jueves, 2 de febrero de 2017

NO HAY AMOR MÁS GRANDE…

mirando

«La medida que uséis la usarán con vosotros»

Existen diversos medicamentos y tratamientos según cada enfermedad. Pero sin una mano dulce dispuesta a servir y un corazón generoso dispuesto a amar, no creo se pueda curar esta terrible enfermedad que es la falta de amor.

Ninguno de entre nosotros tiene el derecho de condenar nada. Y eso a pesar de ver a alguien que cae sin comprender el porque. ¿No es cierto que Jesús nos invita a no juzgar? Es posible que nosotros mismos hayamos colaborado a que esas personas sean como son. Hemos de comprender que son hermanos y hermanas nuestros. Ese leproso, ese borracho, ese enfermo son nuestros hermanos porque también ellos han sido creados para un amor más grande. No deberíamos olvidarlo jamás. El mismo Jesucristo se identifica con ellos cuando dice: «Lo que hicisteis con uno de estos mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis» (Mt 25,40). Es posible que estas personas se encuentren en la calle, con falta de todo amor y de todo cuidado porque hemos rechazado ayudarles, darles nuestro cariño. Seamos mansos, infinitamente suaves con el pobre que sufre. ¡Comprendemos tan poco lo que está viviendo! Lo más difícil es no sentirse aceptado.

No hay comentarios. :

Publicar un comentario