Hoy traigo una historia con varios ingredientes de enjundia y de la que podemos extraer varias enseñanzas relativas a los sacramentos, en especial la Eucaristía, la liturgia, los Padres de la Iglesia o, sobre todo, la fuerza de la gracia de Dios, que siempre supera infinitamente cualquier plan pastoral que hagamos.
Llega desde Estados Unidos y sus protagonistas son unos cristianos protestantes, pentecostales, de Arizona, que acaban de ser recibidos en la Iglesia católica. Se suele usar la expresión cruzar el Tíber para referirse a ese paso, pero en este curioso caso, los protestantes han sido recibidos en una iglesia católica de rito bizantino.
Joshua Mangel tuvo un primer contacto con el catolicismo en Seattle, cuando era un adolescente problemático y, gracias a una persona que conoció jugando a baloncesto, asistió a un curso de Biblia. Aquello le ayudó a dejar las malas compañías y a emprender el camino que le llevó a convertirse en pastor de una comunidad pentecostal de la Asamblea de Dios en Tucson. Su labor le gustaba, pero, explica, cada vez se sentía mas frustrado por los vaivenes doctrinales (ojalá sirviera de aviso para quienes promueven lo mismo en el seno de la Iglesia Católica) y lo que él denomina el “marketing eclesial”. Un día, regresando de una reunión de pastores de la que había salido bastante disgustado, se puso a escuchar unos audios católicos que un amigo le había hecho llegar (seguramente se trataría de un católico proselitista) sobre el pecado mortal con abundantes referencias a los Padres de la Iglesia y a la historia de la Iglesia. “Fue como beber agua fresca“, comenta Mangel: “Lo escuché durante dos horas y media mientras conducía de vuelta a casa, y cuando llegué mi mujer me preguntó qué tal había ido la reunión; le contesté que había sido horrible, pero que tenía que escuchar esto“.
Tras esta inesperada sacudida, los Mangels empezaron a informarse sobre otros pastores de la Asamblea de Dios que habían dado el paso hacia la Iglesia católica y también empezaron a leer a los Padres de la Iglesia: “cuando empecé a leer a los Padres de la Iglesia es cuando los sacramentos empezaron a tener sentido para mí y me di cuenta del puesto central que la Eucaristía tenía en la Iglesia primitiva“. Se dio cuenta también de que “si la Eucaristía fue establecida por Cristo, yo quería recibir al Señor“. Joshua y su mujer, Teresa, se pasaban horas durante la noche, leyendo sobre el catolicismo y comentando lo que habían aprendido.
No todo fue fácil. Pronto se percataron de que el camino que estaban emprendiendo les podía llevar a perder su trabajo y la casa en que vivían. Decidieron dejar de leer libros católicos, que guardaron en el garaje varias veces… pero al cabo de un par de semanas volvían a caer en la “tentación".
En julio del año pasado el pastor Mangel empezó a hablar a su congregación sobre la Iglesia primitiva, San Policarpo, San Justino mártir, la Didaché… Fue entonces cuando muchos de quienes le escuchaban decidieron dar el paso y unirse a la Iglesia católica. Una de ellas, Lisa Gray, que incluso se estaba preparando para ser “pastora” de la Asamblea de Dios, explica que, cuando escuchó que existían 40.000 denominaciones protestantes, pensó: “si hay 40.000 denominaciones, ¿somos nosotros parte del problema o de la solución?“.
En septiembre de 2016 Joshua Mangel anunció a su congregación que la abandonaba para hacerse catecúmeno de la Iglesia católica junto a su familia. No fueron los únicos; muchos miembros de su antiguo rebaño se le unieron. Y aquí nos topamos con otro detalle curioso de esta historia: tras consultar a un amigo, Mangel se puso en contacto con el Padre Bob Rankin, de la Iglesia católica bizantina de Santa Melania. En su primer encuentro, el padre Rankin se dejó de irenismos y en vez de explicarle la última declaración conjunta católica-protestante empezó “explicándole teología dogmática y eclesiología“. La divina liturgia de san Juan Crisóstomo propia de la iglesia bizantina jugó un papel importante en el recorrido de estos antiguos pentecostales. Al provenir del ámbito pentecostal, en el que se enfatiza la conversión y la entrega de tu vida a Cristo, la dimensión de adoración, tan presente en ese rito, les fue de mucha ayuda. Teresa Mangel lo expresa así: “estoy impactada de que Cristo nos de su verdadero Cuerpo y Sangre, en cada liturgia se me saltan las lágrimas“. El modo en que han vivido la reciente Semana Santa es también impresionante. Una antigua pentecostal, Rebecca McCloskey, explicaba sus expectativas respecto a esta primera Semana Santa católica: “reviviremos realmente la Crucifixión y la Resurrección. Será algo completamente diferente de lo que hemos vivido hasta ahora“. Y Teresa Mangel declaraba que “va a ser uno de los mejores años de nuestra vida por todas las cosas que Jesús nos ha dado… vamos a entrar realmente en su Pasión y es precioso, sorprendente: he esperado toda mi vida a recibir el Cuerpo del Señor, que entonces ni siquiera conocía“. ¡Qué ejemplo de cómo vivir intensamente la Semana Santa! ¡De cómo creer de verdad, sin rutinas, con intensidad, en la presencia real de Jesucristo en la Eucaristía!
Pues ya ven, mientras nosotros nos dedicamos a hacer declaraciones, encuentros ecuménicos y “teología creativa” (una especie de traslación de aquella famosa “contabilidad creativa” al campo teológico), el Espíritu Santo sigue soplando donde le da la gana y sorprendiendo a propios y extraños.
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