domingo, 26 de febrero de 2017

Dom 26 Feb Homilía Octavo Domingo de Tiempo Ordinario - Ciclo A

La imagen puede contener: comida

Introducción
Con este domingo concluimos la primera parte del Tiempo Ordinario. La segunda parte la retomaremos otra vez una vez pasados los domingos de Pascua y las fiestas de la Trinidad y del Corpus.

También concluimos el Sermón de la Montaña que en distintos fragmentos hemos ido proclamando a lo largo de estas semanas. Ha sido San Mateo quien, a partir del tercer domingo de este Tiempo, nos ha ido presentando el ministerio de Jesús en su comienzo en Cafarnaúm haciendo la invitación de: “¡Convertíos!, porque está cerca el Reino de Dios”. Luego, en el cuarto domingo se proclaman las Bienaventuranzas del ese Reino y prosigue varias perícopas del Sermón del Monte.


Este domingo nos viene a poner delante de nosotros en qué Dios creemos. ¿En el que es nuestro Padre que nos quiere como una madre?, o ¿en el Ídolo inmediato del dinero, de lo temporal y, por tanto, lo perecedero? San Pablo vendrá en nuestra ayuda para decirnos lo importante es que seamos fieles, como administradores de los misterios de Dios y nos invita también a que nos dejemos juzgar por la providencia de nuestro Dios que nos ama con gran ternura. La Cuaresma, que vamos a iniciar, nos ayudara a reconocer todo esto y a poderlo celebrar en la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor.

Fr. Manuel Gutiérrez Bandera
Virgen del Camino (León)

“ Buscad sobre todo el reino de Dios y su justicia ”
Primera lectura
Lectura del libro de Isaías 49, 14-15
Sión decía:
«Me ha abandonado el Señor, 
mi dueño me ha olvidado.» 
¿Es que puede una madre olvidarse de su criatura, 
no conmoverse por el hijo de sus entrañas? 
Pues, aunque ella se olvide, yo no te olvidaré.

Salmo
Sal 61, 2-3. 6-7. 8-9ab R. Descansa sólo en Dios, alma mía.
Sólo en Dios descansa mi alma, 
porque de él viene mi salvación; 
sólo él es mi roca y mi salvación; 
mi alcázar: no vacilaré. R.

Descansa sólo en Dios, alma mía, 
porque él es mi esperanza; 
sólo él es mi roca y mi salvación, 
mi alcázar: no vacilaré. R.

De Dios viene mi salvación y mi gloria, 
él es mi roca firme, 
Dios es mi refugio. 
Pueblo suyo confiad en él, 
desahogad ante él vuestro corazón. R.

Segunda lectura
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 4, 1-5
Hermanos:

Que la gente sólo vea en nosotros servidores de Cristo y administradores de los misterios de Dios. Ahora, en un administrador, lo que se busca es que sea fiel. Para mí, lo de menos es que me pidáis cuentas vosotros o un tribunal humano; ni siquiera yo me pido cuentas. La conciencia, es verdad, no me remuerde; pero tampoco por eso quedo absuelto: mi juez es el Señor.
Así, pues, no juzguéis antes de tiempo: dejad que venga el Señor. Él iluminará lo que esconden las tinieblas y pondrá al descubierto los designios del corazón; entonces cada uno recibirá la alabanza de Dios. 

Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Mateo 6, 24-34
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
- «Nadie puede estar al servicio de dos amos. Porque despreciará a uno y querrá al otro; o, al contrario, se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero.
Por eso os digo: No estéis agobiados por la vida, pensando qué vais a comer o beber, ni por el cuerpo, pensando con qué os vais a vestir. ¿No vale más la vida que el alimento, y el cuerpo que el vestido? Mirad a los pájaros: ni siembran, ni siegan, ni almacenan y, sin embargo, vuestro Padre celestial los alimenta. ¿No valéis vosotros más que ellos?
¿Quién de vosotros, a fuerza de agobiarse, podrá añadir una hora al tiempo de su vida?
¿Por qué os agobiáis por el vestido? Fijaos como crecen los lirios del campo: ni trabajan ni hilan. Y os digo que ni Salomón, en todo su fasto, estaba vestido como uno de ellos. Pues, si a la hierba, que hoy está en el campo y mañana se quema en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más por vosotros, gente de poca fe? No andéis agobiados, pensando qué vais a comer, o qué vais a beber, o con qué os vais a vestir. Los gentiles se afanan por esas cosas. Ya sabe vuestro Padre del cielo que tenéis necesidad de todo eso.
Sobre todo buscad el reino de Dios y su justicia; lo demás se os dará por añadidura. Por tanto, no os agobiéis por el mañana, porque el mañana traerá su propio agobio. A cada día le bastan sus disgustos. »

Comentario bíblico de Fray Miguel de Burgos Núñez

También puede ver el comentario de: Fr. Gerardo Sánchez Mielgo

I. Lectura (Isaías 49,14-15): Dios y su amor como "madre"
Este poema materno sobre Sión es de mucho calado. De fondo sabemos que está la guerra, el abandono del marido, quizás, aunque no sepamos la razón. Pero el profeta quiere levantar los ánimos y los corazones. Por eso se representa a Dios como madre que sola, con sus hijos de Sión, abre sus entrañas maternas. Dios, con su amor divino, se muestra de parte de Sión: no la ha abandonado, no puede olvidarse de ella. Sión es la ciudad santa y sus hijos los hijos del Dios materno. Este es uno de los simbolismos proféticos (aunque lo podemos encontrar en Num 11,12).

Por eso mismo no deja de ser extraño que esta visión profética de Dios, como madre, no haya podido mantenerse en el judaísmo por muchas razones evidentes: la exigencia, la pureza, la santidad por encima de todo y la ley como única garantía. Para "una madre", para Dios en este caso todas esas cosas no serían nada frente al verdadero amor divino. El profeta consuela así a su pueblo en medio de la destrucción. Si queremos es una enseñanza de que los castigos de guerras no vienen de Dios de ninguna manera.

II. Lectura (1ª Corintios 4,1-5): Los evangelistas son servidores de Dios
Ya a punto de concluir el conjunto sobre la "theologia crucis" en cuanto terapia espiritual frente a las divisiones que se han podido enquistar en la comunidad, Pablo nos confiesa que él y los demás predicadores del evangelio (puede estar refiriéndose a Apolo o a algunos otros) no son otras cosa que "ministros y servidores" de Dios, del evangelio. Eso significa que quiere desmarcarse rotundamente de las divisiones, de las banderías; no quiere cubrirse de gloria y ninguno de los predicadores lo deben hacer, aunque muchas veces la gente identifica demasiado lo anunciado con el anunciador. Este es el peligro que se debe evitar por encima de todo.

Con un lenguaje recurrente a lo apocalíptico pide que por ello será juzgado y por eso no le importa el juicio que sobre él se haga por algunos, quizás mal intencionados en este debate inocuo o mal planteado en algunos círculos. Pide ser juzgado por el Señor y no por dimes y diretes de algunos. Apelando a su conciencia deja bien a las claras que todo este debate ha podido ser "una cruz" para la comunidad y cada uno debe enmendarse a conciencia, sin juicios falsos sobre los demás.


Evangelio (Mateo 6,24-34): Despegarse de lo material
El texto de Mt 6,24-34 es un conjunto de elementos que pro-ceden del "evangelio" de Q, aunque como en su caso en Lc (cf 11,34-36;16,13;12,22-32) intervienen otros factores formales y redacciones tomados del AT o revelando un estilo más propio, para mostrarnos las palabras de Jesús en la actitud y las preocupaciones del Reino que debemos tener. El texto y su significado, aceptémoslo en principio, es muy complejo y la crítica que ha suscitado a las exigencias concretas que se exponen ha dado para libros enteros de ética y de moral. En un mundo injusto, donde lo económico es casi todo, parece que no hay, para estas palabras de Jesús, o de los cristianos de Q, más que problemas éticos. La vida humana tiende a asegurarse por encima de cualquier otra cosa, pero nuestro texto propone algo que no es considerado como alternativa más que para los utópicos de este mundo, que los hay y no precisa o exclusivamente cristianos. Desde el punto de vista de un científico social estas palabras de Jesús destruirían el sistema social del mundo y no traería la justicia a los pobres.

Bien es verdad que debemos estar abiertos a toda crítica, pero el sentido de las palabras de Jesús es que no podemos vivir el mensaje del reino obsesionados por lo económico o lo material y que ello debe traer la justicia a la tierra ¿Es eso verdad? ¿Es posible? Las palabras de Jesús, con los arreglos de los itinerantes de Q que las conservaron y la vivieron, sin duda, no pierden su sentido profético y radical. ¿Estamos ante invitaciones sapienciales o escatológicas? Podríamos decir que los dos aspectos están presentes en nuestro texto. El cristianismo primitivo estuvo encandilado porque pronto vendría el final y de ahí que no podría construirse un mundo obsesionado por la riqueza, el poder o lo económico. Pero si descartáramos que esto ya no tiene sentido, porque el fin del mundo y la plenitud del Reino no han llegado, entonces estas palabras mantienen su sabor de sabiduría. Toda la preocupación por el "cuerpo", es decir, por la vida de aquí, debe estar guiada con sabiduría y prudencia.

¿Son estas palabras para pobres que desean tener lo que otros poseen? Se ha dicho que como los seguidores de Jesús, al igual que su maestro, salieron de entre los pobres y hambrientos y no poseían nada, son advertencias para ellos y se les pone el ejemplo de los lirios y los pájaros. Algunos critican que esto es bucólico, pero de ninguna manera justo. Entonces se podría creer que el movimiento del reino que Jesús suscitó empezó haciendo de la necesidad social una virtud ética, es decir, negándose a aceptar la injusticia que experimentaban como normal y aceptable incluso para Dios. Pero eso no quiere decir que por la renuncia al "reino de dominio" se presente como alternativa el "reino del empobrecimiento y la miseria". No es eso lo que se pide en estos dichos, sino en no estar trastornados con lo que los dominadores imponen injustamente. Las explicaciones que algunos han buscado en comparaciones entre el movimiento cínico y el movimiento de Jesús no tienen ya sentido. En realidad estamos hablando de palabras proféticas con todo lo que ello suscita.

Mateo, pues, nos ha presentado este catecismo del "renuncia" con todas las consecuencias para la comunidad y como uno de los signos de identidad del reino anunciado por Jesús. Es posible que podamos intuir ciertos matices de grupos que han exigido esto de una forma muy particular. Los vv. 33-34 son un colofón muy determinado y práctico: "el reino de Dios y su justicia" es una crítica al reino del de este mundo, es decir, el reino del poder y el tener y de la injusticia. La renuncia a todo esto para el futuro, para el mañana, no es simplemente una afirmación del "hoy" exclusivamente (aunque suene a sapiencial); el mañana traerá su afán. Los planes para el futuro no están descartados, pues la urgencia del reino ya está presente y debemos saber vivirlo e incluso esperarlo para el futuro. Es verdad que la trivialización de estos dichos ha dado para críticas al pensamiento cristiano. Pero debemos decir que, por encima de esas críticas, el ser humano de hoy, tan "planificado", necesita la alternativa de lo real, de lo armonioso, de los lirios del campo y de las aves de cielo. Necesita experimentar que hay planes que no están en nuestras manos y que confiar en la "Providencia", aunque sin la actitud de las manos cruzadas, es irrenunciable en la verdadera vida cristiana.


Fray Miguel de Burgos Núñez
Lector y Doctor en Teología. Licenciado en Sagrada Escritura
Enviar comentario al autor/a


No hay comentarios. :

Publicar un comentario