domingo, 29 de julio de 2018

La riqueza de la oración del Padrenuestro explicada frase por frase

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El padrenuestro es la oración por excelencia, el resumen y modelo de toda oración cristiana y una fuente abundante de enseñanzas y consejos  


Nuestro Señor Jesucristo nos dejó la Oración del Padrenuestro cuando le preguntaron claramente:

"Señor, enséñanos a orar" (Lucas 11,1)

El Padrenuestro es, por tanto, la oración por excelencia, el resumen y modelo de toda oración cristiana y una fuente abundante de reflexiones, enseñanzas y consejos.

Rezar el padrenuestro no es cualquier cosa, como no lo es decirle a nuestra madre "te amo", "te quiero", "te extraño". No si se dice desde dentro. Nos exige ubicarnos.


Cuando rezamos oración del Padrenuestro y la rezamos con el corazón conviene tener ciertas actitudes: adoptar la posición de niños necesitados y cariñosos con un Padre que nos quiere, con humildad, disposición de alabarlo y sabiendo que unimos nuestra oración a la de Cristo y a la de todos mis hermanos.

¿Qué sucede cuando rezamos el Padrenuestro?
Te mostraremos a continuación una pequeña síntesis de cada frase pronunciada en esta bella oración para que medites y profundices en tu corazón y te haga ver, a partir de ahora, la gran riqueza que encierra el Padrenuestro

Tú que estás en el Cielo
Rezar el padrenuestro es pensar en el cielo, en el lugar que nos aguarda donde estaremos al lado de la persona que más nos ama.

Rezar el padrenuestro es detenerse de vez en cuando para gustar por un momento las palabras "que estás en el cielo", para imaginar a Dios Padre esperándonos allá arriba; es mirar hacia abajo otra vez y ver que el camino hacia el cielo es largo y escabroso y reemprender la marcha.

Santificado sea tu nombre
Rezar el padrenuestro es reflexionar un segundo en la frase "santificado sea tu nombre" para recordar lo que esto significa: ¿cuándo santifico tu nombre, Señor? santifico tu nombre cuando reconozco tu bondad y tu poder, cuando me maravillo al ver tus obras, cuando te alabo, te canto y celebro tus dones.

Es saber que no soy yo el que santifico a Dios sino que Dios es santificado en mí cuando lo reconozco, lo bendigo y obro según su voluntad.

Por otro lado ¿Cuántas veces no hemos rezado el padrenuestro? ¿Cuatro mil, diez mil, treinta mil veces? ¿Cuántas veces entonces no hemos pedido "hágase tu voluntad", "perdona como perdonamos", "venga tu reino"?

¡Imaginate pedir diez mil veces el mismo favor! Pero ¿sabemos bien lo que pedimos?

Venga a nosotros tu Reino
Cuando pedimos que venga su Reino estamos pidiendo que venga Cristo y todo su Reino, su vida, sus intereses, sus amores a mí. Que se realice el Reino en cada uno de nosotros, como expresaba Orígenes.

En otras palabras, estamos pidiendo ver, pensar, actuar y ser como Cristo y así hacer realidad sus palabras:

"El Reino de Dios está entre ustedes". (Lucas 17,21)

Hágase tu voluntad
Cuando pedimos que se haga su voluntad pedimos, en definitiva, que seamos santos porque solo sus creaturas libres, nosotros, podremos hacer la voluntad de Dios con perfección y amor, como la hizo María Santísima con su hágase. En realidad pedimos ser fuertes.

En relación esta frase "hágase tu voluntad aquí en la tierra como en el cielo" te recomiendo esta oración, una bella forma de meditar y rezar que se cumpla siempre su voluntad.

Danos el Pan de cada día
Cuando pedimos el pan lo hacemos como necesitados, como un mendigo extendiendo la mano y que pide lo indispensable para vivir: techo, alimento y vestido.

También pedimos como mendigos en el espíritu: pedimos la gracia, la Eucaristía, la Palabra de Dios y el Espíritu Santo.

Perdona nuestras ofensas
Cuando pedimos perdón pedimos libertad, liberación y paz; pedimos misericordia y comprensión y pedimos una verdadera capacidad para perdonar y olvidar: "perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos".

Esta breve oración te podrá ayudar también a alcanzar y pedir perdón.

Líbranos del mal
Y finalmente "no nos dejes caer en tentación" sino "líbranos del mal" que nos regresa a esa actitud filial y humilde.

Esto nos recuerda que tenemos tentaciones, que caemos a veces en ellas pero que tenemos a un Padre fuerte que nos puede proteger y cuidar.

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