domingo, 29 de julio de 2018

NUESTRA SEÑORA FUE LA PRIMERA DEVOTA DE LA PRECIOSÍSIMA SANGRE DE CRISTO SU DIVINO HIJO


Publicado: 27 de julio 2018 06:18 PM PDT

          San Gaspar de Búfalo, fundador de los Misioneros de la Preciosísima Sangre, fomentó entre sus hijos la devoción por Nuestra Señora de la Preciosísima Sange, que representaba a la Virgen Santa con el Divino Niño sobre sus rodillas a la vez que Éste sostenía un cáliz en las manos, imagen clara del derramamiento de su Bendita Sangre por nuestra Redención.


     Mientras que el demonio, enemigo de todos los buenos, trata de hacer que la gente siga teniendo lejano el recuerdo del Amor de Dios, la devoción a la Divina Sangre nos pondrá cerca de su Divino Corazón. Si nuestra mente está siempre ocupada con el pensamiento de los misterios de su Amor, nuestros corazones podrán estar deseosos de aplicar este Amor, y lograr así que nuestros sentimientos corporales estén conscientes de nuestra propia santificación y la de los demás. Con este recuerdo del incalculable Precio de la Sangre de Jesús, por la cual hemos sido redimidos, permanecerá esta Sangre Preciosísima como sello imborrable en nosotros.

     ¡ Que grande era el deseo que Jesús tenía a lo largo de su vida mortal por derramar su Sangre por la Redención del mundo! Igualmente fue de ardiente el deseo de que todos se beneficiaran de Ella, que cada alma participara de sus infinitos Dones. Por lo tanto, nos invitó a esta Fuente de la Misericordia, diciendo: “Beban de este Cáliz”. El abrió para nosotros en su Sagrado Corazón herido cuatro fuentes, como dice San Bernardo: una fuente de la Misericordia, una fuente de la Paz, una fuente de Devoción y una fuente del Amor y llama a todas las almas a saciar su sed allí. “Si alguno tiene sed, venga a Mí y beba” (Cfr. Jn 7,37). Que, de hecho, fue la razón por la que instituyó los sacramentos que son los canales por los que las riquezas de la Preciosísima Sangre se comunican a nosotros. Esa es la razón por la que continuamente se ofrece a su Eterno Padre arriba en el Cielo. Esa es la razón por la que desea que cada día lo busquemos sin cesar. ¿Por qué Jesús ha despertado en los corazones de muchos de los fieles de nuestro tiempo esta devoción? Es sin duda por la única razón de que su Corazón, profundamente consumido por el Amor de las almas, quiere llevarlas a las Fuentes sagradas de sus Heridas y recibir allí, a través de su Sangre, las aguas de su Gracia.




     ¿Quién podrá contar todos los planes que el Corazón de Jesús tuvo el derramamiento de su adorabilísima Sangre? A través de Ella, tenía la intención de: aplacar la Divina Justicia para reconciliar a las almas con su Padre, limpiar el alma de cada pecado para que cada alma obtenga la poderosa ayuda de su Gracia; abrir para nosotros una entrada y un lugar de estancia en el bendito Cielo.

     Bienaventurados a los que se les concede beber un poco de gota de ese Cáliz amargo, que bebió Jesús por amor de nosotros hasta la última gota. La recompensa para nosotros en el Cielo es grande, la vida es muy corta. Por eso, en la elevación del Cáliz, le recomendamos nuestras almas al Padre Eterno. No debemos dejar de ofrecer el precio de nuestra Redención por la Santa Iglesia y para la salvación eterna de nuestras almas.


(San Gaspar de Búfalo)

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