Meditaciones opcionales
Persevera en las siguientes tres meditaciones si te sientes llamado a hacerlo. Pueden presentar contenidos difíciles, pero comprenderlos profundamente proporcionará una base esencial para reflexiones posteriores sobre el perdón, la misericordia y la unión con Dios. Saltarse estas meditaciones fundamentales es como construir una casa sin cimientos. Al final, la casa se derrumbará. Lo mismo ocurre con la vida espiritual. Sin un conocimiento profundo de tu pecado, muerte, juicio y la posibilidad del infierno, no puedes avanzar hacia la redención y la nueva vida.
Formato para la Hora Santa
Muerte
Pocas personas reflexionan regularmente sobre la realidad de que algún día morirán. Pero cuanto mayor te vuelves, más fácil te resulta hacerlo. Tómate un momento para pensar en esa humillante verdad. (Reflexión silenciosa)
Cuando comparas la duración de esta vida con la eternidad, es como comparar un átomo con todo el Universo creado. Sin embargo, muchas veces puedes vivir como si esta vida (este “átomo”) fuera todo lo que tienes, cuando en cambio Dios te ha concedido toda una eternidad. Quizás no comprendas que esta vida no es más que una preparación para la eternidad. Es inmensamente breve en comparación con la vida eterna que aguarda. ¿Qué tan bien te estás preparando?
Tu eternidad la vivirás en el Cielo o en el Infierno. Cualquiera de las dos es una posibilidad real dependiendo de lo que creas y de las decisiones que tomes. Pero antes de mirar a la eternidad, mire la puerta de entrada a la eternidad: la muerte. ¿Qué día morirás? ¿Será pronto? ¿Será dentro de muchos años? Pocas personas reflexionan sobre la muerte porque, para la mayoría, la muerte está muy lejos. Pero no saber cuándo morirás es una mala excusa para no reflexionar sobre ello con anticipación esperanzada. Puede que sea pronto, puede que sea más tarde, pero el día llegará para todos nosotros. Haz una nueva pausa para pensar en el día de tu muerte. Intenta imaginar cómo será. (Reflexión silenciosa)
Cuando mueras, tu destino eterno quedará establecido. Imagínese en su lecho de muerte mirando hacia atrás, repasando su vida y enfrentando su entrada pendiente a la eternidad. ¿En ese momento te arrepentirás? Si es así, ¿cuáles serán? ¿O estarás en paz, lleno de gratitud por las muchas decisiones que tomaste y la gracia que recibiste? (Reflexión silenciosa)
Cuando mueras, ¿desearías ganar más dinero, ser más popular, lograr mayor reconocimiento, tener más educación, etc.? Ojalá no. (Reflexión silenciosa)
Cuando mueras, ¿te arrepentirás de no haber amado más? ¿No pasar más tiempo con la familia? ¿No perdonar? ¿Vivir una vida autoindulgente? ¿Guardar rencor, ser cruel, deshonesto, etc.? (Reflexión silenciosa)
Cuando mueras, ¿te llenarás de gratitud por haber vivido esta vida preparándote para la eternidad? ¿Que buscaste la virtud con todo tu corazón? ¿Que oraste fervientemente, diariamente y durante toda tu vida? ¿Que buscaste diariamente perdonar, reconciliar, mostrar compasión y misericordia, tratar a los demás con la mayor bondad y respeto, buscar la voluntad de Dios con todas tus fuerzas, etc.? Ojalá todo lo anterior.
La muerte lo cambia todo. Es la puerta de entrada a la eternidad. Pero vuestra eternidad está preparada por ahora. Decídete a vivir para ese momento de tu muerte y prepárate para ello con todo tu corazón, de modo que cuando te encuentres a las puertas de la muerte, lo hagas con gran confianza, esperanza y anticipación de las grandes cosas que te esperan. Haga su resolución personal ahora. (Reflexión silenciosa)
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