niños saltan y bailan. Las puertas se han abierto. El banquete está servido. Hay piñatas y globos y chuches en la mesa. Hay tarta y velas. Todo sabe a fiesta. Y el anciano se acerca porque no quiere perderse nada. Y suelta el bastón. Y se quita las gafas. Vuelve a ver de cerca la inocente felicidad del que se sabe amado sin más.

Es Pascua. Los hermanos se juntan. A veces se conocen y otras veces no, aunque se saben hermanos. Las manos, otras veces distantes y desconfiadas, se entrelazan y comparten el calor que corre por las venas de cada uno. La fraternidad vence al miedo, al racismo, al maltrato, al despiadado bullying, a la indeferencia asesina.

Es Pascua. ¡Jesucristo ha vencido! ¡Y vive entre nosotros, en nosotros, con nosotros! ¡Pásalo!



Un abrazo fraterno – @scasanovam

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